Desafío #49: Resultados

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¡Buenas noches!

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¡Buenas noches!

Antes de que este miércoles termine les traemos los ganadores de nuestro desafío semanal. Hubo una competencia muy reñida y los jueces la tuvimos bastante difícil, pero finalmente logramos tomar una decisión. En esta oportunidad, les traemos 2 ganadores.

¡Nos estamos viendo este viernes para un nuevo desafío!

*La forma en la que se muestran los participantes no tiene un orden en específico. 

***

Galletita12337

¿Por qué tenía que irse? Aún sigo sin comprender... Quizá nunca lo haré.

Él había sido mi fuerte, la columna que me sostenía cada que ya no podía más con mis problemas, mi consejero, mi público, mi todo.

Pero cuando me salvo y sacrificó su vida por mí, me di cuenta de que tal vez era algo más, ¿Cuánto tiempo estuvo reprimiendo esos sentimientos?, ¿Cuántas veces llegaba a casa pesando: "Hoy me acerqué un poco más a ella"?. ¿Por qué nunca me lo dijo cuando podía...?.

Con la carta más hermosa en mi mano y con un dolor indescriptible apoderándose de mi pecho, caí, sin poder aguantar más aquel millón de sentimientos juntándose y jugando bastante sucio, duele tanto saber que esa persona a la que tanto amaste quizá no vuelva a abrir sus ojos jamás, no vaya a poder sonreír para ti y sólo para ti. Duele saber que sus brazos ya no volverán a rodearte con cariño mientras te susurra tonterías al oído, haciéndote reír hasta en los peores momentos en los que piensas que ya todo acabó.

Pero no, ahora me doy cuenta de que las cosas acaban ahora, cuando lo miras y dices "¿Por qué demonios lo hiciste?", mientras una salada lágrima resbala por tu mejilla.

Y cuando los doctores te dicen que está en estado vegetativo, todo se derrumba, las esperanzas que tenías que se esfuman y piensas: ¿No escuchaste cómo te imploraba que volvieras cada día?, ¿entonces no sentiste como cuando me despedía besaba tu mejilla queriendo que en ese momento apretaras mi mano y me susurraras: "Volví, mi Reina Roja".

Aquí me doy cuenta que lo importante no era ese gran sueño. Lo importante era la persona que me apoyaba cada día, alentándote a ir más allá, lo importante era cuando me aplaudías como si acabaras de escuchar la mejor voz de todos los tiempos, lo importante era cuando al final de todo me decías: "Algún día, serás una estrella". Porque sin ti, esto ya no tiene sentido.

***

Shuries

Me atrevo a decir que lo intenté. Concebí un sueño, indagué en sus encantos, incursioné en sus variantes, me fundí a sus probabilidades y alcancé un objetivo. Fue una utopía en la confié desde que tuve cinco años. 

Ella era mi estrella. La escuchaba a diario. Sonaba galante y pintoresca. Las palabras que salían de su boca siempre fueron una melodía idónea para levantar mi ánimo. 

Me arropó en las noches donde todo iba mal. Me atrajo a los diez años, prometiendo que iba a logar más que ella. Caminé por el sendero de la autoestima y estudié las notas exactas para que brotara de mi garganta la armonía con la que ella sonaba. 

Fue mi musa y mi mentora. Jamás salió de mi habitación, mi cocina, el salón donde estudiaba o el umbral de la jardinera con flores frescas. No era famosa, no era un ídolo de multitudes; era solo mía. 

Comprendí que sería difícil alcanzar mi meta. Me aventuré a cantar en locales, a cobrar una miseria por solo corear, a componer para otros..., husmeé en cada rincón con tal de mostrarle al mundo que yo podía. 

Fallé.

Y no fallé porque no tuviera talento. No fallé porque jamás lo intentara. No fallé porque me avergonzara quedar la última en un concurso. No fallé por temerle a un público demasiado crítico, ni fallé por no tener oportunidades de avanzar. 

Caí cuando ella cayó. Eso fue todo.

Mi musa se volvió una verdadera diosa aquel verano. Intangible. Invisible. Solo un recuerdo. Y mi sueño viajó con ella al otro mundo. Se esfumó al mismo tiempo que sus cuerdas vocales dejaron de cantar para mí. 

«No puedo», susurré. «Si no estás a mi lado, madre, no tiene sentido» 

Sin sus cancioncillas mientras preparaba la cena, sin sus tarareos en la limpieza de los sábados, sin su tonada matutina durante el café o su romanza después de un buen libro; ya no tenía sentido cantar.   

Y mi sueño no dejó de ser solo un sueño. Una alucinación de lo que pudo ser y jamás dejé concretarse. Fue un efecto ilusorio que formó parte de mi vida como un hermoso deseo. Lo tuve entre mis manos, dando respiros inciertos pero constantes, hasta que cayó y se rompió en la realidad. 

Jamás despertaré, porque si lo hiciera, dejaría de ser un sueño. Y no quiero sacudirme en este mundo teórico donde estamos condenados a ver la realidad frente a nuestros ojos.   

Yo prefiero mi versión de la vida, donde soy paralela a la verdad y equidisto de una ensoñación que me permita mantener la ilusión de seguir viviendo. Justo en el punto medio del plano, junto a mi diosa, en el espejismo perfecto: donde aún no despierto de mi letargo, donde aún tengo un soplo de aire fresco.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now