Capítulo 48. "Mismos ojos"

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Enero 7 del 2019.

Cassey.

- ¿Cuánto falta? – pregunta Nathan.

- Según el GPS faltan diez minutos – respondo.

- Estoy ansioso – Nathan exhala y mira alrededor –. Si es una trampa, estamos cavando nuestra propia tumba.

- Quizás debimos traer a Vanko...

- Hiciste mucho con involucrarnos, gatita – Damián me sonríe.

- Tiene razón – Nathan concuerda –, por una vez no hiciste una estupidez.

- ¡Oh, cállate!

La dirección de Richard está a media hora de la ciudad. Parece que nos dirigimos a una casa de campo o algo parecido, porque lo único que se ve en todo el camino son áreas verdes.

Estoy nerviosa. Estamos corriendo un gran riesgo y realmente estoy ansiosa. Si hay una manada de hombres esperándonos, estamos fritos. No tengo los dones de Tale para acabar con una gran cantidad de personas a la vez; Aunque Damián metió todo un arsenal de armas en la maletera del auto, así que al menos tendremos con que defendernos.

Una casa de campo nos recibe al cruzar el letrero de bienvenidos. Damián se detiene a una distancia prudente de la casa. Los tres nos miramos indecisos. Exhalo tomando valentía y marco el número de Richard, el cual contesta al tercer tono.

- Estoy aquí – digo.

- Entra a la casa – dice antes de colgar.

A la madre.

- ¿Qué dijo? – Damián me observa.

- Que entre a la casa – los miro preocupada.

- ¿Sola? – pregunta Nathan.

- Se supone que debía venir sola, Nathan.

- Pero no lo hiciste – dice Damián –, así que entraremos todos.

- ¡¿Qué?! ¿Pero qué clase de plan suicida es ese? – pregunto alterada.

- Todo irá bien, gatita – Damián chequea las municiones de su glock 43 –. Tengo tres calmantes encima, si ese tal Richard intenta algo, no le haré gran cosa. Así que entraremos todos.

- Nada de eso, gato – Nathan golpea su frente –. Regla número 68: En una misión grupal, nunca se debe entrar acompañado a la boca del lobo.

- ¿Y quién inventó esas reglas? – Damián carga la glock 43.

- El FBI – respondemos.

- ¿Entonces su plan es que Cassey entre sola? – pregunta indignado – Mi respuesta es un rotundo no.

- Utiliza el cerebro de loco que tienes, gato – Natha golpea su frente –. Entraremos todos.

Damián y yo volteamos a verlo de inmediato.

- ¡¿Pero qué dices, tío?! – pronuncio en un perfecto español – Acabas de sugerir lo mismo que Damián, estúpido.

- No – Nathan sonríe –. Yo exijo que entremos todos, Gato simplemente lo sugirió.

- ¿Por qué le dices gato a Damián? – frunzo el ceño.

- Por lo mismo que él te dice gata a ti, ambos son unos salvajes – Nathan baja del carro.

- Maldita sea – digo, bajándome.

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