Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino para el que no hay más futuro que envejecer haciendo lo que sabe y dejar atrás aquello por lo que fue desterrado; sin embargo, los pecados de...
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—No creo que quiera un festejo —dijo Max.
—No le vamos a preguntar —dijo Maddox—. Aún falta mucho pero conociendo lo mucho que hay que organizar en una fiesta para Parker pues tenemos poco tiempo.
—Le gustan los chocolates amargos —dijo Hurs—. Quizás podamos buscar los mejores.
—Todo tiene que ser amargo como él —dijo Maddox—. Ya saben lo dulce lo empalaga.
—Dios, me preguntó si Melina y él se agarran a escobazos y así se demuestran cariño —dijo Hurs—. No veo a Parker jamás dando una muestra de afecto.
—Supongo que en privado son diferentes —dijo Maddox—. Quiero pensar eso.
—No lo sé pero me imagino que sí Parker un día se casa lo hará con una de esas chicas que escupe en la calle y camina como hombre —dijo Max—. Algo así como Tronchatoro pero joven.
Los tres comenzaron a reírse solo imaginarse la situación y después comenzaron a planear el asunto de su cumpleaños.
—Tal vez debamos buscar algo diferente —dijo Maddox—. Le gustan las cosas excéntricas. Un espectáculo no le vendría mal.
—Cuando dicen un espectáculo excéntrico me imagino algo así como personas con cabeza de cerdo, tres ojos, dos cabezas, no se esas cosas raras de la naturaleza —dijo Max—. En fin, si a Parker le excita ver mujeres de dos cabezas, quién soy yo para negarle el placer.
Empezó a reír seguido de sus amigos que no dejaron de verlo imaginando la situación hasta que de nuevo Parker volvió, esta vez con el cabello castaño como debería ser en sus horas de trabajo y riendo de algo que Melina decía.
La sostenía de la cintura y una vez cruzó la puerta se sentó con ella a su lado.
—¿Siguen en el chisme bellezas? —dijo Parker—. En fin pueden tomar sus lugares en el casino que está por iniciar sus actividades de esta noche.
Los amigos se despidieron y finalmente tomaron su camino hacia el casino mientras veían a Melina ir tras ellos.
—¿Por qué nunca son románticos? —preguntó Hurs.
—Querido, hoy Parker está romántico —dijo sorprendiéndonos y bajando las escaleras antes que ellos.
Se dispersaron y cada quien hizo su trabajo en la noche.
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Las siguientes semanas se fueron tan rápido que ya solo faltaban un poco más de un mes para la boda de su amigo y ya empezaban a planear la despedida en secreto aunque Melina estaba siendo la mente maestra junto a Parker pero todos participaban.
Esa mañana había visto a Scarlett y visitado un especialista para valorarla. Los resultados estarían en unos días y él confiaba en que todo estaría bien. Pasó todo el día con ella y toda la tarde mientras estaban en su departamento donde por supuesto había hecho el amor como locos.
