Capítulo 20. "Quebrada"

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(Editado)

Diciembre 7 del 2018.

Cassey.

Maldita sea.

Una ola de dolor corre por cada nervio de mi cuerpo, haciéndome gruñir mientras mis músculos se tensan. Santa mierda. Intento moverme y fracaso en el intento. Mi cuerpo se siente pesado, tanto que me es difícil mover cualquier miembro, mi garganta quema, para pasar saliva es un infierno. Intento moverme un poco y mis músculos inferiores se contraen.

- Mierda – gimo en puro dolor.

Mi intimidad se siente explotada y ni hablar de mi trasero. Todo, absolutamente todo duele. Mi cabeza comienza a palpitar, recordándome el gran golpe que recibí.

¿Cuánto ha pasado? ¿Dos días?

Lloriqueo muerta de dolor.

Abro los ojos desorientada. Un malestar se instala en mi cara, siento calor e hinchazón alrededor de mis ojos. Exhalo mientras tiemblo con fuerza. El frío de Londrés se cuela por alguna ventana. Poco a poco cada sentido de mi cuerpo despierta y la pesadilla comienza. Los recuerdos golpean mi mente y una arcada nace en la boca de mi estómago, para posteriormente vomitar en el suelo.

Sigo en este jodido lugar.

Me doy un rápido vistazo y vuelvo a vomitar.

Tengo crema viscosa y blanca por todo el cuerpo, el olor que percibo es simplemente repugnante. Vomito saliva, otra vez. Los espasmos y temblores se apoderan de mi cuerpo, mientras las lágrimas salen de mis ojos. Me enderezo y apoyo mi cabeza contra la pared, recojo mis piernas y hundo mi cabeza en ellas.

Gimo adolorida.

Los recuerdos atacan sin piedad alguna y maldito sea mi padre. Antes de caer en la locura y el shock, practico las inhalaciones que aprendí para estas situaciones y tranquilizo mi pulso. El malestar vuelve a hacer acto de presencia, pero mucho más intenso que antes. Un mareo azota mi cuerpo, descomponiéndome aún más. Oh, mierda. Apoyo mis brazos en la pared y tomo impulso, levantándome con lentitud.

La luz interrumpe por la ventana, bajo la mirada para ver mis brazos y la respiración se escapa de mis labios. Jodido infierno. Hay moretones por todo mi cuerpo: en mis pechos, piernas y abdomen. Rápidamente, llevo las manos a mi cuello para verificar algún daño. Una punzada de dolor me eriza la piel, no hay presión, pero el simple contacto de las yemas de mis dedos contra mi piel me duele demasiado.

Marcada.

Sucia.

Violada.

Me inclino y vomito nuevamente, expulso saliva mientras otra sacudida impacta mi cuerpo. Un mareo aún más intenso se instala en mi visión, las luces se mezclan a tal punto de convertirse en flashes coloridos. Camino a tropezones hasta la puerta y me importa una mierda estar desnuda. Mi cerebro se encuentra tan apagado que de milagro sé lo que hago.

El frío mata mi piel, los temblores aumentan, haciendo que mis labios se quiebren por el roce de mis dientes al castañear. Camino por el pasillo y no me sorprende ver una bata al final del corredor.

Tomo la bata y la paso por mis hombros, es sin mangas así que el frío sigue adueñándose de mí. Camino, temblando hasta una puerta. Apoyo mi cuerpo en ella y la abro, entrecierro los ojos hacia el cuerpo hecho bolita en una esquina, pero los cierro con fuerza cuando las luces se mezclan nuevamente.

- ¿Cass? – escucho la voz de Annie en algún lado – ¡Mierda! ¡¿Qué carajos te ha pasado?! – unos brazos toman mis hombros y por acto reflejo me aparto incómoda – ¡Estás ardiendo en fiebre! Santa jodida mierda.

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