Capítulo 17: Meetings Arrests and Dreams

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Una vez que Severus y Harry estuvieron en Hogwarts se separaron temporalmente. Severus le había dicho a Harry que volviera en dos horas, no más que eso, porque no quería perder el tiempo. Sabía sin duda que Dumbledore se pasaría cerca de una hora dando palos de ciego, y luego hablaría del verdadero asunto durante la siguiente hora. Conocía demasiado bien a su jefe después de haber pasado todos esos años con él. Ahora Severus se encontraba subiendo las escaleras de gárgolas móviles mientras le decían "pasa Severus" antes de que pudiera llamar a la puerta. Recordaba una época en la que le había molestado sobremanera eso, que ni siquiera le dieran la oportunidad de llamar a la puerta correctamente. Cosas tan triviales habían dejado de molestarle a medida que la guerra avanzaba, y estaba bajo más presión del Señor Tenebroso.

-¡Severus, me alegro de verte!- sonrió Dumbledore, su habitual brillo estaba notablemente ausente hoy. Tenía pequeñas bolsas bajo los ojos, como si hubiera tenido problemas para dormir. Se preguntó brevemente por qué Dumbledore no había tomado una poción de pimienta. Es lo que él (Severus) siempre hacía cuando no dormía mucho. Le daba energía y las bolsas bajo los ojos desaparecían junto con el cansancio. Aunque la había usado mucho y se había hecho inmune a todos sus efectos. Por eso no lo usaba tanto, pero Dumbledore no tenía esos problemas.

-Efectivamente-, dijo Severus tomando asiento; vio que los ojos de Dumbledore se abrieron de par en par. Supuso que era por lo que llevaba puesto. En lugar de su rígida túnica de profesor, llevaba un pantalón de deporte negro y una camiseta blanca bajo la capa. De verdad, Dumbledore no creía que llevara su rígida túnica de profesor todo el tiempo. Puede que no le guste el color pero eso no significaba que no llevara ropa decente o cómodamente cerrada cuando no estaba cerca de pociones.

-Gracias por venir Severus, te agradezco mucho que hayas podido dedicar tu tiempo-, dijo Dumbledore agradecido, recuperando su brillo al ver a Severus, el chico al que consideraba su hijo, vestido de forma tan informal.

-El señor Peverell quería ver a sus amigos antes de que empezara el verano- dijo Severus con ligereza disfrutando de los ojos sin brillo que lo miraban apagados. A Dumbledore no le gustaba que le recordaran que le habían quitado la alfombra de debajo de los pies, muchas gracias.

-Ya veo- dijo Dumbledore con tristeza -¿Café? ¿Gotas de limón? ¿Pastel? ¿Bizcocho?- señaló la gran bandeja que tenía sobre la mesa, las teteras hechizadas para mantenerse calientes y la comida fresca. Lo cual sólo duraba unas cinco horas antes de que se agotara y no se pudiera volver a aplicar.

-Lo haré- dijo Severus suavemente, tomando una taza de café negro fuerte. La mezcla jamaicana le gustaba más que ninguna otra, también cogió unos digestivos de chocolate. Luego procedió a relajarse de nuevo, si iba a estar aquí más le valía ponerse cómodo. Aunque le preocupaba un poco que su madre estuviera sola en aquel piso. Había mortífagos rondando libremente ahora, tratando de impresionar al Señor Tenebroso una vez más. No quería que se tropezaran con su madre; sería difícil negar que no era su madre si la veían. Severus sabía desde pequeño que su aspecto era el de su madre, especialmente la innegable palidez de su piel, que le irritaba sobremanera.

-¿Sabías lo que iba a decir anoche?- preguntó Dumbledore en voz baja, después de tragar su tarta de limón. Era innegablemente aficionado a todo lo que tuviera que ver con el limón; le gustaban especialmente esos dulces muggles llamados Gotas de Limón y bolos. Por suerte, la mayoría de los paquetes parecían tener más limón que cualquier otro tipo, lo que hacía las delicias del anciano.

-Algo de eso-, admitió Severus bebiendo su café, una vez que estuvo cerca del fondo mojó su digestivo de chocolate y comió un poco. Repitiendo un par de veces y luego limpiando las migas mientras observaba a Dumbledore sin emoción.

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