Sueños de libertad - Levi Ackerman.

17. Sustituida

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Sustituida

Al momento en que los pies de Giselle tocaron el tronco más alto del árbol sintió como todas sus inseguridades se desvanecían, ya se encontraban relativamente seguros, solo quedaba un pequeño asunto más por resolver y podrían volver a las murallas.

El titán hembra.

El rubio gigante tenía su mirada azulada fija en la gran cantidad de soldados a sus pies, quienes se encontraban preparados para atacar y descubrir la identidad de la traidora, algunos incluso se encontraban dispuestos a adelantarse a las ordenes del respetado comandante Smith para desenmascararla.

El titán hembra estaba perdido, principalmente porque estaba de pie y cubría su nuca con ambas manos, una posición bastante vulnerable, aún más considerando que el escuadrón élite se encontraba cerca, y el capitán Levi preparaba sus cuchillas para rebanar el cobarde escondite de la mujer.

Giselle se giró sonriente en busca de sus compañeros, quería observar la expresión triunfante de cada uno de ellos, el cuerpo relajado de Erd, la sonrisa maternal de Petra, como revolvían el cabello de Eren explicándole que debía confiar más en su escuadrón y la mirada orgullosa de sus amigos hacia las hazañas del capitán.

Sin embargo, no encontró nada de eso, en realidad no encontró nada.

Repaso cada escondite y posición de los soldados cercanos a ella, no conocía a casi ninguno del numeroso grupo, a excepción de Antón y Hange quienes observaban al titán desde una rama lejana y anotaban deliberadamente en una pequeña libreta de cuero.

- ¿Dónde están? -murmuró Giselle desesperada. - ¿Cómo los hemos podido perder?

Observó a Levi, quien la había arrastrado hasta esa posición hace unos minutos atrás, él desvainaba sus cuchillas con tranquilidad y miraba taciturnamente el panorama, se estaba incluso preparando para saltar hacia el cuerpo del titán.

-Espera, Levi -ordenó Erwin. -Tenemos que ser cautelosos.

El capitán retrocedió unos pasos, bajando sus cuchillas hasta rozarlas con la superficie del tronco.

Giro la mitad de su torso para encontrarse con la mirada confusa de Giselle, quien le estaba pidiendo a gritos silenciosos una explicación, para el no era fácil, el simplemente no podía decirle la verdad, él no quería afrontarse con la realidad de que había decidido destituirla del escuadrón para esta misión y protegerla, ella no se lo perdonaría.

- ¡Segundo escuadrón de tiro! -gritó el comandante con aquella voz potente y profunda. - ¡Fuego!

En un inesperado segundo todo el lugar había estallado en llamas, el cuerpo del titán se retorcía bajo las miles de flechas que impactaban con su extraño cuerpo. Levi sostuvo la capa de Giselle con la punta de sus dedos, evitando que esta se balanceara peligrosamente en las ramas.

Él ya había hablado con Erwin, lo había hecho mucho antes de que la misión tuviera lugar, lo había hecho en secreto cuando supo que Giselle no era solo la hermana de su difunto amigo, sino que también, la persona de la que estaba irrevocablemente enamorado.

Tanto Erwin como Hange sabían que, a la primera señal de Levi, la castaña sería enviada con el comandante y su escuadrón para protegerla, y que debían asegurarse de que permaneciera con vida. Era una promesa que le habían hecho a Levi, en honor a todo el trabajo duro que le entregaba a la legión, literalmente, era su vida por la de Giselle.

Giselle observó con el entrecejo arrugado la escena, a lo lejos, entre la espesa nube de humo, se divisaba el pequeño escuadrón élite escapando hacia las profundidades del bosque con Eren.