Desafío #86: Resultados

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¡Feliz jueves, hermosos seguidores!

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¡Feliz jueves, hermosos seguidores!

Como todas las semanas presentaremos a los ganadores del último desafío que publicamos. Al igual que siempre agradecemos de corazón la acogida que tiene este apartado, nosotros siempre disfrutamos leyendo sus participaciones.

¡Nos vemos mañana con una nueva entrega!

*La forma en la que se muestran los resultados no tiene un orden en específico.

***

LizbethPrtielesSanch

Título: ¿Magia o cliché?

Quizás mi historia parezca un cliché salido de las páginas ajadas de una novela rosa. Lamento si mi experiencia se asemeja a la de tantas otras chicas enamoradas, pero luego de tanto batallar contra la timidez y los fallos de mi precaria autoestima, he roto las barreras del miedo. Con la peor sonrisa fingida, me he acercado a ti y he susurrado a tu oído las palabras mágicas que ningún hada soñó:

─¿Querrías ver conmigo la salida de sol?

Solo siete palabras funcionan mucho mejor que el arcaico "abracadabra" pues has tomado mi mano. Sin embargo... todos los peros y porqués no hacen desaparecer las mariposas que rondan por mi estómago.

Si es magia o cliché, poco me interesa. Lo único importante es que casi amanece y estás conmigo. ¿Estás? ¿O simplemente es este otro sueño sin sentido?

***

LecteurEcrivain

«Imagina una espesa neblina que cubre la ciudad en donde tú vives. Amas los climas húmedos pero por ahora prefieres lo templado y seco. Con un ligero sabor a salado. Si. Sabor al mar.

Ahora sueltas un suspiro lento. Y mueves tus piernas de un lado al otro para divertirte. El muelle es incómodo para tu espalda y trasero; perfecta para tu mente distorsionada. Por la adolescencia»

Tenía 15 años. Corría por los bordes del muelle de donde su padre zarpaba en bote a pescar; haciendo deporte, hablando consigo mismo. Eso me dijo.

Laura, mi terapeuta, me recomendó no volver a ese lugar. Para olvidar lo que ella catalogó de evento post traumático. Claro que dije si cuando estaba en su presencia y en la de mi madre; sería un problema si me hubieran escuchado decir no en mi cabeza.

Javier se sentó al lado. Tembló un poco. El suelo estaba frío y resbaladizo. Hoy es un domingo nublado.

—¿Qué se siente? —dijo.
—Bien, supongo —respondí. Apoyó su cabeza en mi hombro, dejando una estela de perfume a jazmines (su favorito), directo a mis fosas nasales—. Mi trasero se queja pero es excelente —levanté un pulgar sonriente.

Su risa hizo que yo sonriera más.

El concepto de amigo imaginario se usa en la niñez para reemplazar a tu conciencia. «Hablar solo es sano», decía mi tío Albert.

Este no era mi caso. Lo juro. Tal vez Laura diga una y mil veces hasta agotar su lengua, que yo conservaba ese hábito infantil y molesto —cosa que no hago ya que nunca tuve un amigo invisible—; sin embargo, yo soy más confiable. Y aseguro que no.

Javier no es un amigo dentro de mi hemisferio artístico, no es mi conciencia disfrazada. Es un vagabundo. Un vagabundo en este lugar. Invisible, si. Síntoma de mi locura, no.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now