Desafío #50: Resultados

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¡Buen día sensuales seguidores!El día de hoy traemos el resultado de nuestro desafío navideño de la semana pasada

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¡Buen día sensuales seguidores!

El día de hoy traemos el resultado de nuestro desafío navideño de la semana pasada.
Estamos muy agradecidos por su colaboración con el perfil. Recuerden que todos los viernes realizamos un desafío diferente, así que si en esta oportunidad tu nombre no aparece en la lista de los ganadores, el próximo desafío que lancemos puede ser tu oportunidad de aparecer.

¡La práctica hace al maestro!

*La forma en la que se muestran los participantes no tiene un orden en específico. 

***

ThatIsQueen

Camino por el pasillo lentamente mientras veo como mi padre se encarga de arrastrar las maletas hasta la puerta de la casa, y dejarlas ahí hasta que alguien sea tan amable de traerlas hasta acá.

—Danielle, por el amor a Dios, baja rápido. —le grita mi padre desde la puerta, a mi madre que aún no se termina de despedir de su mejor amiga.

Me recuesto de las barandas del segundo piso, mientras veo como mi madre, apresurada, baja las escaleras. 

—Alaska, cariño, pórtate bien. —solo sonrío como respuesta— No me mires con esa cara, sabes que no podemos hacer nada al respecto. 

Hice un puchero.

—Igual yo quería ir. 

Mi madre solo me riñó de una manera cariñosa, y después fue a despedirse del hijo de su mejor amiga, y finalmente, yo. 

Mis padres se fueron al aeropuerto, al igual que los de Chris, (el hijo de los mejores amigos de mis padres); así que solo quedábamos Chris y yo en casa.

Bajé a buscar las maletas, y empecé a empujar una de ella. Esto si esta pesado. 

—Entonces... —Chris se apoyó de la maleta que estaba empujando, dándole más peso de lo que ya tenía— estamos solos en casa.

 No quise saber que quería decir con eso, así que solamente cambié de tema.

 —¿No vas a ayudar a una dama que necesita ayuda? —hice un puchero exagerado, pero solo gané que mi boca ganara toda su atención.

Sacudió la cabeza para quitar la atención de mis labios, y murmuró: —Seguro, ya te ayudo.

 Maldije internamente al Covid, no solía hacerlo, pero hoy se la jugó. ¿Enserio? ¿Por qué en la casa de Chris, y no de cualquier otra persona?

Suspiré mientras seguía al chico, que cargaba una de mis maletas. Ya habíamos llegado a la habitación, y al parecer él no notó que le seguía, y yo no noté que él frenaba. Por lo que unos segundos después chocamos.

Miré a Chris. 

—Lo siento no te vi.
—No te preocupes, igual no es tu culpa. Siempre andas chocando con todo. —rió.
—No era necesaria la observación. le gruñí. Este solo se encogió los hombros, y volvió a bajar por la otra maleta. No importa cuánto me gustara, eso no le quitaría lo indeseable que podía llegar a ser.

Me senté en la cama, y saqué de mi bolso de mano una caja de chocolates; y me senté a esperar a Chris, que no tardó en subir las escaleras con la otra maleta en la mano.

—¿Esos son chocolates? —ni siquiera había puesto la maleta en el piso bien y ya caminaba hacia mí con lentitud que enamoraba.
—Si, —respondí con tranquilidad fingida. Realmente sentía que el corazón se me iba a salir— ¿Por qué?
—Por nada. —llegó hasta mí, y se abajó para que su cara quedara a una cercanía considerable; pero aun así estaba cerca, estaba muy cerca— solo voy a probar que tal saben.

"Mentira", gritó mi subconsciente. Pero no le hice caso. Igual no me queda de otra. Me enojo los hombros y le regalo uno, ahora solo me quedan tres.

—Oye Alaska, de casualidad no me vas a regalar otro, ¿verdad?

Suspiré rendida y le pasé otro.

—Es el último. —le recordé.

Se lo metió en la boca lentamente, al mismo tiempo que yo lo hacía, y provocó que el suyo rozara su labio inferior suavemente. Cada vez sentía que estaba más cerca, pero no era nada seguro.

—Alaska, —casi pareciera que saboreara mi nombre— ¿Qué harás con el otro chocolate?

Miré el plato que estaba casi vacío, excepto por uno. El de relleno con dulce de leche.

—No te voy a dar mi último chocolate, Chris. Sonrió ampliamente, por lo que se le marcaron sus dos hoyuelos.
—Bien, éntratelo en la boca. 

Lo miro frunciendo el ceño, y extrañada me entro el chocolate en la boca. En ningún momento Chris aparta su vista del chocolate. Hasta que se pierde en mi boca.

Y si, si se estaba acercando, ahora lo sé porque su nariz roza la mía suavemente.

—Dime Alaska, ¿de qué era?

Niego con la cabeza, y señalo mis labios: —Ven, y pruébalo.

No tarda en chocar en sus labios contra los míos, y así nos fundimos en un beso dulce, y con sabor a chocolate.

***


Ash, sinceramente no puedo creerlo o más bien no quiero aceptarlo. Estamos de camino a la casa de los Cooper. ¡Voy a extrañar el pavo de la abuela!. No estoy muy contenta con esto, ¿Cuál es el problema?, puedes hablarles por primera vez, ¿no?. La verdad, no es que tenga unos gustos muy comunes y el problema tiene por nombre Masón Cooper. El sonido del timbre tocado por mi padre interrumpe mis pensamientos y hace que reaccione.

Al instante hablen la puerta y los Cooper nos reciben con una sonrisa de oreja a oreja. Después de incómodos saludos nos dirigimos hacia la mesa, que nos esperaba con un gran banquete. La pequeña Sophie, venía con gorros navideños en sus manos y al llegar a mi me negué a ponérmelo, con su carita traviesa me lo coloca rápidamente.

Para mi suerte, el tonto hermoso de Masón está sentado en frente de mí disimulando una sonrisa burlona, a la que no le preste atención. Tomo un poco de ponche y al instante siento algo extraño en mi boca —¡Que asco!—. Es mi expresión al ver cabello en mi bebida y no es mío por que es color negro. Mi madre regaña a los gemelos traviesos que tengo por hermanos, y sólo se escuchan sus risas burlonas acompañadas por las de Sophie y Masón. Él al ver mi expresión sería disimula comiendo un poco de su postre para escupirlo al instante, lo que hace que la risa vuelva a apoderarse del lugar y hasta a mi me saco una sonrisa.

Después de comer, nuestros padres nos dejaron salir un rato para jugar con la nieve, o más bien a cuidar a los chicos. Sophie comenzó a hacer un muñeco de nieve y Taylor la ayudaba, Tyler hacia ángeles de nieve, y Masón le tocaba buscar las cosas que su hermana le pidiera. Yo, muriéndose de frío, sentada en este columpio que desprende una rama del árbol. Todo tan tranquilo, hasta que a Tyler se le da por tirar bolas de nieve para destruir el muñeco y el tonto hermoso le sigue le juego, siento el protector junto a Sophie y Taylor.

Todo bien, sino fuera por que una bolita pegó en mi rostro por culpa de ¡ESE TONTO! Se acercaron a mi y los niños fueron a buscar ayuda, él tratando de ver mi rostro y yo apartándolo por que estaba rojo y no por el golpe. Cuando logro mirarlo lo que me dijo fue: "Oye fueguito, no vallas a derretir la nieve, ¿ok?" ¡¿Que rayos?!,

—¿Fueguito? ¿por mi cabello rojo o por que parezco un tomate?—le digo.
—Por las dos.
—¿Y tú te crees el rey de la nieve por que eres el único que tiene un gorro azul? —sonríe.
—Y a ti no te combina ese gorro rojo —me lo quita rápidamente.
—¡Oye!
—Ten —se quita el suyo y me lo coloca—. Ahora si se distingue tu color de cabello fueguito.
—Ya no estoy roja —afirmó.
—¿Segura?
—Mjm. —se acerca y me da un beso en la mejilla, me quedo mirándolo extrañada.
—Me lo debías —se va guiñando el ojo.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now