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Hoy es miércoles y como indicamos... ¡es hora de dar a conocer los relatos elegidos de este segundo desafío! En esta ocasión, de las participaciones que recibimos, seleccionamos cinco que colocaremos en este apartado, sin ningún orden en específico. ¡Enhorabuena a los seleccionados!
Los que no fueron seleccionados en esta ocasión, no olviden que habrán más desafíos. Pendientes al tercer desafío que publicaremos éste viernes, 23 de noviembre de 2018. ¡Les esperamos!
Era una canción la que hablaba sobre aquellos amigos que, como si de un juego se tratase, habían desafiado a lo desconocido. Se habían hundido con su barco en el triángulo de las Bermudas, habían acariciado las nubes con sus dedos y habían sido médicos sin terminar la preparatoria. Esa canción hablaba de niños que, todavía inocentes, soñaban con volar.
Cada mañana sonaba la misma canción tras salir por la puerta para buscar a mis amigos en dirección a la preparatoria.
Siempre ocurría como un bucle en forma de triángulo: yo la escuchaba y me asomaba, él me miraba y sonreía y yo me ruborizaba y me deshacía. Quiza era un juego para él, pero para mí significaba mucho más...
Abro los ojos, estoy en medio del agua fría y oscura. Arriba he dejado una abertura con forma de triángulo en el lago congelado.
La última vez que cerré los ojos estaba con mis amigos viajando hacia la preparatoria en coche. Cantaba una canción y observaba a alguien colocando un juego de luces a un árbol.
A media noche, en uno de los salones de la preparatoria, "Santo Tomás", tres amigos estaban sentados en el suelo, formando un triángulo mientras susurraban un conjuro en latín que ahuyentara al súcubo que los estaba persiguiendo. Sin embargo, una canción espeluznante les advirtió que estaba a punto de encontrarlos.
El juego recién había comenzado y no despertarían hasta finalizarlo.
Cuadrado, círculo, triángulo. Dos pies, un pie, media vuelta; con saltos al ritmo de la canción. Líneas pintarrajeadas en el suelo; nada más que temer para mis amigos y yo.
Hoy, ya en preparatoria, las figuras geométricas son las mismas, pero las reglas cambiaron: triángulos amorosos, círculos tragándose inocentes, imaginaciones cuadradas. Arruinamos el juego y se acabó la diversión.
