Desafío #91: Resultados

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Feliz miércoles, hermosos seguidores

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Feliz miércoles, hermosos seguidores. 

Queremos agradecerle por todo el amor que recibe este apartado, nos ha gustado leer los diversos relatos que nos hicieron llegar. Si no ganaste el día de hoy no te desanimes, recuerda que la práctica hace al maestro y aun nos quedan muchísimos desafíos para seguir puliendo nuestra pluma.

Ahora, sin más preámbulo les presentamos el relato ganador:

***

LilyStFrancis

Mi tragedia comenzó como una cita muy especial.

— Abre los ojos. — Mi corazón palpitaba de la emoción, no había tenido demasiadas sorpresas en mi vida, seguí su orden sin dudarlo.

Estábamos en una casa en ruinas, abandonada, el piso de madera estaba agujereado, las ventanas rotas, sus pocos muebles estaban deteriorados, pero lo que me dio ganas de vomitar eran las paredes manchadas de algo oscuro.

— ¿Qué hacemos aquí?— Pregunté.

— La sorpresa apenas comienza, corazón. — Me empujó para que avanzará por un pasillo, conforme caminábamos no sólo las paredes se llenaban más de manchas, si no el piso también.

— Me estás asustando. — Dije avanzando, su mano en mi espalda no me permitía detenerte.

No hubo respuesta de su parte, había dejado mi maldito móvil en el auto porque así él me lo pidió y yo lo amaba ciegamente así que le creí. Abrió una puerta para que pasáramos.

En la oscura habitación habían tres sillas formando un triángulo, en cada una de ellas estaba un peluche grande.

— Me quiero ir. — Me empujó dentro.

— Te irás cuando tomes tus ositos. — Hizo una entonación rara en la última palabra, me acerqué para cumplir su orden, pero todo hizo click en mi mente, era obvio, su mano vendada, su actitud, el olor a hierro en la casa, el piso, las paredes, el charco de sangre en el que estoy parada, él ya lo sabía y yo, yo estaba acabada.

Los animales de felpa tenían cortada la cabeza y de estos goteaba la sustancia roja.

Retiré el rostro del primero, lo que sólo me permitió ver el rostro de uno de mis amantes o como solía decirles mis ositos, no hacía falta ser muy lista para saber quienes eran los otros dos. Vi como sacaba lentamente una pistola de la parte de atrás de su pantalón.

Mis manos temblaban por la adrenalina, mis lágrimas brotaron y no tuve más opción que abalanzarme hacía él y con el dolor de mi alma, forcejear por la pistola que llevaba, las detonaciones no se hicieron esperar, pero no fue hasta que lo vi inerte en el piso que entré en pánico.

El asunto me sobrepasaba, si no lo hubiera engañado, los cuatro estarían vivos, todo por una maldita apuesta de secundaria.

Intenté resucitarlo y no paré hasta que la ambulancia llegó, pero ya era demasiado tarde.

Los vecinos escucharon los disparos y llamaron a emergencias, si tan sólo alguien hubiera podido prevenir que él asesinará brutalmente a los demás.

Y así fue como perdí al amor de mi vida, el futuro papá de mis hijos, nos íbamos a casar cuando nos graduáramos...

O al menos eso es lo que piensa la policía.



Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now