Capítulo 48: Order of Merlin

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Sirius Black estaba sentado en su mesa de comedor en Grimmauld Place, aún no se había recuperado de la información que había recibido ayer. No el hecho de que Lily Potter había sido encarcelada durante un año, en realidad había esperado más tiempo, sino que él no estaba en el wizengamot. Sólo tenía dos puestos en la junta de gobernadores, todos los sangre pura lo hacían. Ninguno más activo que Lucius Malfoy, que parecía querer difundir toda su mierda de sangre pura posible. Por suerte la mayoría de los presentes no estaban de acuerdo con él, a los demás probablemente les había pagado o chantajeado. La mayoría gobernaba, por suerte, de lo contrario la serpiente se habría salido con la suya hace mucho tiempo. No es que fuera ya un problema; el rubio estaba en Azkaban, por dañar a su ahijado. En realidad, seguía siendo el padrino de Harry, no había sido repudiado como tal ni eliminado, y de lo contrario Gringotts lo habría formado. Harry había devuelto a James las casas y la mitad de la fortuna Potter. James había estado en un estado crítico cuando regresó, se había derrumbado en estado de shock. Era un Déjà vu; había tenido una reacción similar años atrás. Seguía escribiendo a Harry de vez en cuando, aunque no obtuviera respuesta. Quería que su ahijado supiera que aún pensaba en él, y que lo sentía, no le importaba que Harry nunca lo perdonara, ¿a quién quería engañar? De hecho lo hizo. Esperaba que con su perseverancia Harry lo perdonara, tarde o temprano.

-¿Quieres un café o algo más fuerte?- preguntó Remus en voz baja al entrar en la cocina, vestido con un pijama azul. El par que Sirius le había regalado en Navidad, a Sirius siempre le gustaba comprarle la ropa más cara. Probablemente porque de niño y adolescente nunca había tenido nada decente. Como hombre lobo, apenas podía conseguir un trabajo, y cuando lo hacía nunca lo tenía mucho tiempo. Era demasiado orgulloso para aceptar el dinero de sus amigos, considerándolo como caridad. El hombre lobo era una criatura orgullosa, y eso se le había contagiado.

-Café-, dijo Sirius, últimamente había bebido demasiado, sobre todo con James cerca. Simplemente no podía perdonarlo, le había dado dinero para una casa y lo había usado para conseguir un abogado para Lily. Se había puesto furioso cuando se enteró, se lo había dado por los niños y por él para que tuvieran un techo. No es que James tuviera que preocuparse más por eso. Sin duda se mudaría de nuevo a la Mansión Potter, no habían vuelto a pisar Godric's Hollow desde el ataque a los gemelos. Había estado dirigido a los gemelos, la profecía decía que el niño que nace cuando el séptimo mes muere, y ambos habían nacido en esa época... lo suficientemente cerca del "séptimo mes muere" de todos modos.

Remus hechizó la tetera y ésta se calentó de inmediato, tomando tazas grandes, las hizo flotar y llevó la olla. Sirius invocó el café y el té, mientras Remus iba al refrigerador y sacaba la leche. A ninguno de ellos le gustaban las infusiones oscuras, pero tampoco les gustaban endulzadas. Sin embargo, Remus solía hacerlo cerca de la luna llena, para poder ganar algo de peso que había perdido después de las transformaciones. Nunca más de una cucharada por café. Remus le entregó a Sirius su taza roja, guardando la negra para él y colocó una bolsita de té en la infusión mientras Sirius añadía café a la suya. -¿Ha llegado el periódico?- preguntó Remus, mientras se sentaba frente a Sirius con un bostezo que se extendía por su rostro prematuramente envejecido.

-Todavía no-, dijo Sirius, -Diez minutos-, añadió tras mirar el reloj de la pared, siempre llegaba a la misma hora, y los de Hogwarts ya lo tendrían, ya que estaba muy cerca de la estación del profeta. De hecho, probablemente las lechuzas sólo tardaban cinco minutos desde Hogsmeade en llegar a su objetivo designado. Sirius se había preguntado alguna vez cómo es que nunca hacía frío con una abertura tan grande constantemente abierta. Lo cual no era cierto, se abría sólo para el desayuno, antes de que la "ventana" se cerrara de nuevo. 
-¿Ya se ha levantado James?- preguntó Remus.

-¿Parece que sí?- preguntó Sirius irritado, -No lo está, eres demasiado indulgente Remus- sinceramente, alguien podría casi matarlo y Remus lo perdonaría apostaría. Estaba siendo poco sincero, lo sabía, pero no podía evitarlo. Quería que Remus estuviera tan enfadado como él con James y Lily. Siempre había sido de los que se molestaban o enfadaban con facilidad, creciendo con sus padres no era de extrañar.

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