Capítulo 44: What To Do

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Harry se giró al oír la voz; antes de girarse supo quién era. No era una voz que jamás olvidaría. Desgraciadamente, el peor abuso que alguien puede sufrir es el abuso emocional, más que el físico. Harry podía parecer, equilibrado, seguro de sí mismo y feliz, pero una parte de él siempre seguiría siendo infeliz, una parte de él siempre se sentiría invisible para los que le rodeaban. Más aún, siempre sentiría que necesita probarse a sí mismo ante todos. Harry era capaz de controlarlo, de modo que no lo hacía por los demás, sino por sí mismo. Ni siquiera se inmutó cuando Lily sacó su varita, no estaba seguro de que tuviera el valor de decir un hechizo. Aun así, mantuvo la mano de su varita preparada, por si se equivocaba.

-¿Sí?- preguntó Harry, inexpresivo, preguntándose qué demonios podría querer la mujer de él. Nunca terminaba bien, cuando trataban de enfrentarlo o controlarlo. No podía ser tan estúpida como para intentarlo de nuevo, seguramente. Lo único que ocurrió fue que se difundió más información, información que los Potter seguramente querrían mantener en secreto. Como lo ocurrido en el Gran Comedor durante su cuarto año. Sintió que se le movían los labios al recordar a Lily acobardada por Eileen. Ella no había intentado nada; debía saber quién era.

-Tú...- dijo, incapaz de articular lo que quería decir, jadeando mientras la rabia seguía languideciendo en ella. -¡Arruinaste mi vida!-, gritó finalmente a todo pulmón. Su voz resonó por los pasillos de Hogwarts, como si le hubiera lanzado un encantamiento sonoro.

-Lo mismo digo-, dijo Harry sin tapujos, sus ojos verdes, similares a los de la mujer que tenía delante, un fuerte recuerdo de quién era su madre, se llenaron de burla. Sinceramente era una maldita hipócrita. -Lo único diferente es el hecho de que tú tenías una familia, yo estaba solo-.

-¡Nick es más importante! ¿Por qué nunca pudiste entender eso?- gritó ella con las fosas nasales encendidas. Apenas podía creer que era su hijo, un niño que había dado a luz. Deseaba más que nada haberle entregado, así su vida sería perfecta.

-No me interesa hablar con usted-, despidió Harry, -llego tarde a encantos. Así que profesora apártese por favor- no podría haber exprimido más sarcasmo en esas dos palabras aunque lo intentara. Merlín había olvidado lo irritante que era cuando gritaba. Peor aún, no podía creer que le hubieran permitido ser profesora. No tenía experiencia; no había hecho nada desde que dejó Hogwarts. No le sorprendería que por eso se hubiera casado con Potter. Estatus, dinero y que la gente se olvidara de que sólo era una muggle de nacimiento... ¿qué no podía gustarle a alguien como ella? Nunca tendría que trabajar (no es que hubiera conseguido un trabajo en el mundo mágico, aquí era muy difícil para los nacidos de muggles conseguir trabajo), buena vida, respeto de sus compañeros.

-Debería haberme deshecho de ti en cuanto te di a luz-, dijo con maldad, sin apartarse. Probablemente el mayor error que cometería.

Harry rió con amargura: -Tal vez deberías haberlo hecho, pero no lo hiciste-. Los había odiado durante tanto tiempo, que nada de lo que dijeran podría herirlo. Sería como romper a llorar si Voldemort dijera que no le gustaba. Completamente inconcebible era casi la única palabra para describir ese suceso. Ha pasado toda su infancia triste se negaba a seguir pensando en nada de lo que decían. Se alejó de ella, dirigiéndose en dirección a Encantamientos, y entonces la oyó. A pesar de su conmoción y sorpresa por la elección del hechizo de ella, automáticamente se tiró al suelo, y rápidamente erigió el encantamiento escudo más fuerte que conocía para mantenerlo a salvo. El entrenamiento que Severus le había inculcado no era para nada, después de todo.

-Cruciamentum-. Lily no pensaba con claridad, estaba muy enfadada y furiosa por cómo estaba el chico. Que le iba mejor que a Nick, cómo se llevaba toda la aceptación a pesar de haber robado a su familia. Cómo no parecía tener la más mínima culpa por haberlos dejado sin dinero. El hecho de que ella se las apañara y él fuera el objetivo más fácil y comprensible allí. Los dos años de miedo, preocupación y vergüenza salían a la luz. El hechizo absorbido en el escudo de Harry, pensar que era un hechizo legal. Era un equivalente a la maldición Cruciatus; causaba tormento en lugar de "tortura", de ahí que se permitiera seguir utilizándolo.

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