Hurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino para el que no hay más futuro que envejecer haciendo lo que sabe y dejar atrás aquello por lo que fue desterrado; sin embargo, los pecados de...
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Scarlett esperaba sentada en la pequeña cafetería a que su hermana volviera después de ordenar en la barra.
En cuanto escuchó que se sentó a su lado y percibió su aroma, sonrió.
—Así que tuvieron una pelea —dijo tomando su mano para darle un vaso con un té helado—. No sabía que tenías una relación con él.
—No tengo una relación —dijo ella con rapidez—, pero no me gusta que me ignoren y él lo hizo. En una semana no fue capaz de decirme en un mensaje o llamada que no quería verme.
—Pero si no son novios por qué te enfadas —dijo su hermana a punto de reír.
—Por que me gusta —respondió mientras Brooke sonreía—. Me gusta de verdad, al principio no, pero es lindo cuando lo conoces y divertido. Me hace reír y olvidar mi condición.
—Bueno, pues quizás estuvo ocupado —dijo a punto de reír ante lo que imaginaban eran celos.
—Si lo estuvo no le costaba nada decírmelo hace un rato pero no, prefirió hacerse el ofendido —dijo sin más.
—¿Entonces tu arrebato se debe a los celos? —preguntó Brooke—. Hacía tanto que no te veía tan bravucona.
—Sí, se debe a los celos —aceptó—. Soy celosa y no voy a negarlo y dado que no veo me gusta tener el control de las cosas que me rodean directamente. No es malo, pero no está de más que me diga.
—¿Qué tipo de relación tienen? —preguntó con curiosidad.
Scarlett se removió incómoda durante unos minutos antes de responder.
—¿No crees que es hora de irnos? —Cambió el tema—. Hemos estado fuera de casa desde que me sacaron de ahí.
—Ya no eres virgen —dijo Brooke llevándose la mano a la boca sorprendida.
—¿No me digas que te asusta? —respondió a medio reír—. Pues una relación de sexo, eso teníamos pero estoy enfadada y justo ahora no quiero ni verlo.
—¿No crees que estás siendo injusta? —dijo Brooke—. No sé lo que le haya pasado pero hizo que Maddox dejara de pasar tiempo conmigo para apoyarlo, creo que la estaba pasando mal.
—Tal vez sí —dijo sin más—, pero no le costaba nada decirme.
—Pero no crees que lo que hiciste estuvo mal —dijo Brooke—. Darle celos.
—Igual no le importó —dijo sin agregar—. Si le importara ya te habría llamado para saber pero no lo ha hecho, lo que significa que le da igual.
—Puedes hablarle tú —añadió.
—No —puntualizó con determinación—. Yo no voy a llamarle ni pedirle nada, que me llame él.
—¿Y si no lo hace?
—Me quitó el nombre si no —concretó.
Se puso de pie para ir al sanitario junto a su hermana pero de ella hablaba por teléfono.
