20. Conversación pendiente

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Conversación pendiente

Él siempre había sido un tipo solitario, estaba acostumbrado a tener su propio espacio y divagar por el, y en realidad no era algo que le desagradará, es más, él adoraba tener esos pequeños tiempos libres de toda responsabilidad y, sobre todo, de su propia realidad.

Le gustaba beber sorbos de té sentado sobre el altillo de los grandes ventanales de su oficina, era uno de sus panoramas favoritos del día, algo que nunca había compartido con nadie porque no quería que le arruinaran lo poco que lo hacia feliz.

Sin embargo, allí estaba, sentado sobre el altillo en compañía de una intrépida castaña.

No quería abandonarla en el inmenso y vacío cuartel general, menos aún después de haber perdido a todos sus compañeros y amigos, y, sobre todo, después de haberle confesado a viva voz que él era de ella y de nadie más, sería una aberración que le hiciera semejante desaire, él no tenía corazón para dañarla de esa forma.

No hayo mejor forma que inventarle una tarea, algo sencillo y que le ocupará gran parte de su tiempo antes de sus entrenamientos, algo que no la hiciera pensar en la muerte y le borrará aquella linda sonrisa que le regalaba mientras limpiaba sus heridas y besaba sus nudillos.

La observó por sobre su taza de té, se veía diminuta e indefensa, tenía el largo cabello castaño sobre su pecho y la punta de la nariz roja por el frío de ese día gris; las nubes amenazaban y presagiaban una gran lluvia, algo que nadie esperaba.

Giselle se encontraba con la mirada fija en el ventanal, pestañeaba lento y respiraba con pesadez, algo allá afuera le llamaba profundamente su atención, él podía notarlo a simple vista, todo su cuerpo se encontraba tenso e incómodo, y sabía que no era por su presencia, eso ella ya lo había dejado más que claro.

Levi estiró su mano por sobre la madera del altillo, hasta llegar a la punta de los dedos de Giselle, y con un leve toque acaricio su piel en movimientos circulares.

Ella lo agradeció.

Era verdad que se encontraba nerviosa, principalmente por todo lo que habían experimentado en la misión más allá de los muros, pero, en gran parte, por el robusto soldado rubio que se paseaba con soltura y una gran sonrisa ganadora por el campo de entrenamiento.

Era el asesino de Marco Bott.

- ¿Qué es lo que piensas? -preguntó Levi con aquella varonil y ronca voz. -Haz estado demasiado tiempo en silencio, eso no es normal.

Giselle sonrío divertida, los ojos de Levi expresaban sarcasmo y alegría, sabía que él quería levantarle el ánimo, había descubierto que sus bromas pesadas eran una forma de distraerte de lo que en verdad estaba ocurriendo, era su extraña forma de decir "me preocupo por ti".

-Y tu haz estado más parlanchín -bromeó ella.

-Ya -dijo Levi ocultando una sonrisa. -Creo que hemos cambiado papeles.

Ella abandonó su antigua posición, y con un simple movimiento le quitó la pequeña taza de las manos a Levi, dejándolo con una protesta en los labios y un gran ceño fruncido.

Caminó divertida a través de la oficina de Levi, parándose en las puntas de sus largas botas negras y canturreando canciones infantiles del subterráneo, hasta llegar a el área que el capitán había dispuesto para el té, allí una tetera de loza blanca la esperaba con agua hirviendo y un aroma a hierbas.

-No cambies de tema, Giselle -ordenó Levi desde el otro lado de la habitación. - ¿Qué es lo que esta ocurriendo?

La sonrisa infantil de la castaña desapareció en un instante, sabía que aquella conversación había quedado pendiente entre ellos mucho antes de la misión, y a pesar de que ya había tenido conversaciones aún más difíciles con Levi, como su declaración de amor el día anterior en la habitación del capitán, comentarle que había presenciado un asesinato era algo que simplemente no se le hacía tan fácil.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now