Capítulo 5

89.2K 7.4K 1.4K
                                    

—¡Qué diablos! —dijo Max al ver a la chica entrar hecha una tromba

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡Qué diablos! —dijo Max al ver a la chica entrar hecha una tromba.

   Parker se puso de pie y Hurs lo miró.

—¿Quién te crees para entrar así? —dijo Melina poniéndose de pie—. Toca antes de entrar.

—¿Tocar? —dijo la chica—. ¿Yo? ¿Lydia Petrova? ¡Yo no le toco la puerta ni a Dios!

   La vieron caminar hacia Parker que esperaba estoico.

—Tú —dijo señalándolo con un dedo que él intentó quitar tomando su mano y que fue recibido con un manotazo.

   Parker sonrió.

—No me toques —dijo.

—He tocado más que tu mano, cariño —respondió.

—Porque yo he querido, cariño —respondió—. A mí no me toca ningún pulgoso sin consentimiento, pero vamos a hablar algo muy muy clarito…

—¡Fuera de esta oficina! —dijo Melina.

—¡Tú te callas! —gritó la pelinegra—. No sé por qué me estás hablando, lagartona. No deberías ni siquiera mirarme.

—¡Jesucristo! —dijo Max—. Debí traer dinero para las frituras. Esto está buenísimo.

—Estoy así —dijo Maddox haciendo una seña con su pulgar e índice— de un paro cardiorespiratorio. Esto no lo vemos todos los días.

—Señorita —dijo Hurs con ese encanto que le caracterizaba.

   Lydia le miró y le dio una sonrisa amable.

—Ya viene la Cuaresma —dijo y ella frunció el ceño—. Comer carne es malo y no es por provocarlo pero temo por la integridad de ese pobre salmón.

   Señaló a Parker que contenía la risa.

   El gesto de Hurs hizo reír a la chica que solo negó.

—Es una ventaja entonces el que yo sea atea, la Cuaresma no me afecta —dijo con una sonrisa encantadora.

—Siendo así, proceda con sus costumbres carnívoras en Cuaresma —dijo Maddox—. En este casino se respeta la diversidad.

—Faltaba más —dijo Max.

—Que agradables sujetos —dijo ella antes de girarse a Parker y hablar—. Voy a ir a mi auto que está justo frente a la puerta del casino.

   Hablaba con una calma que no los engañaba.

—Tienes exactamente cinco minutos para salir y aclarar lo de anoche o te juro que te voy a montar tal escándalo que te van a doler las rodillas de tanto suplicar —dijo con una media sonrisa.

   Se dio la vuelta antes de pasar frente a las cuatro personas restantes que la miraron atónitos.

—Amable —dijo Hurs.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Where stories live. Discover now