Capítulo 32. "Aborto"

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Diciembre 20 del 2018.

Cassey.

Mi boca quema – ¿Qué pasó? –. Muevo un poco mi brazo para tocar mis labios, automáticamente siento una serie de cables en mi brazo. Abro los ojos confundida, una tenue luz golpea mi débil córnea – joder –. Distingo un sofá a un costado, y una persona sobre el.

Frunzo el ceño desorientada, no tengo mis lentes. No puedo distinguir quién está sentado en el sofá. Enfoco mejor los colores alrededor, es de noche, o al menos eso parece. Hago el esfuerzo de hablar, pero, salen pequeños balbuceos sin sentido, mi boca duele.

Poco a poco recuerdo todo, logrando impacientarme más. La persona que duerme en el sofá no parece hacer ningún movimiento – bufo –. Intento hablar otra vez un poco más alto.

- Hola – mi voz se escucha algo ronca, el sabor de mi aliento es mentolado.

¿Qué?

Coloco una mano dentro de mi boca, siento algo acolchado.

- No – una segunda voz me impide seguir curioseando.

La poca luz que se aprecia en la habitación, me impide ver al dueño de la voz. Observo silenciosamente el sofá, viendo como el extraño se mueve, para luego levantarse. Camina hacia mi camilla y solo cuando presiona sus labios con los míos, sé que es Damián.

- ¿Qué pasó? – pregunto cuando toma mi mano – ¿Qué hora es?

- 4:13 A.M – responde en voz baja.

- ¿Esto es un hospital? – señalo la habitación.

- Clínica – corrige –, es la clínica de Rico.

- ¿Rico tiene una clínica? – frunzo el ceño, estos chicos están llenos de secretos.

- Sí – afirma –. Cada uno estudió algo, Cass – se burla –. No somos niños mimados, – alzo una ceja y él voltea los ojos – bueno, quizás Violetta si lo es un poco.

Sonrío divertida. Violetta es algo mimada, eso es cierto.

- ¿Ella está bien? – mis ojos conectan con los suyos.

- Sí – desvía por un segundo la mirada –, ella está bien.

- ¿Qué está mal? ¿Le pasó algo a Nathan? – al parecer mi corazón se acelera, la pequeña máquina que controla mis signos vitales comienza a hacer ruidos raros – ¿Es Adam?

Sus ojos me miran serio, se aparta un poco de mí y bufa.

- No – su voz firme me sobresalta –, nada le ocurrió a Nathan, ni a ese imbécil llamado Adam – pasa sus dos manos por todo su rostro, está molesto –. Perdiste mucha sangre – suelta atípico –. Nathan tuvo que donar un litro – mi boca se abre impresionada, no pensé que perdiera tanta.

- ¿Todo eso por la herida en mi boca? – caigo en cuenta de que perdí un diente, maldición.

- No – otra vez una respuesta seca y amarga.

- ¿No?

- No – niega –. Rico te operó de emergencia – suelta sorprendiéndome.

- ¿Qué? – susurro algo preocupada.

- Estaba – hace una mueca con su boca –. Tenías un – vuelve a fruncir el ceño –. Bueno, quiero decir que – mira el techo frustrado.

Lo observo por unos segundos.

¿Qué quiere decir? ¿Qué tenía?

Damián me observa frustrado, se acerca rápidamente hacia mí, toma mi rostro delicadamente entre sus manos, pega su frente con la mía, exhala lentamente, me está colocando nerviosa. Sus ojos cafés conectan con los míos, trago grueso esperando lo peor. Él se aproxima hacia mi boca, deposita un beso delicado, solo junta nuestros labios, no los mueve, es solo un simple contacto que me derrite de ternura, deja de presionar mis labios para besar mi frente.

RaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora