CAPITULO 4 - LA FAMILIA VALACHI

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4.-CAPITULO
"La familia Valachi"

-¡Emma! ¡Has llegado! – la alegre voz de mi prima, de mi mejor amiga, relaja mi cuerpo y lo llena con su contagiosa felicidad.
-¡Alex! – pronuncio su nombre envolviéndolo en una genuina placidez que ayuda a la tensión en mi cuerpo. Aun así, ella nota que algo ocurre y lanza una de sus típicas miradas inquisidoras al soltarse del abrazo.
-Dime qué necesitas para sentirte cómoda y será tuyo. –propone aún alegre, pero manteniéndose alerta a mis reacciones. De seguro piensa que mi actual tensión se debe a la sesión de fotos, por nunca haber sido fotografiada de forma preprofesional, y en parte es así, pero en gran medida, se debe a la misteriosa modelo de ojos verdes. -¿Emma? –vuelve a llamar mi atención.
A estas alturas ya no hay vuelta atrás. Alex sabe cómo convencerme, siempre lo ha sabido. Logra persuadirme para hacer cada una de sus locas ideas, tan locas como yo posando en una sesión de fotos. Su excusa, mi destreza para la escalada en roca libre.
Alex fue persistente. Debía ser ésta sesión, debía ser éste día.
"Que de algo valgan las canas que me has provocado con tus peligrosas excursiones" –Expuso Alex dos semanas atrás al tratar de convencerme para realizar la sesión de fotos luego de acompañarme durante una tarde de montañismo. Con una extraña insistencia logró convencerme.
-Me gustaría ver el vestuario –murmuro aun escéptica con la idea, más si es un vestuario que muestre mis brazos dañados.

(...)

Observo el moderno reloj colgado y calculo que he estado sentada durante más de una hora mientras los estilistas arreglan desde las uñas de los pies hasta las cejas y pestañas de mis ojos.
-Te ves hermosa. –exclama una de las estilistas antes de dejarme sola. Alzo la vista hacía el espejo que cubre la muralla y observo la imagen de un ceño fruncido sobre pequeños ojos azules rodeados de maquillaje.
Levanto la mano para tocar mi cabello rojizo peinado y quedo sorprendida por lo suave que se siente entre mis dedos. Inspecciono el reflejo, cada detalle, cada peca en mi rostro hasta llegar a mi brazo derecho aun enrojecido.
-Están listos para ti preciosa – En un rápido movimiento, bajo la manga del vestido victoriano –Te puedo llevar al Estudio, ¿Te parece? –propone muy consciente  de mi estado nervioso. Asiento con la cabeza y la sigo por los pasillos.
Con cada paso mis nervios van aumentando, aprieto sin pensar mi muñeca derecha, pero al darme cuenta , la suelto y me concentro en no tropezar con la falda del largo vestido.
El Estudio donde se llevará a cabo la sesión de fotos tiene un increíble columpio que cuelga desde el techo adornado de flores, enredaderas verdes y cordeles.
-Solo diviértete, niña –dice el fotógrafos en la sala. Veo a mi alrededor y noto agradecida que solo hay dos de ellos.
Trato de sonreír, pero todo mi atención está en el columpio. Ahora entiendo por qué Alex ha insistido en que participe de la campaña.  Miro hacia mi prima y ella guiña el ojo con una sonrisa cómplice y entusiasta.
Levanto el vestido y las zapatillas Convers amarillas salen a la vista. El fotógrafo sonríe pues sabe que no es parte del vestuario de la sesión.
-¿Puedo hacer lo que quiera? – le pregunto. Los dos hombres sonríen y el fotógrafo principal asiente. Camino hacía el Set blanco y enfrento el columpio.
Trato de visualizar la foto como lo haría un fotógrafo, no como una modelo siendo fotografiada. Modelo. La modelo de antes. ¡Maldición!
¡Piensa en los marcos de fotos!, en las ráfagas de posibilidades, de movimientos continuos. Un buen ángulo seria colgarme de sólo una de las cuerdas y abarcar el espacio entre ambas con las piernas. El espacio de seguro se verá increíble con cualquier fondo que decidan usar.
Me acerco y tomo con mi mano izquierda una de las cuerdas para impulsarme y subir sobre el asiento de madera. Una vez arriba, agarro la cuerda derecha para volver a impulsarme hacía arriba, y en un rápido movimiento, volteo el asiento para hacer un nudo que me permita sostener mis pies.
No es fácil con el vestido victoriano, pero las zapatillas ayudan bastante, sin mencionar la familiaridad con la que mis músculos responden a cada orden, casi como si de una roca estuviese trepando.
-Sabía que sería sencillo para ti –exclama feliz mi prima. El fotógrafo ríe y los disparos inician. Las luces de los reflectores se sintonizan con las sombras de cada uno de mis movimientos.
Pasan los minutos y las posiciones van cambiando de forma natural.  En mi mente, sé que es la misma idea a cuando jugábamos con Alex en el patio para evitar lo que ocurría al interior de mi casa, solo que esta  vez, no estoy evitando a mi madre, sino a aquella modelo con el mismo color de ojos.
-Lo estás haciendo perfecto. –anuncia Alex. Su voz llama mi atención y doy un giro quedando parcialmente de frente a la cámara .
Noto que ya no somos sólo nosotros tres, si no que otros dos fotógrafos están frente a mí con sus cámaras, y para mi sorpresa, en una de las esquinas más alejadas de la sala, está ella. La modelo de ojos verdes. Su figura envuelta en una bata blanca  deja una de sus piernas al descubierto. Siento un nuevo y extraño apretón en mi pecho.
Cuando sus ojos verdes se topan con los míos, el cortocircuito neuronal regresa y pierdo el equilibrio. Alcanzo a tomar una de las cuerdas con mi mano derecha y el ardor por el brusco movimiento logra calmar mi ansiedad. Regreso a ella y noto que Alex también la está mirando, creo que espera a que haga algo, pero al no hacerlo, Alex se acerca, comparten un par de palabras, la modelo niega y luego se retira del Estudio. Mi prima parece confundida.
Frustrada, decido desenredar los pies y girar por última vez de forma rápida para que el vestido flote y haga un movimiento que espero alguno de los fotógrafos capte.
-Ya tenemos suficiente – anuncia Alex como si nada. Mira hacia el fotógrafo y él le devuelve la sonrisa, es una sonrisa coqueta.
Me desenredo de las cuerdas del columpio y bajo con cuidado al suelo. Siento los músculos agarrotados producto de las complicadas posiciones..
-¿Cómo te sientes? – me pregunta uno de los fotógrafos que estuvo desde un principio.
-Agarrotada.
-Tenemos mucho material. Estuviste estupenda. –De inmediato, trato de sacarme el vestido, pero no logro desabrocharme los botones de más arriba.
-Espera a que lleguemos a los vestidores –me reprocha Alex.
-Nos gustaría que te quedaras un rato mientras revisamos el material, por si debemos hacer algún cambio de último minuto –señala el fotógrafo. Yo asiento con la cabeza, para nada dispuesta, pero la mirada persuasiva de Alex termina por convencerme. El fotógrafo lo nota y le guiña el ojo.
-Hay una cafetería donde podrás encontrar algo para comer si quieres –sugiere con una gran sonrisa para animarme.

TRAS LAS HUELLAS DE SU NOMBRE - (Girl x Girl)Where stories live. Discover now