Capítulo 20

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Los siguientes días Hurs se la pasó dando vueltas en su casa sin poder pensar en otra cosa que no fuera el asunto de Scarlett, cuando iba al trabajo se le olvidaba un poco, sobre todo porque sus amigos habían dejado las burlas de por medio pero al...

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Los siguientes días Hurs se la pasó dando vueltas en su casa sin poder pensar en otra cosa que no fuera el asunto de Scarlett, cuando iba al trabajo se le olvidaba un poco, sobre todo porque sus amigos habían dejado las burlas de por medio pero al volver a casa, en la soledad de su departamento constantemente se acordaba de ella.

Estaba claro que ella tenía parte de razón en eso, una llamada no le habría costado nada pero también él creía que tenía la razón sobre querer guardar cosas. Ellos no eran novios, no debía importar lo que el otro hiciera pero lo peor de todo es que sí le importaba.

A veces tenía ganas de hablarle a Brooke y preguntarle sobre su hermana.

Cuando se la encontraba en el casino deseaba hablar con ella y preguntarle si Scarlett estaba bien pero algo le detenía y aunque muchas veces quiso hacerlo no se atrevió.

Miles de cosas pasaron por su cabeza, la primera y la que más fuerte resonaba era que él no tenía la culpa, tenía derecho a guardar silencio sobre lo que quisiera simple y sencillamente porque no era su novia pero algo en su interior le hacía pensar todo el tiempo en Scarlett y en buscarla.

Ella por su parte no le había buscado ni daba indicios de que quisiera hacerlo, lo que lo tenía aún más mortificado.

Caminó hasta el despacho de Parker donde lo encontró sumido en sus pensamientos, mirando las fotos que tanto lo atormentaban.

Se sentó a su lado y miró a la chica que figuraba en la que sostenía en sus manos.

-Es bonita -dijo sacando a su amigo de sus pensamientos.

Parker le miró en el mismo momento en que Melina entraba a la oficina.

-Pero es una maldita -dijo apretando los dientes-. No importa cuán bella sea, es como las serpientes, maldita y traicionera.

-Pero la quisiste -dijo Hurs-. Tienes una hija con ella.

-No importa si la quise o no, no importa lo que nos una -dijo apretando los dientes-. La muy perra se va a arrepentir.

Hurs no dijo nada solo observó a su amigo hablar con tanto odio a que temió por su salud emocional.

Miró a Melina que le sonrió con tristeza, ella no era diferente. Llevaba dos años buscando al culpable de sus emociones y estaba seguro de que cuando lo encontrará el infierno no alcanzaría para que él sufriera lo suficiente.

—Mejor hablemos de cosas importantes —dijo Parker guardando todo en una caja de madera—. ¿No piensas ir por tu Bestia?

La sonrisa cínica de Parker lo hizo reír a tres de verlo y hacer un gesto cansado.

—No sé qué hacer. —Se sinceró—. Pienso que no hice nada malo y a la vez pienso que sí. No sé me siento un crío colegial.

Hizo un gesto de desagrado y escuchó a Melina reír.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Where stories live. Discover now