Capítulo 50: Sadness and exhaustion

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-Los magos no podrían causar esta cantidad de temblores, parece un maldito terremoto-, dijo el maestro Damon. Mientras se escuchaban más chillidos de la gente en la sala. Los aurores intentaban tomar el control, pero con tanta gente en pánico era difícil hacerlo. Los magos más calmados, estaban en realidad detrás de la barrera que Severus había creado. Unos cuantos intentaban abrir las puertas, y fallaban estrepitosamente.

-¿Qué crees que es?- preguntó Neville, con su preocupación y miedo evidentes. Sus padres estaban de guardia, no sabía dónde pero eran aurores. Últimamente trabajaban mucho, ya que tanto él como Frankie estaban en Hogwarts. Rezó para que no hubieran cogido el turno de noche, y para que no les llamaran. Era una esperanza inútil, ya que sin duda todos los aurores serían llamados.

-Si tuviera que adivinar diría que son trolls o gigantes-, dijo el maestro Damon. Sólo había una salida, y en este momento estaba blindada. Dejándolos como blanco fácil, a menos que alguien viniera y los dejara salir.

-Estoy de acuerdo-, dijo Severus, -Si están atacando el edificio, existe la posibilidad de que nos derrumben-, su mente se arremolinaba con ideas, sin tener idea de lo que había afuera, ¿era mejor quedarse aquí? ¿O arriesgarse a ser derrumbados? No estaba acostumbrado a quedarse sentado, especialmente cuando su vida estaba en peligro. Su instinto era luchar por su vida; sin duda era lo mismo para bastantes otros aquí.

-Luna ¿qué hacemos?- preguntó Neville, susurrando a su novia, ella lo sabría. Normalmente no le pedía información, pero ella tenía la capacidad de ver, sabría qué hacer.

Luna se desperezó, sus ojos se cerraron mientras contemplaba sus opciones. Una lágrima recorrió su rostro al ver. No había forma de evitarlo, no importaba lo que hicieran, lo que significa que ya estaba sucediendo. -Lo siento mucho Neville-, dijo Luna con tristeza, mientras su novio la miraba confundido, secándose las lágrimas.

-Lo que tiene que pasar, pasará' dijo Neville, bajo la suposición de que algo le pasaría a él. Los latidos de su corazón se aceleraron salvajemente, pero mantuvo la calma, con el rostro dolorido. Si su vida iba a terminar, se alegraba de haber conocido a Luna todo el tiempo que lo hizo. -¿Qué hay ahí fuera? ¿Podemos salir? ¿Empeorará las cosas?- su rostro se volvió hacia los demás, pero no estaban escuchando la conversación. Cho abrazaba a Cedric con fuerza, con la cara llena de terror. Severus hablaba en voz baja con uno de los maestros de Pociones, y Harry miraba a su alrededor con una expresión de concentración en el rostro.

-Trolls-, dijo Luna, -Mortífagos-, respondiendo a sus preguntas, pero no miraba a Neville. Sus ojos escudriñaban la multitud de gente, buscando a una persona en particular. Su cabeza dejó de moverse cuando lo vio. Estaba dando golpecitos en la pared, como si buscara una especie de puerta secreta.

Harry golpeó la pared, sonó un poco más de lo que lo habían hecho los demás. Este era el punto más débil, no sólo en la pared sino que la magia era más débil aquí también. Permaneció allí durante unos minutos, con la mente extremadamente conflictiva. ¿Lo hizo? ¿O no lo hizo? ¿Y si lo empeoraba todo? ¿Y si no actuaba y el Ministerio sería tumbado?.

-¡Oh, Dios mío!-, gritó una de las mujeres, -¡El lugar está en llamas! Sáquennos de aquí-, gritó con todas sus fuerzas. Volvió a golpear la puerta, pero tenía razón, había humo saliendo por la rendija de las puertas selladas. Sus palabras causaron aún más estragos que antes. Una bruja estaba desterrando el humo, pero era un acto inútil, como quitar la nieve mientras seguía nevando. Más humo sólo parecía reemplazarlo.

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