Desafío #78: Resultados

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¡Feliz jueves, hermosos seguidores!

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¡Feliz jueves, hermosos seguidores!

Como todas las semanas les traemos a los ganadores de nuestro último desafío.  <3 Queremos agradecerles el apoyo y cariño que le brindan a este aparato, son los mejores. 

*La forma en la que se muestran los participantes no tiene un orden en específico.

***

Sui357

Era casi medianoche y ya íbamos en el auto de regreso a casa. Al contrario de mí, Diana estaba borracha y murmurando tonterías de vez en cuando. 

El camino de vuelta era un poco largo, y la niebla hacía que el bosque que nos rodeaba se viera aun más espeluznante. Los chicos de la escuela siempre hablaban de las desapariciones misteriosas y los fantasmas que lo habitaban, aunque yo en realidad no me tragaba nada de eso. Sólo eran patrañas para atraer a los turistas.

Tenía la mente en las nubes cuando apareció un joven en medio de la carretera y no tuve tiempo de reaccionar. Mi corazón se detuvo cuando escuché el golpe.

Había atropellado a alguien.

Me quedé paralizada. Miré a Diana y vi que seguía dormida como si nada, y sin pensarlo más salí del auto. Marqué el número de emergencias y caminé hacia el frente, esperando encontrar a un chico malherido.

Pero no había nada, solo un charco de sangre y un rastro rojo que se alejaba en dirección al bosque. Estaba aterrorizada. Miré a todos lados, perdida y sin saber qué hacer, hasta que vi algo peor.

Diana había desaparecido.

Comencé a gritar su nombre como una desquiciada, hasta que escuché el ruido del teléfono y lo puse en mi oído.

—¿Señorita? ¿Cuál es su emergencia?

—Por favor... necesito ayuda... mi amiga...

—¿Señorita? ¿Sigue ahí?

En ese momento me convertí en otro de los rumores que rondaban alrededor de aquel bosque...

***

loloenlaluna


Esa noche la niebla era capaz de tajar la piel. El camino a la casona parecía demasiado largo, pero en el momento en que la joven notó que la habían dejado sola, consiguió salir de aquel lúgubre sótano y escapar por la primera ventana que vio.

Amortiguando cualquier ruido que pudiese escapar de su boca, usó una mano para cubrirse y la otra para abrirse paso entre la maleza.

Le ardían los pulmones y la garganta, hacía demasiado frío y no recordaba cuándo fue la última vez que bebió agua. Cada paso que daba se sentía como si un cristal afilado atravesara la carne maltrecha de sus extremidades.

Desafíos de Novela JuvenilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora