Capítulo 61: Partying, Slughorn and Going Home

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Los chicos habían cenado muy bien antes de ir a uno de los pubs del hotel. Intentaron encontrar uno de los más tranquilos, pero fue casi imposible hacerlo con tanta gente allí. Parecía que la mayoría de la gente había decidido pasar la noche en el hotel después de la conferencia. Los maestros de Pociones se acomodaron en una mesa del fondo, tomando las bebidas; Harry, en su mayor parte, siguió tomando cerveza de mantequilla, pero se tomó dos chupitos de whisky de fuego. Harry nunca se había sentido más aceptado en su vida, simplemente sentado hablando con todos los presentes. Nunca se había imaginado esto, nada de esto, pero sin embargo lo agradecía.

-Yo traeré los siguientes tragos-, dijo Sorens poniéndose de pie sonriendo como un loco.

-Me toca a mí-, dijo Harry dándose cuenta de que lo habían obviado por completo.

Sorens y los demás rieron divertidos: -No te servirán, pero puedes intentarlo-, respondió el maestro de Pociones, haciendo un gesto con la cabeza para que el adolescente lo siguiera. Ambos se dirigieron a la barra, sin percatarse de que los ojos negros los seguían posesivamente.

-Cuatro tragos de whisky de fuego, cinco cervezas-, dijo Sorens, volviéndose hacia Harry, -Te gusta, ¿no?-.

-¿Quién?- preguntó Harry, pero tenía una buena idea de a quién se refería Sorens.

-Severus-, dijo Sorens sonriendo divertido.

Harry devolvió la mirada al hombre en cuestión, mostrando sin saberlo sus sentimientos por toda la cara. Más que gustarle Severus, le había gustado durante un tiempo cuando se conocieron. Poco a poco, con el paso del tiempo, se había encariñado con él, y había florecido en algo más profundo. Quizás era porque Harry no estaba acostumbrado a querer a la gente, que se encariñaba fácilmente con los demás. Sólo mira a Eileen, la amaba más de lo que había amado a su propia madre. Oh, Merlín, él amaba a Severus, y aparentemente todos podían verlo también.

Sorens observó a Harry con atención, y se dio cuenta de que los sentimientos iban un poco más allá. No era inaudito formar vínculos, después de todo podías pasar hasta tres o cuatro años con tu maestro de Pociones. Había habido algunos escándalos a lo largo de los años, pero nada con lo que no pudieran lidiar. Podía ver que no había pasado nada entre ellos, había un aire de nostalgia en Harry. Como si tuviera su sueño más querido al alcance de la mano pero no lo hubiera cogido con las dos manos. Sus ojos se deslizaron hacia Severus, observándolo, los miraba de reojo. Juntos serían brillantes en la elaboración de pociones, sólo había que ver la poción de Eileen y todo lo que había logrado. Le encantaba prepararla, el reto que suponía era simplemente impresionante. Sólo podía imaginar lo que se sentía bajo presión para completarla.

-Sí-, admitió Harry en voz baja, volviéndose hacia la taberna, el impulso de beber los cuatro tragos de whisky era abrumador.

-No esperes demasiado-, dijo Sorens dándole a Harry su genuino consejo, ajeno a su pequeño pacto.

-Aquí tienes, son tres galeones#, dijo el camarero, colocando el alcohol en una bandeja para que se hicieran cargo. 
-Toma, coge una copa para ti-, dijo Harry pasándole los tres Galeones y unos cuantos Sickles. Aunque a decir verdad el tipo no parecía necesitar otra. -Gracias-, contestó el mago alejándose para servir a alguien más a lo largo de la barra.

Sorens cogió las bebidas y se abrió paso entre la multitud, y las puso en su mesa, reclamando sus asientos. Una campana sonó con fuerza, indicando que eran las últimas bebidas servidas, que pronto cerrarían. Los demás miraron con curiosidad a Sorens, que seguía con esa sonrisa de satisfacción en la cara.

-¿Qué le dijiste?- preguntó Severus inclinándose hacia Harry y susurrándole al oído.

-No le dije nada, lo adivinó- susurró Harry inhalando el aroma de Severus, Merlín lo deseaba tanto. Tal vez había bebido demasiado, menos mal que se irían pronto.

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