<•> Capítulo ochenta y cuatro <•>

5.7K 655 244
                                    

 

°

°

Hola, mi corazones llenitos de amor.❤️ ¿Cómo están?

Vengo acá, a dejarles actualización, mi amores. ¿Y adivinen qué? Disfruten de los últimos momentos bellos que le quedan a la historia, porque pronto aparecerá un personaje cuyo nombre comienza con F y acabará con la paz de nuestros bellos alemanes.😤

También vengo a decir que actualicé mis otras historias, y he publicado una nueva. Se llama Café con Dulce Amor. Corran a leerla porque estará buenísima.😻

En fin, bellos y bellas. Disfruten, voten... ¡Y se me lavan bien las manos! ¡Los amo!❤️

°

°

Mis manos se cerraron con fuerza. Miré a los tipos marcharse rápidamente en la camioneta, y por fin pude soltar el aire que tenía retenido. La tensión no me dejaba respirar con tranquilidad.

—Señor... —me volteé y Sylvio estaba en la puerta, asomándose solamente un poco—. ¿Qué quería ese muchacho?

—Nada, sólo quiere mudarse al residencial —dije, ingresando a la casa—. Preguntó mi opinión acerca de cómo es la zona.

—Qué miedo —susurró—. Este lugar es muy tranquilo, espero que no venga a meterse cualquiera y arruinarlo con... cosas raras —yo solamente asentí, e ingresamos ambos a la casa.

Todos estaban de los más contentos con el embarazo de mi hermana. Si debía tratar algo de toda esa peligrosa situación, que fuera después. No debía arruinarle la felicidad a Kay.

Mis ojos fueron directamente a encontrarse con mi medio hermano. Él estaba tranquilo, poniendo atención a lo que decían los demás. Desde un principio ese tipo no me daba buena espina. Era obvio que sospechaba de él, primeramente.

—Karim —lo llamé. Él me volvió a ver, alzando las cejas.

—¿Qué? —preguntó extrañado.

—Ven conmigo un momento —comencé a subir las escaleras, dirigiéndome al despacho. Karim venía detrás mío, sin decir una sola palabra—. Cierra la puerta, por favor.

Esperé a qué que hiciera caso mientras yo me sentaba en la mesa.

—¿Qué pasa? Me das miedo, estúpido. Tienes una cara, qué Dios mío...

—Voy a ser muy claro contigo —hablé tajante. Alcé la mirada y tambaleé mis pies un rato—, y espero que tú también lo seas conmigo. Es... Lo mínimo que espero, realmente.

Él sólo me miraba con atención. Su lenguaje corporal me hacía ver qué estaba nervioso, además, ya estaba aprendiendo a interpretarle sus modos de reacción. Se había vuelto un chicle caliente. Pegajoso y molesto con su hermano mayor.

—Últimamente he estado recibiendo amenazas, Karim —sus ojos claros se abrieron en grande, formando una expresión que diría como: "No puedo creerlo".—. ¿Te acuerdas del robo de mi auto? En el que Caleb resultó herido...

—Ya que lo recuerdo, ha sido hace nada de tiempo.

—Pues esos tipos, lo que le robaron el auto a Caleb... Me estaban buscando a mí, y a Vincent.

—Dios mío... —exclamó, tapándose la boca con la mano.

—Alguien acaba de venir a buscarme. Y me dijo claramente que cuidara de mi espalda. Que alguien de mi familia me podía traicionar. Vaya advertencia —comenté finalmente.

Perfecta ImperFecciÓnWhere stories live. Discover now