El enfado de Scarlett se hizo humo en el momento en que Hurs la besó.
Antaño había proclamado que los hombres celosos y posesivos no le agradaban pero por alguna razón le gustaba que él la disputara aunque fuera con un contendiente ficticio y producto de su imaginación. Le gustaba saber que Hurs la quería para sí mismo.
Se dejó envolver por sus brazos y dejó que la levantara para llevarla a dónde quisiera, aunque hubiera querido que le arrancara la ropa ahí mismo la realidad fue otra. Hurs solo la llevó al sofá y se sentó en él llevándola consigo para poder tener acceso completo.
La tocó y acarició como quiso sin obtener resistencia, al contrario se dejó hacer y mejor aún se mostró cooperativa.
Ella misma se atrevió a desabotonar su camisa y abrirla un poco colando las manos dentro de ella para palpar la piel de Hurs.
Le gustaba sentir cada uno de sus músculos, juguetear con los vellos de su pecho e incluso sabotear su piel.
La respiración de Hurs se volvió un poco errática mientras ella se acomodaba mejor para colocarse a horcajadas sobre él con su ayuda y mientras apretaba su trasero con descaro sin dejar de besarla.
Debía admitir que disfrutaba por completo cuando ella se mostraba atrevida.
Scarlett tenía una personalidad intrépida incluso en la cama y a él le fascinaba verla desinhibirse y dejarse seducir al mismo tiempo que seducía.
La vio moverse atrás y adelante sobre él mientras atacaba su cuello a besos y acariciaba su pecho dejándolo completamente abatido y sin esperanza alguna de comportarse.
Sonrió extasiado y sin poder pensar con claridad mientras miraba al techo con la cabeza echada sobre el respaldo del sofá y ella se apoderaban por completo de su voluntad y lo deshacía a besos y caricias.
Colocó las manos en su cadera y recorrió con las palmas el trasero de Scarlett mientras ella recorría con sus manos hasta su cinturón.
—Preciosa, para —dijo colocando sus manos en la cintura y tratando de calmarse—. Por mucho que desee desnudarte justo ahora creo que es mejor que tranquilicemos nuestras hormonas y hablemos.
Scarlett cerró los ojos unos segundos antes de suspirar y asentir.
Intentó bajarse del cuerpo de Hurs.
—Dije que vamos a hablar y yo puedo hablar cómodamente con tu trasero sobre mi regazo —dijo sin pudor—. Es más después de que hablemos ya no voy a poder hablar con tu trasero desnudo sobre mi regazo igual de desnudo pero justo ahora no me molesta.
Ella comenzó a reír sin poder contenerse ante las originales provocaciones de Hurs.
Había olvidado su molestia con él y ese momento solo quería hablar y resolverlo todo.
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DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)
RomanceHurs Waldorf, la bestia, como muchos lo llaman no es mas que un peleador salvaje y regenteador de un casino para el que no hay más futuro que envejecer haciendo lo que sabe y dejar atrás aquello por lo que fue desterrado; sin embargo, los pecados de...