Capítulo 19: The Trials of Avery, Macnair, and Malfoy

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Había unos cincuenta magos y brujas que llevaban túnicas de color ciruela con la letra "W" cosida, irónicamente. La "W" era dorada y no combinaba en absoluto con las túnicas ciruela, aunque Harry no hizo ningún comentario al respecto. Fudge estaba en el centro, Madam Bones a su izquierda y otra bruja con un moño rosa en el pelo a su derecha. El adolescente no tenía ni idea de quién era, y para ser sincero, no le importaba. Harry había obtenido un gran placer al ver cómo los grilletes se agitaban ominosamente antes de envolver al aterrorizado mago. Harry miró con desprecio al viejo tonto, encontrándolo muy patético ahora; no era tan duro sin su varita o sin otros dos magos que lo respaldaran, ¿verdad? Avery trató de burlarse de Harry, haciendo que el joven de casi quince años sonriera.

-Muy bien-, dijo Fudge, poniéndose en pie de forma importante. -Estando los acusados presentes, comencemos. ¿Estás listo, Percival?-.

Harry oyó una voz responder afirmativamente y miró hacia ella, viendo el pelo rojo, las pecas y una túnica que no era de muy buena calidad. Era un Weasley sin duda, aunque pareciera que tenía un plátano metido en el culo. ¿O se suponía que era una mirada de superioridad la que tenía? Harry no estaba seguro, pero se apartó de él y se concentró en cosas más importantes que Weasley. El profesor Snape estaba sentado a su lado, muy rígido y resuelto. Se dio cuenta de que Dumbledore intentaba encontrarse con los ojos de ambos y Harry apartó la mirada, con la advertencia de su profesor resonando en sus oídos. No mires a Dumbledore a los ojos; bueno, definitivamente iba a seguir el consejo de Severus. Se estremeció al pensar que Dumbledore podía leer sus pensamientos.

-El juicio de Archibald Brian Avery el diez de julio-, dijo Fudge con voz sonora. Harry casi resopló. No era de extrañar que el tipo prefiriera que le llamaran Avery. El rayado de la pluma con la que Weasley escribía lo desanimó irritantemente, así que se perdió el resto; no es que se hubiera perdido mucho, sólo los delitos que había cometido, cuándo y dónde.

-Interrogadores: Cornelius Oswald Fudge, Ministro de Magia; Amelia Susan Bones, Jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica; Dolores Jane Umbridge, Subsecretaria Mayor del Ministro. Escribano de la Corte: Percival Ignatius Weasley. Abogado de la Defensa: Archibald Damien Avery- anunció Fudge con claridad. Con la lista hecha, sacó un pergamino y se aclaró la garganta. -¡Entonces, los cargos!- continuó Fudge, desenrollando el rollo de pergamino.

-Que aceptó a sabiendas la Marca Tenebrosa y se convirtió en un traidor a los ojos del Ministerio-.

-Que, a sabiendas, lanzó un imperdonable sobre un menor, delante de otros dos magos en la mansión Malfoy-.

-Que, a sabiendas, siguió a Quien Tú Sabes y cometió crímenes atroces frente a los muggles-.

-Que mintió a sabiendas durante su juicio hace trece años, afirmando estar bajo la maldición Imperius-.

-Que, a sabiendas, lanzó las Artes Oscuras, compró artefactos y objetos de las Artes Oscuras y utilizó esos artefactos y objetos-.

Harry no pudo evitar parpadear ante eso... ¿Acaso era un delito diferente al de usar el Imperdonable con él? No lo creía, pero oye, no le importaba. Sólo significaría que el bastardo que le hizo daño permanecería encarcelado durante más tiempo. Aunque ¿qué podía ser más largo que quince años de cadena perpetua? ¿Especialmente con nada más que los dementores como compañía?

Alastor Moody había estado muy ocupado, fue todo lo que Madam Bones pudo pensar mientras se leían los cargos. Moody era uno de los que nunca haría enojar; si había una ley que el hombre no conociera, ella se comería su monóculo. Lo demostró por la cantidad de delitos por los que Avery había sido arrestado, y se preguntó con cierta diversión engreída cómo Avery padre iba a sacar a su hijo de ésta. Ella no creía que pudiera.

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