Capítulo 8. "Tenemos un enemigo en común"

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(Editado)

Noviembre 12 de 2018.

Cassey.

Me he quedado sin uñas.

Sí, los nervios me están matando, llevo cuarenta minutos en la incertidumbre y tengo hambre. Me han cambiado de habitación, ahora estoy encerrada en una mucho más grande, ubicada en un pasillo sin salida, esta mansión es un puto laberinto. Ya busqué en toda la alcoba cualquier cosa que me sea útil para salir de aquí, pero no encontré nada. Debo resignarme a quedarme aquí y trazar un plan elaborado para salir, pero si encuentro la oportunidad perfecta, escaparé de una vez.

Tres golpes en la puerta me hacen sentarme en el colchón, no respondo. La madera se desliza hacia adentro, abriéndose. Bonnie me sonríe tranquila.

- Hola, niña – saluda feliz –. Me alegro que te sacaran del sótano – camina con una bandeja llena de comida en las manos –, te he traído el almuerzo.

- ¿Es de tarde? – pregunto confundida, nunca sé qué hora es aquí – Ya te extrañaba – le sonrío agradecida.

- El señor Damián ha estado como loco – susurra, acercándose a mí. Me tenso, todo lo relacionado con él me pone nerviosa, me altera y me tensa –, está molesto con su padre por haberla maltratado.

Su padre no puede golpearme, ¿Pero él puede intimidarme? ¿Qué está mal con este chico?

Le sonrío a Bonnie con la boca cerrada y comienzo a comer lo que me ha traído. Decido no hablar mucho esta vez, no necesito averiguar toda la vida de Damián para escapar de aquí, aunque la curiosidad pica dentro de mí.

- ¿Sabes por qué Damián estuvo fuera de casa? - pregunto, ignorando mis pensamientos.

- Fue a visitar a su tía al psiquiátrico, está en Italia por eso tardó tanto - sonrío satisfecha al obtener información. Bonnie es muy buena conmigo.

- Gracias - murmuro -, tenía curiosidad - confienzo.

Bonnie me sonríe con tranquilidad, su presencia me llena de calma. Ella espera a que devore hasta el último bocado antes de tomar la bandeja e irse nuevamente.

Sola otra vez.

Me levanto con cuidado haciendo una mueca, cada vez siento más dolor, espero y Rico me de otra dosis de calmantes. Camino hacia el baño y cepillo mis dientes. Acerco mi rostro al espejo y hago otra mueca. Mi pómulo derecho comienza a verse morado, mi labio está inflamado y con un color violeta alrededor. Los golpes están mostrando sus efectos.

Salgo del baño y me quedo petrificada en la puerta. Mis manos comienzan a sudar y trago grueso ante la presencia de Damián. No puedo definir su rostro, pero la silueta de su cuerpo lo delata.

- Eres la jodida hija de Víctor Jones – suelta Damián, sentado en la cama – he secuestrado a la maldita hija del jefe del FBI de América – susurra con los puños cerrados.

No respondo, es mejor que no hable, últimamente mi lengua ha estado bastante suelta. Me quedo de pie, mirándolo. Volteo a ver la puerta de la habitación, está cerrada, pero desde esta distancia no logro ver si está con llave o no.

- Cassey a secas – levanta la mirada y me estudia, está molesto –, no quisiste decir tu apellido – se aleja de la cama –, sabes defenderte bastante bien – camina hacia mí – y eres una puta manipuladora.

- ¿Cuándo te he manipulado? – hablo, desafiándolo – Tú me haz secuestrado sin motivo alguno – señalo enfadada –, me han golpeado, me han electrocutado, me han cortado – levanto mi mano vendada – y me han jodido más la vista – lo enfrento – ¿Y soy una manipuladora? Vaya, cariño, entonces estás más ciego que yo.

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