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¡Feliz Jueves! Esperamos que hayan pasado una estupenda semana. Estamos a puertas de entrar al mes del amor, y el perfil tiene varias cosas preparadas, no desesperen, pronto sabrán de que se trata, pero si les recomendamos estar atentos a los anuncios que lanzaremos mediante nuestro muro.
Ahora, sin más preámbulo, les presentamos a los ganadores del desafío pasado. Nos vemos el día de mañana para una nueva entrega.
Okey, muchas cosas pueden salir mal. Empezando por; ¿y si me descubre Lizzy? Es demasiado antipática como para aceptar que su nueva conocida es una amante de los videojuegos, no quiero perder a la única amiga que hice en esta escuela; ¿pero y si no lo descubre? Lo veo poco probable. Leo es mi crush y lo adoro, pero aveces suele ser un bocón.
Pero, ¿estoy dispuesta a perderme esta oportunidad? No. No lo estoy.
Suspiro y avanzo tragándome las ganas echarme para atrás.
Toco el timbre y me muerdo el labio esperando.
—¿Cuánto es? —me abre la puerta un Leo Martelli desnudo de cintura hacia arriba, con un short corto color azul y con su cartera en la mano.
No mires para abajo, no mires para abajo, no mires par...
Ay, bendito sea el creador de esos shorts.
—¿Mía? Mis ojos están aquí arriba —siento mis mejillas calentarse, subo la vista y me encuentro con esa media sonrisa que me trae loca —, ¿puedo ayudarte?
—No. Quiero decir, sí. Osea, yo... —¿como le digo? Suspiro e intento tranquilizarme. —Verás, ¿recuerdas cómo nos conocimos? Yo si, osea, cómo olvidarlo. Era un torneo de videojuegos, ambos teníamos 14. En la final, ¿no es así? Competimos jugando God Of War hace unos tres años. Y fue un empate. Recuerdo que luego de eso nuestros padres nos llevaron a tomar un helado juntos en esa heladería que...
—A la misma donde fuimos unas semanas después. Y donde nos dimos nuestro primer beso, éramos un par de tímidos que casi tienen convulsiones de lo calientes que se habían puesto nuestras mejillas. Recuerdo cuán fascinado estaba por encontrar a una chica tan gamer y hermosa, y que además, parecía sentir por mí lo mismo que yo sentía por ella —sonrió y joder, las mariposas mutaron para convertirse en dragones —ya quedó claro que lo recuerdo tanto como tú, ¿que sucede con ello?
Respiré hondo y lo lancé.
—¿Te anotas conmigo en un concurso? Recurrí a ti porque bueno, no conozco a otra persona tan buena con las manos. Digo, con los dedos. Osea, jugando. Es decir...
