CAPITULO 42.- The Next Morning

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CAPITULO 42.-

The Next Morning

POV Emma

(Point Of View Emma Farrell)

*Seguirá así.

Lena yace a mi lado con los ojos cerrados, manteniendo un suave roce de sus dedos en mi espalda dibujando mándalas eternos y relajantes. Un suspiro se escapa de entre mis labios ante la embriagadora sensación.

-¿Estás bien? –me pregunta entreabriendo los ojos. La observo atenta, su rostro, pestañas, labios enrojecidos producto de besos apasionados.

Más...

La excitación vuelve a crecer, y sin meditarlo, subo a su cuerpo dejando mi torso expuesto a sus deseosos ojos.

-La energía de los jóvenes. –murmura con una sonrisa.

(...)

Cuando abro lo ojos, la noche ha sido reemplazada por la fuerte luz del sol peleando por hacer presencia.

Me incorporo sobre la cama y observo a mi alrededor. La habitación de Lena es amplia, moderna y minimalista. Lo que más sorprende, es la increíble vista enmarcada por ventanales completos dejando ver el mar, llanuras verdes y acantilados.

A mi lado, un relajado suspiro llama mi atención. Me volteo sobre la cama. Lena se encuentra aun con los ojos cerrados, su brazo izquierdo cubriendo sus pechos, pero aun dejando ver lo suficiente para notar las consecuencias de la noche anterior en su piel.

Con mucho cuidado, quito las sábanas y me levanto de la cama. Abro una puerta que asumo dirige al baño. Al entrar, una inmensa bañera retro de cuatro patas me da la bienvenida, y de inmediato, mi hiperactiva imaginación crea la imagen de Lena desnuda rodeada de espuma disfrutando del calor del agua.

Me observo en el espejo y noto varias marcar de diferentes colores en mi cuello y clavícula que descienden hasta mis pechos. Cautivada, deslizo los dedos por mi piel, como si pudiera revivir el recuerdo, el camino de caricias desenfrenadas. A medida que avanzo, los acontecimientos del día anterior van también siendo revividos.

Veo con mayor detención la imagen que regresa el espejo, y por extraño y cliché que suene, siento que no soy la misma. Siento un exquisito dolor por todo mi cuerpo, en cada articulación y una persistente pulsación. El reflejo ahora muestra un rostro enrojecido, pero con una amplia sonrisa.

¡No eres la misma!

El recuerdo de una segura y decida Emma moviéndose sobre el cuerpo de Lena me deja alucinada. Todo lo que una hermosa CEO ha logrado hacer con mi personalidad.

Segura. Decidida

¡Sin miedo a vivir!

¡Sin miedo a sentir!

Con una sonrisa, abro el grifo y limpio mi cara, ordeno mi cabello y tomo una bata de seda negra colgada para cubrirme. Al regresar a la habitación, noto que Lena ha despertado, pero aun manteniendo aquella expresión tranquila, como si aun estuviese acomodándose a la luz de la mañana.

-Buenos días –murmura al jugar con un mechón rebelde de su cabello que apenas cubre su desnudes. La sensual imagen me desestabiliza provocando que se entreabra la bata. Lena sonríe y muerde su labio inferior en reacción. De inmediato, mi cuerpo responde a la silenciosa demanda. –Linda bata –bromea aun manteniendo aquella seductora sonrisa. Se incorpora sobre la cama, y si es posible, quedo más aturdida con la imagen. Se ve tan cómoda con su cuerpo, tan consiente del efecto que produce.

-¿Aun te afecta mi desnudez después de todo lo que hicimos anoche? –pregunta quitando el cabello que cubre su pecho. Tentando. Siempre tentando.

Lena ladea la cabeza, expectante al próximo movimiento. Una sensación embriagadora me inunda, una expectación liquida de deleite al observar a la mujer que en silencio, espera que me acerque a ella. Luego de un baile de miradas, me inclino apoyando mis rodillas y manos sobre el colchón, avanzo con cuidado, con confianza hacía su cuerpo semi cubierto por las sábanas.

Llego hasta quedar con ambos brazos a los costados de su rostro con mi cuerpo sobre el suyo, siempre procurando tocar su piel con ligeros roses para provocarla.

Extasiada por las expresiones en su rostro, por la sensación de su cuerpo, por el calor que irradia, no me percato, hasta ser ya muy tarde, que la manga de la bata no cubre mi brazo derecho. Trato de bajarla, pero el torpe movimiento llama su atención.

¡Mierda!

Intento bajarme de su cuerpo, pero Lena me lo impide. Con cuidado, toma mi brazo y alza la bata exponiendo la piel dañada. Siento un temblor cuando su dedo índice acaricia las blancas cicatrices.

-Yo... -comienzo a decir, pero soy detenida por los labios de Lena sobre mi muñeca al besar cada una de las heridas auto lesivas. Siento mi respiración acrecer con cada roce de sus labios, expuesta a su delicado escrutinio me siento catapultada al pasado, a las sensaciones muertas de ahogo, abandono de mi madre... Constantes rechazos.

¡Tranquila!

Lena llega hasta la cicatriz más alejada de mi muñeca. Es la menos profunda, pero la mas importante al ser la última provocada. Cuando la besa, siento mi garganta rígida hasta el punto de impedir que el aire llegue a mis pulmones. Ella lo nota, levanta la mirada y choca en mis ojos adoloridos por aguantar intensas emociones. La expresión en su rostro es tranquila, sin críticas, sin juicios, sin censurar su opinión al ver lo dañada que estoy.

-Las había notado ya –murmura antes de de seguir con las delicadas y suaves caricias sobre las cicatrices. -Eres una guerrera –Suspira con una tierna sonrisa.

-Soy todo lo contrario –Recrimino avergonzada.

-Buscas el descontrol por medio de lesiones para digerir emociones fuertes. –Explica muy segura. La forma en que describe mi condición me asusta y quito rápido mi brazo para sostenerlo contra mi pecho. –Lo siento –Murmura de inmediato –No quise decirlo en tono médico. - Musita arrepentida. -Sé que hay mucho más que un diagnóstico detrás de aquellas cicatrices –Aclara muy quieta, sin intentar volver a tocarme. Pienso en sus palabras, en el dolor emocional encubierto por dolor físico para sobrellevar mi disfuncionalidad familiar, en las consecuencias, en la dificultad para respirar, para ahogar las emociones.

-No buscaba suicidarme –Me apresuro a decir al recordar a mi madre.

-Lo sé. –Exclama muy convencida, como si ella misma hubiese vivido un dolor tan intenso y con tanta desesperación por dejar de sentirlo. Pero nunca con la intención de morir.

-Partí ahogando los gritos en la almohada –comienzo a decir avergonzada.

-Emma...-Lena se incorpora, como tratando de detener mi temerosa confesión.

¡Eres fuerte!

-Quiero decirlo –murmuro con una sonrisa. -En voz alta. -y por primera vez, siento que la persona a mi lado no me juzgará por mis actos, que entenderá mis decisiones, que sabrá sentir el peso de tener una familia como la mía, de tener un pasado difícil con el cual lidiar cada día. Lo sé con la misma seguridad que ella al contarme sobre el accidente. –Confió en ti. -La sonrisa que se forma en su rostro es la más bella que he visto. Dulce, cautivante, cómplice y suave.

-Eres muy valiente Emma, nunca lo olvides. No es fácil exteriorizar nuestros demonios. –dice al recoger su camisa del suelo para colocársela. -¿Por qué ahogabas gritos en las almohadas? –pregunta seria luego de acomodarse nuevamente a mi lado de la cama. Su pregunta me toma por sorpresa a pesar de haberlo dicho hace solo unos momentos. Es una frase muy cruda, y que sea real, me hiela por dentro al recordar aquellos tiempos.

-Mi madre –Confieso casi sin lograr mantener la mirada en la suya. Lena se acomoda inquieta y nerviosa. -Ella...No murió por un infarto como todos creen –digo conteniendo la respiración. –Siempre... Siempre supe que llegaría el día que su condición mental fuese mas fuerte que ella. –Agrego con un ardor casi insoportable.

–Fue...La forma en que todo sucedió... Lo que... Lo que terminó por romperme. 

TRAS LAS HUELLAS DE SU NOMBRE - (Girl x Girl)Where stories live. Discover now