¡Sensuales seguidores! Hoy, como todos los miércoles, les traemos los resultados a el desafío de la semana pasada. Hemos quedado gratamente sorprendidos por las respuestas que nos brindamos. En esta ocasión tuvimos cuatro ganadores.
Agradecemos infinitamente la participación de todos ❤️ Si tu nombre no aparece en esta oportunidad descuida, Roma no se hizo en un día, estamos seguros que la próxima vez será tu oportunidad de brillar.
Nos volveremos a ver el día: Viernes 04 de Agosto.
¡Los esperamos!
*La forma en la que se muestran los participantes no tiene un orden específico.
***
Las calles estaban demasiado silenciosas y oscuras. Por la neblina que empañaba todo el lugar supuse que debía estar haciendo frío. Yo no tenía frío. A pesar de no estar abrigado, no sentía el aire helado en mi cuerpo.
Levanté la cabeza y vi la fachada de mi casa en la distancia. Faltaba poco para llegar. Dudé durante algunos segundos y me detuve. Tenía la extraña sensación de que no debía seguir; quería estar en casa pero algo me decía que era mejor dar media vuelta e irme.
Me tomó un momento, pero finalmente logré desechar los pensamientos absurdos y me dispuse a seguir mi camino. No bien hube dado un paso cuando una mano tocó mi hombro, y sorprendido, me di la vuelta abruptamente para mirar a la persona que se encontraba detrás de mí.
Creo que grité. Ni siquiera lo recuerdo, pero estoy casi completamente seguro de que grité. Después no dije nada, solo me quedé ahí parado, mirando estupefacto a la figura frente a mí.
—¿A dónde vas? –preguntó de pronto.
—A-A mi casa– tartamudeé.
—Sabes que no puedes volver ahí.Su voz, de alguna extraña manera, me hacia sentir bien. Su mano volvió a posarse en mi hombro, me relajé de inmediato.
—Tenemos que irnos.
Miré en dirección a mi casa con ojos tristes.
—Pero...
—Ya no hay marcha atrás, Raúl.
—¿Pero y si quieren que vuelva?
—Seguramente. Pero tú no puedes volver.Volví a mirar mi casa. Me había tomado tanto volver hasta ahí. Recordé el momento en que salí huyendo después de discutir con mis padres y no me detuve a pesar de que me llamaron repetidas veces. Estaba tan molesto, tan cansado de siempre pelear por lo mismo. Los odiaba, los odiaba demasiado.
Así que huí, furioso y sin mirar a nadie. Lo demás era demasiado confuso para mí; recordaba estar en la calle y oír el horrible sonido de los frenos de un coche rojo que se acercaba en mi dirección a toda velocidad, y después... Nada. Me levanté del suelo en una calle vacía y comencé a caminar en busca de mi casa, pero siempre volvía al mismo lugar donde había comenzado. Me era imposible llegar a ella.
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Desafíos de Novela Juvenil
Random¿Te animas a participar de los diversos desafíos semanales que tenemos en el perfil de Novela Juvenil? ¡Te esperamos!