Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¡Feliz miércoles, divinos seguidores!
Ya estamos aquí trayéndoles a los ganadores del último desafío que tuvimos. Al igual que siempre, agradecemos de corazón el cariño que le brindan a este apartado, son los mejores.
Sin más preámbulos, pasemos a conocer a los elegidos de esta semana.
La alarma de mi teléfono sono. Un nuevo día me esperaba.
Me levanté de la cama con la mejor actitud y me arregle para ir al trabajo.
No era mi trabajo soñado pero disfrutaba hacerlo aunque a veces fuera complicado.
Al llegar al edificio, varios compañeros me saludaron. La mayor parte del tiempo trabajaba con artistas que apenas empezaban su carrera músical o que solo eran reconocidos localmente.
Después de una jornada muy cansada, me dirigí a mi departamento. En él me esperaba ya mi novio, Noah. Él y yo compartíamos todo y en especial nos apoyabamos el uno al otro.
Él era director de una de las áreas más importantes en una empresa farmacéutica. Desde chico había deseado tener ese puesto, ya que su padre había trabajado en la misma empresa.
Para lograrlo había tenido que mudarse, porque ese puesto tenía base en otro estado. Después de un año de que se mudó, nos conocimos. Y desde entonces habiamos estado juntos.
Una notificación de correo llegó, y al abrirlo mi expresión de sorpresa se hizo obvia.
—¿Que sucede? —Me llegó una propuesta de trabajo.
Era una vacante como aprendiz en una empresa de K-pop. Durante años había deseado trabajar en una empresa como esa. En el correo me citaban a una entrevista para saber si era apta.
—¿En dónde? —En una empresa de K-pop
Al escuchar lo último, Noah se puso de pie y me obligó a hacer lo mismo para luego abrazarme y felicitarme.
---
Frente a mí, había una mujer de unos cuarenta años. Después de hacerme algunas preguntas y de explicarme de que trataba. Me dio un documento donde se señalaban algunos requisitos. Al leer el último mi pecho se contrajo en una sensación de tristeza. Según el documento, la vacante estaba en otra ciudad y pedía disponibilidad de cambio de residencia.
Tendría que elegir entre mi sueño o Noah.
---
Me encontraba ya en el aeropuerto, a solo minutos de abordar. Todavía recordaba la noche en la que le había contado a Noah. Al final los dos habíamos estado de acuerdo en que era mejor que terminaramos y cumpliera mi sueño.
Paso mi mano por la fina hoja. Mis ojos no se apartan de la recta línea donde debo poner mi firma, mi nombre, y ya todo estará hecho.
Hace días que a mí actual trabajo llegó una propuesta que cambiaría mi vida. Es todo el futuro soñado por cualquiera que ha luchado mucho para llegar a donde estoy hoy, pero si la vida te regala un peldaño más de esa escalera... ¿Qué haces?
¿Que hago? Debo tener mi labio inferior dañado de tanto morderlo y mi mano derecha duele de tanto apretar la pluma.
—¿Se encuentra bien señorita?
Eso mismo me he estado preguntando desde que crucé está puerta. Tengo esta sensación extraña en el pecho, entre el nerviosismo y... el no se qué.
Nueva vida. Comenzar desde cero. Buenos honorarios. Trabajar dónde te gusta. Estar... estando... Sola.
Aiden... Dios mío. ¿Relación a distancia? No es el fin del mundo pero... ¿Es lo que quiero? Tanto que le hemos dado a nuestra relación, todo lo que hemos logrado juntos. Nuestros planes y proyectos de vida.
Trago fuerte. Mi corazón está por salir y quedarse inmóvil sobre la mesa. ¿Estoy fría. Que me pasa?
Sé lo que me pasa.
Bajo la atenta mirada del jefe del recursos humanos y el representante de lo que será mi nuevo trabajo marco el celular...
—Amor... ¿Ya firmaste? Tengo el vino que tanto nos gusta para celebrarlo.—reconozco ese tono de voz... Le cuesta hablar de ello. Le duele, aunque sería incapaz de detenerme.
Nos gusta. Ya después no estará el para tomarlo.
—Si amor —le respondo y suspira—. Acepto. —¿Qu.. qué? —Mi próxima firma será en nuestro matrimonio.
Sin más me marcho dedicándole una última mirada a dos pares de ojos atónitos.
Siempre me había preguntado ¿cómo se sentía triunfar en algo completamente?
Porque siempre que me pasaba algo bueno, tenía que dejar algo atrás.
Ahora sucedía que tenía una oportunidad extraordinaria, pero eso contenía el hecho de que debía mudarme de ciudad, dejando atrás todo lo que conocía. Eso incluía a mi novio.
Ya había intentado todo, hasta tratar de convencerlo de mudarse conmigo, pero él tenía mejores cosas que hacer, y no podía ser tan egoísta como para obligarlo a acompañarme a cumplir mi sueño. Claro que yo quería triunfar en aquel contrato, pero no quería dejarlo atrás a él.
¿Que debía hacer? ¿Debía hacerle caso a mi corazón o a mi mente? Porque, aun así, mi mente seguía acallando a mi corazón. Y sabía que eso significaba que, tal vez, mi novio no era tan importante como mis sueños.
Entonces, ¿por qué dudar y tratar de arreglar algo que en el fondo sabía que no tenía arreglo?
Sí, la decisión fue difícil, pero sabía que era la correcta.
Hice mis maletas y, al terminar, miré el reloj, ya mi novio debía estar llegando de su trabajo de medio tiempo que tomó para ayudar a sus padres mientras terminaba la universidad.
—Jared —le dije al verlo llegar a nuestro departamento con ese semblante serio que tenía cuando llegaba del trabajo—. Sabes que te amo, ¿cierto? Dime que lo sabes.
Jared me miró de arriba a abajo, confundido. No entendía como debía reaccionar, seguramente. No sabía que estaba pasando.
—Sí, lo sé —soltó con duda. —¿Me amas, Jared?
Jared volvió a dudar, acercándose a mí, probablemente ya sabía lo que estaba pasando, era difícil no saberlo gracias a mi expresión.
—Si, te amo, Elisa.
Me acerqué a él y lo abracé, él era, por mucho, el mejor chico que había conocido, la idea de dejarlo atrás no me agradaba en lo absoluto, pero era necesario hacerlo.
—Entonces espero que entiendas que debo irme con o sin ti —susurré cerca de su cuello—. Lo siento mucho, pero debo hacerlo, ¿lo entiendes?
Jared se quedó en silencio y asintió lentamente, alguna pequeña lágrima se me escapó en el momento, pero traté de ocultarla cuando él me soltó de golpe.
—Te dije desde un principio que lo entendía, estoy muy feliz por ti y te esperaré hasta que regreses.
Pero igual su semblante era triste y su voz se cortaba un poco.
—Lo sé —caminé nuevamente hacia él para darle un beso, agarrar mi maleta y salir de ese lugar.
Y así fue como dejé atrás al amor de mi vida y recibí con los brazos abiertos a mi sueño de toda la vida.
