CAPITULO 7- LOS NEGOCIOS DE MI PADRE

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CAPITULO 7.-
"Los negocios de mi padre"

3 semanas después
Miércoles, principios de Abril, 2022
19:30 horas

Decidida a dejar de pensar en Lena, en mi familia y Fiona, me enfoqué en los estudios de fin de mes. Por suerte, Gustavo estudió conmigo durante las tardes en la biblioteca luego de clases, pero Fiona, distraída en fiestas, en bares y juntas, faltaba a clases que se impartían durante la mañana, y poco asistía en las tardes. Las veces que la vi desde la charla en el Auditorio, parecía ida, distraída y enojada. Intenté hablar con ella, le pregunté si el hombre del auditorio -el mismo hombre rubio relacionado al accidente-, le estaba ocasionando problemas, pero evitó la pregunta y luego rechazó todas mis llamadas. Sé que ese hombre está conectado con Fiona y Lena. Pero, ¿Qué puede querer de ellas? Intento con otro mensaje, pero voces provenientes del primer piso de mi casa me detienen. Trato de ignorarlo, pues probablemente se trate de un reunión de mi padre, pero las voces se van haciendo más fuertes. El eco en esta casa es impresionante. Me levanto del escritorio y abro la puerta de mi habitación, camino por el largo pasillo y quedo al borde de las escaleras.
-Hay detalles y montos que me gustaría conversar antes de aceptar –señala mi padre con voz firme. Bajo tres escalones para escuchar mejor. Parece que se dirigen al comedor principal.
-No lo dudo Senador Farrell – responde una mujer con un inconfundible acento Italiano. ¡No puedo deshacerme de ella!
-Espero que lo conversado quede entre nosotros, Señorita Valachi –escucho la voz escéptica y ronca de un hombre que me resulta familiar. Bajo otros cuatro escalones para ver a los participantes de la reunión. ¡Es mi tío! ¡Es Nicolas!
-¿Quiere Ud. Hacerlo público Su Señoría? ¿Que su hija Alex se entere?– le pregunta Lena con gracia. -¿Qué Emma se entere?  La conocí hace algunos días. ¿Le dijo? Es una chica dulce y...
-Sé que trabajas con Alex -Mi tío la interrumpe. -Ella es mayor y no puedo hacer nada al respecto. Pero, mantente alejada de Emma. No permitiré que utilices a mi sobrina para persuadirme. -Dice en tono tajante. - ¡Olvídate de ella!
La presencia del padre de Alex ha sido constante en mi vida. Nunca actuando de forma cariñosa y directa, pero pendiente, preocupado, viendo mis logros y caídas desde las sombras. Más de lo que puedo decir de mi propio padre.
-Firme el contrato y Emma ni nadie verán los exámenes. Les entregaré las únicas copias junto al dinero. Desapareceré de la vida de todos. -les propone en calma al apretar contra su costado una Carpeta Roja desgastada. Mi tío observa la carpeta con una extraña expresión en su rostro. ¿Qué habrá en su interior? ¿Qué tiene que ver conmigo? Mi tío no deja de observarla, casi como si estuviese a punto de atacar y quitársela a la fuerza. Lena se da cuenta y le sonríe victoriosa.
-No se preocupe Srta. Valachi. Él aceptará –interviene mi padre antes de que mi tío diga algo más. Parece bastante convencido al respecto.
Bajo hasta casi los últimos escalones. Por suerte, la muralla antes de doblar hacía el pasillo protege mi posición.
-No me presiones hermano -lo reprocha mi tío enojado. -Y deberías cuidar a tu hija de esta mujer. - y justo, mi maldito celular suena con música a todo volumen. Veo la pantalla. Es Alex.
-¿Emma?... ¡¿Eres tú?! – pregunta mi padre molesto. ¡Mierda!
Bajo los últimos tres escalones, salgo de la esquina del pasillo y me acerco hacia ellos. Los tres se fijan en mí, y no puedo evitar sentir vergüenza por haber sido descubierta.
-Perdón... -le respondo a mi padre, sin atreverme a mirar a Lena.
-¿Qué escuchaste? – pregunta mi tío ansioso y preocupado. Veo su rostro y parece ser el más nervioso con la situación. Nunca me he sentido cómoda con él, quizás por el comportamiento de mi madre cada vez que él llegaba sin avisar.
-Tampoco nos dirá si ha escuchado algo . Una bambina espiano a los adultos –Agrega disgustada. 
-¡No soy una niña!. –grito frustrada, y al momento, me arrepiento del arrebato. La expresión enfurecida de mi padre provoca un tirón en mi garganta. He perdido el control de mis emociones.
-¿Nos pueden dar un momento por favor? -les pregunta mi padre con voz firme y sin quitar su atención de mí. Mi tío parece reticente, pero termina por aceptar y se aleja hacía el comedor principal. -También usted Señorita Valachi. -Lena se ve preocupada.
-Víctor... -trata de excusarme. Su expresión ha cambiado, incluso la posición de su cuerpo, no es la misma Lena confiada y controlada de hace unos momentos.
-He pedido un momento con mi hija. -insiste mi padre, y por primera vez, aparta su mirada de la mía para dirigirla a Lena. Su mandíbula se tensa, pero acata la orden y entra al comedor donde está mi tío.
-¿La conoces? –pregunta manteniendo aquella mirada firme y fría.
-Es una modelo y empresaria importante...O eso he oído.
-¡No mientas! Dijo que estuvo contigo. -Alza la voz.
-Es tu socia, no la mía. –digo en defensa, y al momento, noto que ha sido un error. Otro grave error. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué estoy reaccionando así? Abro un poco el baúl de emociones y parece que ahora todas pelean por salir.
-Acércate –ordena. Observo su posición corporal y un escalofrío recorre mi cuerpo.
¡Contrólate!
¡Sé fuerte!
Me obligo a caminar hacia él. Estando a pocos pasos, él termina con la distancia y agarra mi rostro para fijar mi mirada en la suya.
-Lena Valachi es una puta homosexual que puede utilizarte como quiere –recrimina con voz baja, firme y ronca. –Pero nunca repitas que es mi socia o que la has visto en esta casa. Emma, te quiero lejos de ella. – ordena soltando con desprecio mi rostro adolorido por el fuerte agarre. Necesito tocar el sector dañado, pero controlo el impulso. No le regalaré esa satisfacción.
-Madura de una maldita vez y controla tus comentarios. -Siento mi cuerpo tiritar de la rabia y frustración -¿Ha quedado claro? –pregunta aun con la vista fija.
-Sí Senador –le respondo en apenas un susurro.

(...)

Cierro la puerta de mi habitación con llave y me dejo caer en contra de ella hasta llegar al suelo. Junto mis rodillas y las llevo a mi pecho, aprieto los dientes, los ojos cerrados para contener un grito de frustración.
¡Mierda!
¡MIERDA!
Abro los ojos, un punto fijo, sí, un punto fijo.
¡Ojos verdes!
Punto fijo.
Mi padre...
Mi padre...
Las sabanas colgadas.
Las sabanas amarradas.
¡Maldito punto fijo!
¡Ojos verdes!
Cierro las manos y hago un puño bien apretado. Al sentir las uñas en contra de mi piel, el resto del aire contenido logra salir por completo.
Mi padre con sus exigencias, la presencia de mi tío, la mirada de Lena. Los secretos, las preguntas, las dudas. Mala combinación. Muy mala combinación.
Me concentro en el velador en frente de mi cama, en los lápices alineados según su color. Poco a poco, voy sintiendo que la ansiedad disminuye.
Me arrastro hasta mi cama, y sin quitarme la ropa me meto en ella. Estiro mi brazo derecho y pequeñas cicatrices rectas y blancas en mi piel relucen con la luz del velador. Las miro un momento y luego tomo el marco de fotos, como si las marcas fueran una extensión para tomar la fotografía de mi madre. Abrazo el marco con nervio en contra de mi pecho y lo aprieto tan fuerte que siento un acostumbrado dolor que me calma hasta quedarme dormida.

TRAS LAS HUELLAS DE SU NOMBRE - (Girl x Girl)Where stories live. Discover now