CAPITULO 39.- "Utilicé la más despreciable información"

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CAPITULO 39.-

"Utilicé la más despreciable información"

-Pero debo hacerlo – dice al dejar un suave beso en mi frente.

Aun si crea que he avanzado en mis inseguridades, hay rastros de mi personalidad que siempre estarán muy presentes en mi vida, y en este caso, es el abandono y el rechazo.

Mi madre me abandonó. Me dejó sola para enfrentar el mundo. ¿Lena hará lo mismo?

-No es por falta de ganas. -murmura al notar el temblor en mis labios. -Deseo tanto tenerte desnuda. Tenerte lo más cerca que nuestros cuerpos nos los permitan. -Ahora el temblor me recorre por completo al escuchar el ronco tono de su voz. -Pero quiero hacerlo mientras sepas todo... Que sepas a quién te entregas.

-¿Hay más? – pregunto confundida. Ella asiente. -¿Puede esperar a mañana?

No quiero arruinar el momento, aun si debo seguir en la ignorancia. Quizás pueda aplazarlo, disfrutar a Lena, disfrutar una normalidad que sé en cualquier instante nos arrebataran.

-¿Aceptarás dormir en la segunda habitación? -pregunta con una sonrisa traviesa. -No podré contenerme si duermes en mi cama. -agrega regresando a aquel ronco tono de voz. Asiento insegura y ya ideando planes para escabullirme. -No puedes hacer trampa Emma -se apresura a decir. ¡Maldición!

El resto de la tarde transcurrió en una deliciosa y extraña armonía. El tiempo pareció haberse detenido, y lo único que delató la hora fue la obscuridad de la habitación.

Lena me tiene abrazada a su cuerpo, con la vista fija en los ventanales. Sus piernas se entrelazan con las mías bajo una gruesa manta. Los cojines del sillón amortiguan nuestro peso. Es una sensación de placidez, de tranquilidad, de sentirme segura y protegida. Nunca me he sentido así con alguien.

-¿Tienes hambre? -pregunta luego de dejar un beso sobre mi cabello. Mi estomago ruge en respuesta y dos risas se mezclan. -Prepararé la cena. -trato de evitar que se mueva, pero mi estomago vuelve a protestar.

Lena prende un parlante y la suave voz de Adele la acompaña al ordenar lo que usará para cocinar. La escena me parece tan... Normal. Tan cotidiana, como si toda la vida la hubiese tenido frente de mi moviendo sus manos al compás de la música, sacando platos, ordenando la mesa.

-Podría acostumbrarme a esto -murmuro. Lena levanta la vista y me sonríe.

La cena fue pasta acompañada de una ligera plática. Había -como dicen- un elefante blanco bajo la mesa que ambas estábamos evitando. Lena parecía afligida y sin saber si iniciar o no la conversación que le pedí postergar.

Luego de tantas semanas tratando de averiguar qué está sucediendo, y ahora que puedo saberlo, le pido postergarlo.

¿Qué está mal contigo?

El celular de Lena suena, y antes de cancelar la llamada, veo el nombre de "Lex" en la pantalla. De una u otra forma, la realidad nos golpea, nos impide seguir pretendiendo que podemos vivir en una constante burbuja.

-Eso te pidió, ¿verdad? -Le pregunto en un hilo de voz. -Conseguir su libertad por medio de mi tío, por medio del padre de Alex. – Lena me observa muy quieta ante el brusco cambio.

Parece que la conversación no se postergará.

-Tu padre necesita dinero para su campaña y yo se lo di. A cambio, él me entregó una información para disuadir a tu tío.

-Mi padre haría todo por su carrera política. La prefirió a mi madre, la prefirió a mí. No me sorprende que haya traicionado a su propio hermano para lograrlo. -Lena hace una mueca. Una mezcla de disgusto, resignación y entendimiento.

-Venimos de familias disfuncionales -murmura. -Cuando te veo, reconozco ese sufrimiento que solo los padres pueden crear en nosotros. Es un sufrimiento tan único, tan incomparable a cualquier otro. Lo vi en tus ojos ese primer día en el estudio de Alex.

Sus palabras quedan suspendidas entre ambas. Cada afirmación con su realidad envuelta.

-Cuéntame de tu infancia. -le pido en tono bajo. -Solo si quieres.

Los rasgos de Lena denotan calma, como si hubiese ya aceptado su pasado.

-Contigo me atrevo a revivirlo. -toma mí mano y me guía de regreso al sillon. Nos acomodamos una frente a la otra compartiendo la manta. -Que la única hija de Lex Valachi heredera el negocio familiar pareció ser el camino más obvio la mayor parte de mi vida. –comienza diciendo. -No te imaginas lo que vi, lo que presencié bajo el pretexto de aprender sobre el Narcotráfico. – Hago pequeños círculos con mi dedo índice en su mano en un intento por reconfortarla. -Cuando estuve en la Universidad, entendí que para evitar el mundo de las drogas, el submundo oculto de mi padre, debía ser una persona pública, vender su privacidad para que fuese imposible trabar en el Narcotráfico. Y lo logré. Los siguientes tres años fueron una carrera por alcanzar la fama y evitar caer en el negocio familiar, evitar que mi padre me reclutara. Odié cada momento, odié cada anuncio. Oliver y Sara me ayudaron, estuvieron ambos para mi. Hasta que me transformé en una asesina y lo perdí todo.

-No me iré. -repito lo que en mi interior resuena con fuerza.

-Deberías -sentencia con voz firme. -Maté a Sara, recurrí a un Narcotraficante para encubrirlo, me desviví en drogas, utilicé a Alex, utilice a tu padre, utilice la más despreciable información para extorsionar a un juez...

-Lena...

-No lo entiendes Emma. -Me interrumpe y se levanta del sillón. -Cuando mi padre pidió que llevara a cabo su plan para sacarlo de la cárcel, para extorsionar a tu tío, me entregó ....

-¡Lena! -Esta vez la interrumpo yo. -No me importa. No me importa -repito varias veces.

Ya nada importa...

Me levanto, me acerco a ella, acerco su rostro al mío y la beso con ferocidad, con todo lo que siento. Necesito que entienda. Necesito que se deje llevar.

-¿Estas segura? -me pregunta entre jadeos.

-Por completo.

¿Se dejará llevar?

TRAS LAS HUELLAS DE SU NOMBRE - (Girl x Girl)Where stories live. Discover now