Capítulo 30

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Hurs miró a sus amigos bebiendo y sonrió agradecido porque sabía que ellos estaban tratando de no hacerlo pensar en nada que le recordara todo el asunto de Scarlett y que al menos esa noche no sufriera

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Hurs miró a sus amigos bebiendo y sonrió agradecido porque sabía que ellos estaban tratando de no hacerlo pensar en nada que le recordara todo el asunto de Scarlett y que al menos esa noche no sufriera. Ya al siguiente día tendría que pensar de nuevo en eso, pero seguramente ellos de nuevo estarían ahí.

—Gracias —dijo teniendo la atención de sus amigos—. No sé qué haría sin ustedes.

—Si alguna vez necesito de ustedes sé que estarán ahí —dijo Max—. Somos hermanos.

—Así es —dijo Maddox.

—Concuerdo —añadió Parker—. Max se cayó mucho de bebé pero es hermano al fin y al cabo, qué más da, hay que quererlo aún así.

—Imbécil —dijo el aludido—. Me caí de chiquito pero soy el mas sexi y conquistó muchas mujeres.

—Que triste debe ser aspirar solo a eso —dijo con sarcasmo—. Prometo decirle a mi hija que inicie una cadena de oración para salvar el poco cerebro que te queda.

   Maddox estalló en carcajadas al escucharlo.

—Yo mejor no hablo o la princesa empezará a desquitarse conmigo —dijo entre risas.

—Claro, los siervos son para eso, para servir y divertir a los monarcas —dijo y Maddox hizo un gesto de fastidio—. Tú por ejemplo eres mi plebeyo favorito, me divierte mucho tu telenovela. Una verdadera comedia.

—Deja te pido una botella, te la has ganado —dijo Hurs mirando a Parker.

—Gracias, pero la tuya me conmueve, ni las tragedias de Shakespeare tenían tanto drama —dijo bebiendo de su copa.

   Los tres estallaron en carcajadas antes de que él hiciera lo mismo.

—Igual voy a quererlas siempre —dijo tocando la mejilla de Max—. Son mis trillizas favoritas.

—Nosotros también te queremos, ricitos —dijo Max—. Estoy deseando la llegada de tu demonio.

—No lo verás —dijo divertido—. Perseo llegará antes a volarte la cabeza y ambas.

   Maddox comenzó a ahogarse de risa mientras veía las luces apagarse por completo y después se encendían unas luces muy tenues.

—Este es mi numero favorito —dijo Max.

—¿Es la hora de los travestis? —preguntó Parker—. Hurs debió traer su pene de hule y prestárselo a Max.

—Cómprale uno —dijo Maddox—. Deja de ser un tacaño.

—Temo que lo tome en el hocico y se exhiba por el casino pensando que es una mordedera —dijo haciendo que Max estallara en carcajadas.

—Voy a disfrutar cuando te llegue tu hora —dijo Max.

—Mientras tanto inclínate marginal —dijo con una media sonrisa—. Es más explícame qué es lo que viene de show ahora que han apagado las luces.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu