Capítulo 22. "Tu padres es hombre muerto"

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Diciembre 7 del 2018.

Cassey.

- Y esto, – inyecta una pequeña aguja en mi vena – debería eliminar el dolor – pasa el líquido de la inyección lentamente –. Debes aplicarte esta crema – toma un objeto mediano en sus manos, mostrándomelo – en todo el cuerpo para amortiguar el dolor de los golpes; – toma un recipiente más pequeño – este lo aplicas en tus partes íntimas, en unas cuantas semanas estarás lista, hermosa.

- Gracias, Rico – sonrío de lado con el termómetro entre mis dientes.

- La fiebre ya bajó – saca el termómetro de mi boca y presiona su mano en mi frente –. Bien, haré pasar a todos sino te molesta.

- Tranquilo – me abrazo a las sabanas de la camilla, me siento cansada, y muy dopada –. Por alguna razón, siempre me dejas al borde de estar drogada.

Él ríe, camina hacia la puerta y la abre. Un tumulto de personas cae al piso, levanto una ceja.

- Vaya, – silba mi doctor – ¿Saben que el cuarto tiene paredes insonorizadas? – la pelirroja se coloca de pie bufando.

- Pedazos de imbéciles – camina hacia Rico, para luego besar sus labios –. Siempre te verás caliente en tu uniforme – le guiña un ojo, da media vuelta para caminar hacia mí – ¿Cómo vas, pequeña? –. Toma asiento en el borde de la camilla.

- Estoy muy dopada – sonrío –. Bastante cuerda, la fiebre y el dolor solo me hacían delirar – intento distinguir a las personas que comienzan a levantarse del suelo – ¿Annie? – pregunto achicando mis ojos.

- ¡Aquí! – veo un brazo levantarse sobre los demás, mi castaña favorita corre hacia mi camilla, sube en ella y me abraza –. No sabes el susto de muerte que me diste, Cass, – besa mi frente – juro por Dios que ahora sí lo mato y no digas que no puedo, Cassey Jones, – me señala con un dedo – me quedaré con estos desalmados si es necesario.

- Ann, – llamo divertida – tranquila.

- ¡Y una mierda, Cassey! ¡¿No ves lo que te han hecho?! – golpea la camilla – ¡Oh no, cariño, solo espera que vea a ese infeliz! ¡Conocerá la furia de Annie Brown!

La rubia se acerca hacia nosotras y se sienta en el otro borde de la camilla, toma mi mano y le presiona suavemente.

- Cariño, debes contarnos absolutamente todo, – pide Bella – creo que perdí la cuenta de cuantas veces terminé en una camilla por la misma situación – me sonríe comprensiva.

¿Qué?

¿Misma situación?

¡Mierda!

¿Bella fue violada?

- No es un secreto para ninguno, Cass, – añade volviendo a presionar mi mano – debes decirnos, así podremos hacer justicia, nada de miedos.

- No tengo miedo – le corto –. Estoy cuerda, sé cuántos dedos tiene mi mano y no hay una cebra hablándome.

Un aplauso capta nuestra atención.

- Bien, chicos, – Rico quita su bata de sus hombros, quedando solo en uniforme – los hice entrar para darles el diagnóstico.

- ¿No te molesta? – Annie me observa.

- Creo que todos me vieron en uno de mis peores momentos – bufo – estuve tres horas con Rico en este habitación, recibiendo una gran charla psicológica y cumpliendo un procedimiento médico, – sonrío – la verdad, me da igual si saben o no el diagnóstico, de todas manera diré el nombre del culpable y me ayudarán a destruirlo.

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