4. "Respeto - parte 2"

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"Respeto – parte 2"

Casi media noche en Paradis, y después de unas cien vueltas más que el capitán Levi ordenó a Giselle realizar por su insolencia, la chica al fin tenía su merecido descanso y algo de tiempo para ella.

Se encontraba en las duchas del cuartel, enjabonándose meticulosamente cada parte de su cuerpo con las esencias aromáticas que compro en el mercado de la ciudad. A esta hora de la noche ningún soldado se encontraba merodeando, por lo que se sintió segura de tomarse minutos extras bajo el relajante chorro de agua caliente.

Sintió como todo el estrés antes acumulado durante la misión se desvanecía a medida que su cuerpo se soltaba con el agua caliente. Sus músculos se lo agradecieron, incluso la leve lesión que tenia hace un par de semanas se lo agradeció.

-Completamente placentero -murmuró en un estado de paz completo.

Y finalmente, Giselle pudo llorar.

Nunca se imaginó que ser parte del escuadrón elite supondría un gran sacrificio. Erwin Smith estaba consciente que ellos son los mejores soldados de la legión, incluso quizás de todo el ejército, por lo que los expondría a las misiones más peligrosas solo para salvar la humanidad.

Camille y Giselle estaban equivocadas, no tendrían más posibilidades de vivir si ambas ingresaban en el escuadrón, al contrario, la muerte se encontraba a la vuelta de la esquina esperando para que den un paso en falso durante las misiones.

-Ya, suficiente -se dijo a sí misma, si continuaba por ese camino sabría que volvería a castigarse mentalmente por distraerse con Levi durante la misión.

Enrollo la toalla a su cuerpo y salió con rapidez de la reconfortante ducha.

Su ropa común y corriente se encontraba perfectamente doblada encima de uno de los taburetes de madera que se encontraban dispuestos en las duchas de las mujeres. Se acerco a ella con precaución de resbalar pro el piso húmedo.

Esta vez había elegido un simple vestido blanco hasta las rodillas y un suéter de botones beige. Ahora que se encontraba en la superficie adoraba vestir con colores claros, pulcros y femeninos que demostraban limpieza, no deseaba volver a la oscuridad del subterráneo, ni mucho menos a las faldas oscuras y corsets apretados.

Sacudió su cabello húmedo y lo dejo caer encima de sus hombros, ya se encontraba completamente lista para ir a descansar.

Se observó una ultima vez en el pequeño espejo de las duchas y sonrió, más para interiorizar ella misma que se encontraba a gusto con la vida que estaba llevando, pero la verdad era que no. Le gustaba la legión, incluso su puesto en el equipo elite, sin embargo, sentía que algo faltaba a su vida...una chispa.

-Como sea -musitó doblando su uniforme sucio y guardándolo en una gran bolsa de tela que siempre llevaba consigo a las duchas. -A dormir -canturreó.

Camino apresuradamente de las duchas al edificio de los dormitorios, se encontraba a tan solo unos metros, sin embargo, la oscuridad reinaba en la base de la legión y a ella aún le causaban terror los monstruos nocturnos, o más bien, hombres con deseos que no pueden satisfacer.

Era conocido que algunos hombres de la legión de reconocimiento a veces se sobrepasaban con mujeres soldados más jóvenes que ellos, sobre todo después de misiones estresantes como la que había tenido el equipo elite. Ellos buscaban aliviar el estrés y sentir el cariño de una mujer por una noche, sin embargo, las soldadas no se dejaban, y después de que se compraban los hechos y los intentos de estos soldados por sobrepasarse con sus compañeras, eran destituidos de sus cargos.

Sin embargo...

Giselle apresuró su paso, se encontraba a tan solo 2 metros de los dormitorios. Apretó contra su pecho la pequeña bolsa de tela que llevaba en su mano, y suspiró fuertemente botando todo el aire contenido. La noche la asustaba y la soledad aún más.

- ¡MIREN, ES LA SEÑORITA ELITE! -gritó alguien a espaldas de ella.

- ¡HEY, SEÑORITA ELITEEEE! -canturreó otra persona. - ¿POR QUÉ NO VIENES CON NOSOTROS Y NOS CUENTAS DE TU ENTRENAMIENTO ESPECIAL? -dijo claramente en tono de burla.

Giselle ignoró por completo los gritos y camino aún más rápido hacia el dormitorio.

- ¡HEEEEEEEEY! -gritó nuevamente la primera voz.

Alcanzó el pomo de las puertas dobles del edificio y tiró de el con todas sus fuerzas, sin embargo, el par de hombres que la estaban molestando fueron aún más rápidos y jalaron de su cabello hasta alejarla por completo de la seguridad del edificio.

Se encontraba en peligro.

-Te estábamos hablando, puta -dijo el hombre mirándola fijamente, tenía los ojos inyectados en sangre, claramente habían bebido de más. -No te creas un ser superior solo por pertenecer al escuadrón del capitán Levi.

-Si, puta asquerosa. -dijo el otro hombre escupiendo el suelo. - ¿Qué tienes ahí? -preguntó con rabia apuntando a la bolsa de tela.

El olor a alcohol que desprendía de estos hombres, además el de sudor y ropa sucia, estaban mareando los sentidos de Giselle, sentía unas nauseas tremendas y estaba completamente segura de que les vomitaría el rostro en cualquier momento.

-Eh ¿no vas a responder? -dijo el primer hombre. -Vamos abre tu linda boquita para nosotros, maldita zorra.

-No... -murmuro Giselle.

- ¿No? -dijeron al unisonó.

Ella era un soldado, maldita sea, no iba a dejar que dos estúpidos hombres borrachos abusaran de ella solo porque les apetecía.

Sostuvo con fuerzas la bolsa de tela y con un rápido movimiento se soltó del inútil agarre del hombre 1. Con la rodilla golpeó la ingle de hombre, este soltó un aullido de dolor y se agacho tan rápido que le dio la oportunidad a Giselle de golpear su nariz con la palma de la mano e inmovilizarlo por completo.

Se había deshecho de él, sin embargo, había olvidado un detalle importante, el hombre 2.

Mientras ella había golpeado con todas sus fuerzas al viejo y apestoso soldado, el otro hombre había corrido en busca de ayuda y ahora Giselle se encontraba rodeada de tres hombres borrachos y ansiosos de una buena pelea.

-morirás hoy, maldita zorra del subterráneo. 

***

Un capítulo un poco intenso, espero les haya gustado ¿que creen que pasará con la pobre Giselle? 

Besos y abrazos. 

Pd. En multimedia, Giselle. 

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now