Desafío #99: Resultados

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Hermosos seguidores, en primer lugar queremos disculparnos por la demora de entrega de resultados

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Hermosos seguidores, en primer lugar queremos disculparnos por la demora de entrega de resultados. También queremos agradecerles todo el cariño que recibe este apartado, ustedes son los mejores. ❤

Ahora sí, los ganadores del del desafío #99:

Weigol03

Empezar un siglo nuevo generó un aire cargado de miedos en la antigua sociedad de Londres que se enfrentaba al intimidante siglo IX. Una peculiar joven llamada Celestine se enfrentaba a algo muchísimo mayor que ese inicio. Diariamente, un sofocante miedo le hacía perder la ilusión que sentía al inicio. Ella era ligeramente diferente al estereotipo que estaba impuesto en las mujeres y, aparentemente, eso era una razón suficiente para que sus compañeras hicieran de su vida una miseria. El inicio del último año escolar logró levantar sus expectativas después de que, entre los interminables chismes que circulaban por la zona, su madre se enterara de la llegada de unas cuantas alumnas de intercambio. La primera semana de clases, Celestine no pudo asistir a la escuela debido a un intenso resfriado que la había dejado inmóvil en su cama.Cuando Celestine finalmente asistió al colegio, las miradas de sus compañeras automáticamente se detuvieron en ella. La miraban de una manera despectiva. Ella caminó rápidamente hasta el fondo del salón, con el objetivo de encontrar un sitio en el que se pudiera sentar, pero la voz de alguien dirigiéndose hacia ella causó que se detuviera abruptamente. Su maestra Aurore le pidió amablemente que se sentara junto a la nueva integrante del salón: Acalia.Celestine se acercó cautelosamente a Acalia. Su extensa melena pelirroja cubría la mitad de su rostro. En el momento en el que Celestine tocó su nuevo asiento, Acalia comenzó a mirarla. No le habló, no le hizo ningún gesto, solo la miró. Su mirada estaba completamente vacía. Un extraño brillo en los ojos de su nueva compañera lograron cautivar por completo la atención de Celestine. Ella quería dejar de mirarla, pero sentía que sus pupilas eran imanes que la obligaban a no perderla de vista. Después de que ella terminó de instalarse en su asiento, Acalia deslizó un librillo lleno de garabatos hacia Celestine. Estaba abierto en un dibujo hecho a tinta que parecía ser reciente. En este, estaba dibujada Celestine sentada debajo de un árbol. A un lado suyo, Acalia la miraba con una sonrisa extraña posada en su rostro, ella llevaba una hermosa roja en la mano. La roja estaba dibujada con un material distinto al del resto del dibujo, este goteaba por el dibujo y lo estaba comenzando a deformar. Era demasiado espeso para ser tinta. Parecía sangre. —¿Qué es esto? —Le preguntó Celestine. —Somos tú y yo —Acalia le regaló una suave sonrisa. —No podemos ser tú y yo. No te conozco —Un intenso miedo comenzó a apoderarse de ella. —Yo conozco cada parte de ti, pequeña luz. Desde que naciste te he cuidado. ¿Acaso ya no me recuerdas?Un recuerdo golpeó a Celestine. La nana que la había acompañado durante toda su infancia era idéntica a Acalia. —Tú estás muerta —Unas cuantas lágrimas comenzaron a dejar sus preciosos ojos.—No, bonita. Yo no puedo morir —Acalia intentó acariciar el cabello de Celestine, pero ella lo impidió, alejándose de ella. —Todos morimos. —Yo no.


leonnamac


Cosas que me llevan a pensar que Leah, mi compañera de pupitre, es un ser sobrenatural:1. Es muy rara. Pero rara de verdad, no rarita como yo. Su estuche está lleno de palos, piedras y trozos de algo que no sé qué es, pero que brilla mucho.2. Solo viste de azul y su pelo y sus cejas también son azules. Y no es que el azul sea raro, es que parecen muy naturales.*Nota: fijarme en si tiene vello corporal, a ver de qué color es.3. Nunca come la comida del instituto (y eso que está buena), y el contenido de sus sándwiches es... Difícil de explicar.4. ¡El otro día le mandó callar a su mochila! Estábamos en clase de literatura y me pareció escuchar un graznido. Miré por la ventana, pero ahí fuera no había nada que pudiera graznar. Pensé que igual eran las tripas de Josh, el que se sienta delante de mí. No sé qué come, pero el ruido que hacen es bastante peculiar. El caso es que seguí copiando lo que nos dictaba la señora Coleman y volví a oírlo. No parecía venir del patio, sino del aula. Tal vez se había colado un pájaro durante la noche, cuando el conserje abrió las ventanas para ventilar la sala. Miré al techo y bajo las mesas, pero solo vi bolas de papel arrugadas. Y entonces lo oí de nuevo, muy cerca, concretamente en la cartera de Leah, que colgaba del respaldo de su silla. Ella se giró, se llevo un dedo a los labios y dijo:—Shhh, que te van a oír.Y cerró la cremallera. Después me sonrió con todos sus dientes (que no son azules) y volvió a mirar a la pizarra.5. Su casa parece abandonada. El jardín está lleno de malas hierbas y no hay ni rastro de esa familia numerosa de la que nos habló el primer día de clase. Cierro mi cuaderno. Llevo media tarde agazapada detrás de un seto para nada. Después de releer toda mi investigación me siento absurda. El jardín de mi casa también es una ruina y ahora hay tintes fantasía que duran meses intactos.Gateo entre la maleza para largarme y entonces lo escucho. Un aleteo. Y de nuevo ese graznido. Vuelvo hasta el seto en plan comando. Me asomo con cuidado y veo varios pájaros posados en el suelo. No sé mucho de ornitología, pero creo que son urracas. En los documentales no parecían tan grandes. No me extraña que tengan el jardín así de desastrado. Cualquiera se atreve a salir con semejantes bichos pululando por aquí. Los observo durante varios minutos hasta que la mayoría levantan el vuelo. Después, los que quedan se desprenden de sus plumas. Parpadeo. Tengo que estar alucinando. Sus alas se convierten en brazos y sus picos en bocas. Reconozco a Leah. Hasta hace unos segundos era el pájaro mas grande. Cuando entran en casa yo vuelvo a la mía. Y quemo el cuaderno.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now