Capítulo 11. "Demon y Rico"

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(Editado)

Noviembre 15 del 2018

Cassey.

Dos disparos.

Dos balas.

Una herida.

- ¡¿Qué carajos está mal contigo?! – me grita el pelinegro, sosteniendo con una mano su hombro, ahí fue donde se aseguró la bala.

No le presto atención, miro a Damián impresionada, él está bien, la bala dió en la pared. El chico llamado Demon falló, pero dudo mucho que haya fallado adrede, estoy casi segura que esa bala tenía fecha y hora para el chico tatuado.

Damián reacciona y camina hacia Demon furioso, el intruso levanta la pistola y no duda.

¡Bum!

- ¡Perra! - gruñe molesto.

Disparé otra vez.

Una bala.

Dos heridas.

Esta vez observo como su mano suelta la pistola y comienza a sangrar, Damián lo toma por el cuello y lo estampa contra la pared.

- Querías matarme – afirma Damián.

- ¿Cómo crees? – pregunta consternado – No intentaba matarte, primo.

¿Primo?

- ¡Y una mierda! – lo empuja fuertemente, estrellándolo contra el muro – ¡Traidor! – está molesto - ¿No te cansas de causar problemas?

- No, Damián – comenta tranquilo –, estás siendo afectado por tu condición, no busques un culpable donde no lo hay. No disparé, fue la chica – susurra bajo.

¿Qué?

¡¿Qué?!

Lo observo confundida. Este chico entra y me ve apuntándole a Damián, para luego aprovecharse y dispararle; yo le disparo al que pudo haber sido mi otro boleto de escape y luego él intenta disparar otra vez a mi secuestrador y yo nuevamente vuelvo a presionar el gatillo. Ahora este chico actúa como si no fuera cierto, e intenta culparme.

¿Qué demonios?

Camino decidida hacia ellos, Damián me observa por el rabillo del ojo, lo aparto sutilmente y me enfrento al chico llamado Demon.

- A ver, idiota – escupo –, deja de querer jugar al manipulador – presiono mi dedo contra su pecho –. Tú eres el asco y basura humana, no intentes llenarme de tus problemas. Por lo que veo ustedes comparten sangre y genes, y tú, bazofia, intentaste matar a Damián en un momento de distracción – lo observo molesta –. De paso que me quieres inculpar, no asumes tus mierdas.

Me volteo molesta y miro a Damián, el cual me analiza con impresión en sus rostro y creo distinguir orgullo en sus ojos claros.

- Yo no hice nada– miro sus ojos con rabia.

- Lo sé – susurra, mirándome –, lo sé muy bien, gatita – me guiña un ojo y toma su teléfono del bolsillo, colocándolo en su oreja izquierda –. Necesito que subas a mi cuarto ahora mismo – cuelga.

Damián toma mi cintura y me desplaza hacia un lado de manera delicada. Luego, enfrenta al intruso manipulador que está sangrando.

- Primero los Ferrec y ahora esto – gruñe –. Ya no soy manipulable, primo.

Camino hacia el armario y tomo varias toallas, sin preguntar si debo o no. Me regreso hacia ellos y coloco las telas en sus dos heridas. Ninguna de las balas salieron, así que necesitará intervención. No quiero cargar con la culpa de una muerte, no gracias. El chico me observa desconcertado y enarca una ceja.

- No me veas así – advierto molesta –, no pienso cargar con una muerte, así que asegúrate de no desangrarte – envuelvo sus heridas y me coloco junto a Damián.

La puerta se abre de golpe y Rico entra preocupado.

- Me has dado un susto – dice agitado – te escuchabas realmen... – se calla automáticamente al ver al chico – Oh, mierda.

- Sí, oh, mierda – gruñe Demon.

- ¿Qué haces aquí? - la mandíbula de Rico tensa - ¿Tú hiciste explotar la bomba? ¿Acaso estás demente? – pregunta molesto, sacando su arma.

- Silencio – sentencia Damián –, te llamé para que lo cures – Rico voltea hacia él anonadado.

- ¿Te has vuelto loco? – habla impactado – No, no, no – se niega –. No me metan en sus líos, ya tuve suficiente de este cabrón de mierda, por mí que se muera de una jodida vez. Si no muere desangrado, lo mato yo.

- Rico – Damián lo mira con algo de impaciencia -, te estoy pidiendo que por favor cures a Demon – hace una mueca lastimera –. Cass fue quien presionó el gatillo.

- Oh, mierda – vuelve a decir –. Jodida sea la hora en que presionaste el gatillo, Cassey – camina hacia mí –. No sabes cuánto deseo la muerte de este imbécil – bufa, pasando una mano por su cabello rubio –. Está bien, dile a Ian que suba mis cosas, no puedo creer que voy a hacer esto.

- Vaya, que caritativo – murmura Demon y sin previo aviso un puño se estampa en su mandíbula, haciendo que choque bruscamente contra la pared. Jadeo de la impresión y siento una mano tomar mi brazo, alejándome de ellos.

- Vuelve a hablar y juro que no tendré piedad contigo – Rico toma el cuello de su camisa y lo estrella contra la pared –. Sólo estoy salvando tu asqueroso trasero por Damián, por mí puedes irte hoy mismo al infierno, jodido cabrón.

Me acerco a Damián, mientras observo la situación. Hay mucha tensión entre Demon y Rico, el ambiente entre ellos es denso y pesado.

¿De qué rayos me perdí?

- Tengo curiosidad – susurro, robándole una sonrisa al castaño que está a mi lado.

- Claro que la tienes – responde igual de bajo –. Hace varios años Demon hizo cosas realmente estúpidas, engañó a los Giordanos y tuvo serios problemas con la familia de Violetta – murmura en mi oído, observando como Rico vuelve a golpear a Demon.

- ¿La familia de Violetta? – pregunto – Escuché que es hija de un mafioso poderoso de Francia – cotilleo interesada.

- ¿Eso escuchaste, gatita? – pregunta divertido.

No me da tiempo de responder porque la puerta se vuelve a abrir y el rubio menor se hace presente deteniéndose en la entrada.

- ¿Qué carajos? – pregunta al ver la escena – ¿Desde cuándo salvamos a Demon?

- Desde que Cassey le disparó – responde Damián – No es que sea de mi total agrado salvarle el trasero a mi primo, cuando fue él quien intentó matarme.

Silencio.

Un golpe seco, luego otro y otro.

Ian trota hacia su hermano y lo separa del primo con instintos asesinos.

- Ya, vale – habla Ian – hay que salvarlo no matarlo, Rico – intenta hacerlo entrar en razón.

- Tú no eres el que debe ayudarlo, hermano – mueve sus hombros bruscamente, escapándose de los brazos de Ian – bien, cómo sea, pásenme mi botiquín – extiende su brazo resignado.


Quizás los sorprenda pronto, un beso. 

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-Littlerdxx

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Editado. 2021

K.

RaptadaWhere stories live. Discover now