Capítulo 7

83.7K 7.8K 1.5K
                                    

—¿Quién es usted? —dijo Scarlett, asustada y tratando de aspirar reconociendo en aroma pero entre el fuerte olor a cigarro y el ruido exagerado no lograba ni sentir el aroma ni escuchar bien

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Quién es usted? —dijo Scarlett, asustada y tratando de aspirar reconociendo en aroma pero entre el fuerte olor a cigarro y el ruido exagerado no lograba ni sentir el aroma ni escuchar bien.

—Hurs —musitó pero se distrajo al ver a su amigo trayendo a Brooke de la muñeca.

—¡Nos vamos ahora mismo! —dijo mientras Hurs miró al sujeto en el suelo limpiando su labio.

  Rió imaginando que Maddox lo había derribado de un solo golpe, después de todo había un mundo de masa muscular de diferencia.   

—Puedes quedarte a divertir —dijo Maddox con ironía mirando a Megan—. Ellas dos se van ahora mismo con nosotros.

  Hurs tomó a Scarlett del brazo que tironeaba del agarre mientras su amigo batallaba peor con su noviecilla.

  Salieron del lugar y lo agradeció dado que de cualquier forma los habrían echado. Una rayita más al tigre se dijo Hurs.

  Afuera Brooke peleaba con Maddox que parecía furioso y ella no estaba mejor.

—¿Podrías llevar a la niña a su casa? —dijo Maddox hablando de Scarlett—. Brooke y yo tenemos un pequeño desacuerdo que arreglar.

—Mi hermana no irá a ningún lado con él —dijo una enfadada Brooke, pero Hurs ya tomaba un taxi arrastrando a la chica con él.

    La joven tironeaba de su agarre y no subía al taxi.

—Voy a llevarte a casa —susurró para calmarla—. No te haré daño. Solo debes calmarte.

    Scarlett debió reconocerlo porque guardó silencio unos segundos antes de volver a hablar.

—¿Por qué me dio el dinero? —preguntó—. ¿Por qué hizo eso?

—De otra manera no lo habrías conservado —respondió pero se dió cuenta de que el taxista avanzaba sin rumbo—. Podría dejarnos en…

—No quiero ir a casa —interrumpió la chica—. Hacía mucho que no salía y no quiero volver aún.

—¿Quieres ir a algún lugar en especial? —preguntó pero ella no respondió.

   Hurs miró al taxista antes de hablar. Le dio la dirección de su departamento y el hombre asintió sin más volviendo sobre la avenida para llevarlos a su destino.

  Una vez lo hizo bajaron del auto y él la ayudó a caminar hasta la entrada.  

   Sabía que ella no podía ver pero la terraza hasta el final del edificio era una vista espléndida de la ciudad y a esa hora casi nadie estaba ahí.

   La llevó al elevador hasta el último piso y la guió hasta la azotea del edificio donde abrió la puerta para hacerla entrar al mundo floral que los dueños del condominio habían hecho.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Where stories live. Discover now