Capítulo 13

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Hurs siguió a Maddox hasta su departamento donde apenas tuvo tiempo se arregló la ropa y el cabello

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Hurs siguió a Maddox hasta su departamento donde apenas tuvo tiempo se arregló la ropa y el cabello.

   Cuando pudo sentarse en el sofá de Maddox ya estaba pulcro como siempre.

   Sentía las miradas de su amigo y aunque deseaba de todo corazón que no hiciera comentarios y mejor aún que no le dijera nada a los otros sabía que no pasaría, y no se equivocó.

   Max y Parker asomaban unos minutos después con una mirada especulativa.

—Buenas tardes, noches, madrugadas o lo que sea que sean para ustedes —dijo un divertido Max—. Espero que haya suficiente bebida que he traído frituras.

—Ya llegué bellezas —dijo Parker con su peculiar andar.

   No llevaba nada en las mano por lo que Maddox lo miró.

—Se suponía que vendrías trayendo algo para comer —dijo mirándolo con reproche—. Has venido sin nada. ¿Nunca pueden hacer algo bien?

—Me baja el tonito señorita —articuló Parker señalándolo con el dedo—. He pedido a domicilio comida, la suficiente para rellenar cada agujero sagrado que tengas, si no te has dado cuenta soy un hombre inteligente, más que los tres juntos y el dinero sirve para hacer aquello que no queremos hacer, como por ejemplo pasar a comprar así que lo he pedido.

—Yo compré frituras —dijo Max levantando las bolsas.

   Parker sacó un dulce de su bolsillo y se lo lanzó.

—Lo has hecho bien, cariño —dijo mientras le palmeaba la cabeza y caminaba rumbo a la mesa de la cocina.

—¿Por qué estamos haciendo esto? —dijo Hurs—. Desde que doña Maddox ya tienen a su carcelaria no nos habíamos reunido así.

   El timbre volvió a sonar y Max se puso de pie para recibir a Melina que entró con un vestido bastante ajustado y provocativo que atrajo la mirada de los cuatro.

—Buenas noches caballeros —dijo dando un guiño a Max.

   Este la abrazó y dejó un beso en su mejilla al igual que Max y Hurs.

   Se acercó a Parker que la tomó de la cintura y la sentó sobre sus piernas.

   Maddox recibió el paquete y lo metió al refrigerador.

—¿No van a decirme? —preguntó Hurs.

—Es más imbécil de lo que creemos —dijo Max—. En fin, hay que comprenderlo.

—Hoy cumple años un idiota —dijo Maddox—. 30 de hecho.

   Hurs sonrió al darse cuenta de que tenía tantas preocupaciones que no había recordado su propio cumpleaños.

—Lo siento —dijo sorprendido—. No lo había recordado.

   Melina se acercó a darle un abrazo y después le entregó un paquete que sacó de su bolso.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt