Capítulo 26: Learning and Hogwarts

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Una vez que Severus hubo mandado a Harry a la cama, con una poción para dormir sin sueños en la mano, llamó por floo a Hogwarts. Muy consciente de que Albus seguiría en su despacho, para ser un anciano no dormía mucho. Tal como es, para ser director de un colegio tan importante. No ayudaba que fuera muy conocido y respetado, tenía gente que le pedía ayuda día tras día. La persona más obvia era Cornelius Fudge, el Ministro de Magia. Él también había sido uno de ellos, cuando había espiado al Señor Tenebroso para él. Había perdido mucho respeto por Albus, por cómo se comportaba, con respecto a Harry. Todavía lo respetaba un poco; era difícil odiarlo aunque estuviera siendo ciego y terco.

-Severus, ¿en qué puedo ayudarte?- preguntó Albus cansado.

-Hace tiempo pregunté si Harry podía volver a Hogwarts, ¿es posible?- preguntó Severus yendo directo al grano como siempre.

-Por supuesto, me he asegurado de que todas las clases que necesita estén juntas, el lunes y el martes- dijo Albus, tenía demasiado respeto y amor por Severus, como hijo, como para negarle lo único que había pedido.

-Gracias- dijo Severus.

-De nada Severus- dijo Albus amablemente -¿Cómo es que lograste enseñarle a Harry el hechizo Patronus tan rápido?- preguntó entonces.

-Es un Ravenclaw, quiere aprender y tiene el impulso de aprender Albus, Potter no tiene el mismo impulso- dijo Severus con sinceridad, -No tiene nada que ver con el poder-.

-¿Estás seguro de que no puedo hacer que le enseñes a Nick?- preguntó Dumbledore sonando desesperado.

-Tengo demasiado que hacer Albus, mi aprendiz es lo primero, también tengo mi propio negocio de pociones con el que contentarme- dijo Severus.

-Muy bien-, suspiró Albus.

-Intenta dormir un poco Albus, buenas noches-, dijo Severus.

-Buenas noches Severus-, dijo Albus con recelo.

En cuanto la cabeza de Severus desapareció del fuego, Albus hizo lo que Severus le sugirió y, efectivamente, se acostó.

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Severus retiró la cabeza del fuego, con la satisfacción escrita en cada línea de su rostro. Caminando hacia su escritorio, comenzó a hacer cambios en los horarios que había establecido. El lunes y el martes fueron eliminados, para ser reemplazados por Hogwarts. El horario nocturno decidió que lo utilizaría para las clases de Oclumancia. El miércoles le enseñaría pociones todo el día, el jueves sería Defensa contra las Artes Oscuras. El viernes se utilizaría para las Artes Oscuras propiamente dichas. El sábado sería para varios encantos y hechizos diferentes que conocía y que no encajaban en ninguna de las dos categorías/días. El domingo era su día libre; Severus también decidió darle tiempo libre el jueves y el viernes por la tarde. Era fácil olvidar que Harry sólo tenía quince años.

Dejándolo a un lado creó otro para que lo usara Harry, sin duda Albus le enviaría el horario de Harry. Lo dejó sobre el escritorio y se sentó a esperar que los elfos domésticos le enviaran su café nocturno. Ya conocían sus preferencias, tanto que ni siquiera era necesario llamarlos. El elfo doméstico entró y se lo dio antes de irse sin decir nada. Severus estaba demasiado agotado como para agradecerle al elfo doméstico, pero sí tenía la energía suficiente para cogerlo y beberlo lentamente.

Le preocupaba estar presionando demasiado a Harry, pero si no aprendía lo que necesitaba, no iba a haber nada de lo que arrepentirse o preocuparse. Si no aprendía lo que necesitaba, el Señor Tenebroso lo mataría. No ayudaba que Harry tuviera pesadillas y apenas durmiera, sabía que no debía recurrir a darle a Harry la poción para dormir sin sueños. Se suponía que esa poción sólo debía usarse en caso de algún tipo de trauma. La poción para dormir no solucionaba nada, en realidad sólo lo suprimía. Severus se sorprendió de que Harry hubiera tardado tanto en tener pesadillas. Lo único que podía hacer era estar ahí para el adolescente, si alguna vez quería hablar. La cosa era que Harry no estaba acostumbrado a hablar, ni a tener a nadie con quien hablar, depende del periodo.

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