Capítulo 49: Award Ceremony and Heartache

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Eileen Prince-Snape se miró en el espejo asombrada por la mujer que tenía delante. Seguramente no podía ser ella. Llevaba un precioso vestido largo de color esmeralda con lentejuelas que brillaban en un intrigante patrón, con un cinturón de cadenas. Para rematar, llevaba el collar que Harry le había regalado y los pendientes de esmeralda que Severus le había regalado al mismo tiempo: en Navidad. No tenía muchas joyas, pero eran suficientes para verlas, y cada pieza tenía un valor sentimental. Su pelo negro caía en largos mechones por su espalda, rizándose ligeramente al final. No era la mujer más guapa del mundo, pero hoy se sentía así. El orgullo seguía recorriéndola, sus hijos eran increíbles, ella siempre lo había sabido, ahora el mundo por fin lo sabía también. Se puso su nuevo par de zapatos verdes, planos, no podía llevar tacones. Ahora podría, pero entonces no había podido, pero prefería estar cómoda. De todos modos, ya era lo suficientemente alta sin llevarlos, su hijo había sacado la altura de ella, y de hecho había sacado casi todo de ella, pobrecito. Agarrando su chal y su capa de viaje o lo que a ella le gustaba pensar que era una "chaqueta", había pasado demasiado tiempo en el mundo muggle como para deshacerse de ella.

-Mamá, estás... increíble-, dijo Severus, mirándola fijamente antes de decidir la palabra más apropiada. Ella le sonrió, obviamente encantada con las palabras de su hijo. Le dolía pensar que nadie le había dicho esas palabras antes. Era su madre, no le importaba su aspecto, y la quería aunque no lo demostrara tanto como debería. Lamentablemente los años de espionaje se le habían pegado y prefería no demostrar lo mucho que le importaban las personas o sus palabras.

-Gracias Severus-, dijo Eileen sonriendo agradecida a su hijo, se había preguntado si era demasiado, pero a Severus parecía gustarle así que barrió sus temores. Se trataba de una ceremonia de entrega de premios, todo el mundo se vestiría bien y estaría listo para la fiesta. A los sangre pura les encantaban este tipo de actos, cualquier excusa para arreglarse y llevar todo el contenido de su bóveda alrededor del cuello o en otra parte. -Tú también estás muy elegante. ¿Te ha visto Harry?-.

Severus puso los ojos en blanco; sinceramente, no tenía un aspecto diferente al habitual. O al menos eso se decía a sí mismo, a decir verdad, tanto él como Harry se habían acomodado en las tradicionales túnicas de gala, él tenía puesta una camisa negra en lugar de una blanca. Le hacía parecer aún más delgado de lo que realmente era, pero no le molestaba ya que siempre vestía de negro y parecía un palo. Podía comer como un cerdo y no engordar nunca; siempre había pesado lo mismo desde antes de empezar a dar clases en Hogwarts. Su madre disfrutaba demasiado con el hecho de que él y Harry estuvieran... bien juntos. O lo más juntos que iban a estar durante un tiempo.

-El Traslador está preparado para activarse en cinco minutos, ¿por qué no vas a buscarlo? Estaré en el pasillo-, dijo Eileen, bajando las escaleras. Hace unos meses esto habría sido casi insoportable para ella. Sacudió la cabeza; parecía que la ceremonia de entrega de premios le estaba devolviendo lo mucho que la poción la había ayudado. Ahora iba a hacer lo mismo con otros miles de personas, incluidos los hombres lobo. Tal vez alargara su vida; los hombres lobo tenían una vida de 20 a 30 años después de ser mordidos, antes de deteriorarse por completo. La cifra había subido quizás diez años desde la poción de acónito, pero ahora... ahora había una nueva esperanza para ellos.

Severus llamó a la puerta de Harry; le había hecho gracia todo el día lo mucho que Harry temía esto. Tal vez Harry lo sintiera más profundamente de lo que imaginaba, con suerte aún iría. No quería tener que aceptar el premio de Harry por él. -Harry ¿estás listo para ir?-.

-Ya voy-, dijo Harry desde el interior de la habitación, unos segundos después la puerta finalmente se abrió. La túnica de gala por la que se había decidido era impresionante, hacía que Harry pareciera años mayor. Mordiéndose el labio, se dio cuenta de que esta noche iba a ser extremadamente larga. Harry había optado por llevar una corbata plateada, en lugar del tradicional lazo que venía con las túnicas de gala.

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