Capítulo 22

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Apenas se puso de pie Scarlett pidió que la bajara y pataleó tanto que terminó por lograrlo pero no lo soltó

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Apenas se puso de pie Scarlett pidió que la bajara y pataleó tanto que terminó por lograrlo pero no lo soltó.

   Lo besó entregándose por completo a la pasión que Hurs despertaba en ella y que nunca antes había sentido por nadie. Le quitó la camisa con desesperación mientras ambos emprendían el camino hacia la habitación sin dejar de besarse.

   Ella caminaba hacia atrás mientras él la sostenía y le quitaba el cinturón lanzándolo por ahí.

   Él hizo lo mismo arrancando su ropa a tirones y dejando la ropa esparcida por toda la sala hasta la habitación donde una vez entraron arrancó sin más la única prenda que lo separaba de ella.

  Él solo tenía puesto el pantalón y la ropa interior.

  Los zapatos se los había sacado en el camino al igual que los calcetines.

  Se quitó lo que quedaba de la ropa mientras ella reía y se acomodaba en la cama esperando por él.

  La escuchó dar un grito cuando los truenos y la lluvia se desató de la nada como siempre en un clima como el de ellos.

   Hurs completamente desnudo se colocó caminó hacia la mesilla de noche de dónde tomó un preservativo y se lo colocó sin más.

—Creo que hoy voy a saltarme las conquistas y palabrería —dijo jalándola hasta la mitad de la cama—. Me has tenido varios días siéndote infiel con mi mano.

   Scarlett comenzó a reír al escucharlo y lo abrazo dejando besos por su rostro, besos que sirvieron para dejar a la bestia en calma y hacer de Hurs el chico romántico.

  Calmó un poco sus ansias y dejó que ella le acariciara con pericia y con tranquilidad.

   Siempre había sido como un caballo desbocado, intranquilo y brioso pero de alguna manera ella sabía siempre ponerlo en calma o alterarlo aún más.

  Lo invitó a que se recostara sobre la cama mientras ella se colocaba sobre él a horcajadas ayudada por Hurs.

   Scarlett le sonrió y lo beso suavemente mientras Hurs se mentalizaba para esperar a que ella decidiera empezar aunque él ya estaba más que listo.

   La pasión entre ambos era innegable también inocultable a ojos de todos.

   Hurs estaba seguro de que tenía a la mujer más bella del mundo, no importaba si alguien más creía lo contrario, para él la chica frente a sus ojos era una belleza irrepetible y etérea.

   Observó su cuerpo desnudo y lo recorrió con la mirada y más aún cuando ella se conducía y movía con seguridad, como si supiera que la hambrienta mirada de Hurs fuera suficiente para hacerla sentir especial y hermosa.

  Lo besó nuevamente mientras la entrepierna de Hurs amenazaba con seguir sus instintos y no soportar más tomándola ahí mismo y sin preámbulos.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora