Desafío 69: Resultados

141 20 15
                                    

Buenas noches, hermosos seguidores

Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.

Buenas noches, hermosos seguidores.
Al igual que todas las semanas les traemos los resultados de  nuestro último desafío. ¡Amamos ver su participación! Muchas gracias por todo el cariño que le brindan a este apartado.

Nos vemos el día de mañana con un nuevo desafío, así que estén atentos. 

*La forma en la que se muestran los resultados no tiene un orden en específico.

***

Leonnamac

—No puede ser.

El atasco se extendía kilómetros y kilómetros.

—Podríamos dejar el coche aquí y seguir andando —sugirió Óscar.
—A ti sí que te voy a dejar aquí —replicó Samuel.

Acarició el desgastado salpicadero con cariño, como disculpándose por la salvajada que acababa de decirle su amigo. Después dejó caer la cabeza sobre el volante y empezó a murmurar.

—No llegamos, es que no llegamos.
—Que sí, no te preocupes.

No tenía demasiadas esperanzas, pero no podía decírselo. Tampoco es que quisiera creérmelo.

—Encima, por tu culpa.
—¿Perdona?
—No me has avisado de que era por ese desvío —me acusó.

Yo ni siquiera sabía a dónde íbamos. Mi mejor amiga me había montado en aquel coche prácticamente a la fuerza. Abrí la boca dispuesta a protestar, pero Claudia no me dejó.

—Eh, paz —nos advirtió.

¡Si no me había dado tiempo a decir nada!

La fulminé con la mirada. Estaba allí por ella, para que no tuviera que estar sola con su novio y con los imbéciles de sus amigos en aquel concierto. El grupo me gustaba, sí, pero aguantar a Samuel no estaba pagado. Ni que Claudia me regalara una entrada para ver a Black Stone Cherry compensaba el tener que aguantar a aquellos tíos.

—Voy a ver si me entero de qué ha pasado —dijo Pablo, nuestro héroe.

En un apocalipsis zombie, volvería corriendo poco después perseguido por un puñado de cadáveres. Pero simplemente era un atasco y nuestra única salida era esperar.

Claudia salió detrás de su amado, dejándonos solos con Óscar, que movía la cabeza al ritmo de la canción que estaba sonando, como si no le importara en absoluto perdérsela en directo. Yo abrí Instagram y empecé a pasar historias. Lo mejor era no pensarlo.

—No me has seguido —comentó Samuel.
—¿Por qué será?
—Yo sí que te sigo. Hasta te di like a la foto esa que subiste el otro día. Y mira que salías fea, eh.

No saltes, me dije. Así que respiré hondo.

—Pienso bloquearte.

Pero me quedé mirando la foto a la que se refería Samu. Puede que no fuera mi mejor foto, pero me gustaba. La miré y la miré hasta que me dejó de gustar. De repente, esa falda que era mi favorita ya no me quedaba tan bien. Mi pelo estaba fatal y el eyeliner no me había quedado simétrico. Nunca me salía perfecto, pero Samu tenía razón, salía feísima. Aquella foto era horrible.

Estaba decidiendo si borrarla o no cuando noté que sonreía. Le encantaba fastidiarme. Tal vez pretendiera crearme un trauma o minar mi autoestima. Sería algo propio de él.

Cerré Instagram, pasé de Samuel y volví a mirar hacia la carretera. Ante nosotros, las luces de freno de cientos de coches tan parados como el nuestro. Al fondo, el atardecer.

Era una imagen preciosa. Dejó de parecérmelo cuando tras avanzar un par de kilómetros más, volvimos a detenernos completamente. Samuel dejó caer la cabeza sobre el volante de nuevo, completamente desesperado.

—I am gonna climb a mountain.
—Samu.
—The highest mountain, Lord —canturreó lastimero.
—Samu, llegaremos —le aseguré.

El concierto de nuestras vidas estaba allí delante, a media hora como mucho. No podíamos hacer un drama de aquello.

— Gonna jump off and nobody gonna know.

O tal vez sí.

Le embutí un chicle en la boca antes de que pudiera arrancarse con la siguiente estrofa. Nadie quería perderse aquel concierto. Si seguía cantando, todos nos echaríamos a llorar.

—Gracias —dijo refiriéndose al chicle.

Haber parado un arrebato de tristeza que amenazaba con extenderse hacia los asientos traseros no tenía mérito ninguno porque Samuel y yo nos detestábamos mutuamente, aunque en ese momento me di cuenta de que no sabía porqué.

Nos conocíamos porque él siempre iba con Pablo, igual que yo iba con Claudia. Aparte de eso, nuestra relación se limitaba a discutir, discutir y discutir. Me llevaba la contraria siempre que podía, hasta con cosas que eran imposibles de rebatir. Después de eso, me vacilaba, como con la foto. Cualquier cosa relacionada conmigo podía ser el objetivo directo de sus pullitas. Contando claro, con que yo siempre era su objetivo directo. Una vez empezaba, ya no paraba, y yo siempre terminaba saltando. Pero no recordaba haber hecho nada que pudiera molestarle.

Desafíos de Novela JuvenilNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ