27. Titanes - Parte III

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Titanes – Parte III

- ¡Ir por el titán colosal! -gritó Hange en el momento en que se dio cuenta que el cuerpo de Ymir y uno de sus soldados había sido devorado.

Giselle, quién aún era sostenida por la mano de Hange, apretó el pequeño botón que dejaba escapar el gas y salió volando lejos de la líder de escuadrón en dirección al titán colosal.

Este era su momento.

Encajo su equipo tridimensional en la larga mandíbula del colosal, el cual la observaba fijamente con esos pequeños ojos castaños y depresivos que Giselle había visto hace un par de horas, él se movía inquieta y lentamente intentando alejar a los cinco o seis soldados que cortaban parte de su piel.

Sin embargo, era casi imposible acercarse, el cuerpo del colosal exsudaba un calor tan intenso que la propia respiración de cada uno de los soldados poco a poco iba fallando.

-¡Devuélvelos, maldito! -gritó Giselle encajando parte de su cuchilla en la mandíbula de Bertolt. -¡Devuélvelos!

Bertolt se encontraba atrapado, si no hacía algo con rapidez la legión terminaría pronto con él, y Reiner no se encontraba cerca como para cubrirle las espaldas. Observó a su alrededor con ojos de furia, tenía unos seis soldados revoloteando y a Giselle Church enterrando sus cuchillas por todo el cuerpo con ira.

Debía hacerlo, era su única forma de escape, aunque sabía que aquello conllevaría muchos daños para los inocentes soldados, pero el debía luchar, no solo para volver a casa, sino que para mantener viva la esperanza de un mundo mejor a su familia.

Respiro con profundidad, y sin siquiera dignarse a mover un centímetro de su cuerpo, elimino un ardiente vapor de su cuerpo que quemó en parte a los soldados que se encontraban a su lado.

Giselle sintió como su cuerpo lentamente pasaba a ser una bola ardiente de carne, y como el calor le consumía hasta lo más profundo de sus entrañas. Con la poca fuerza que le quedaba, se impulso lejos del vapor y se deslizó hasta los pies de los soldados que observaban la escena horrorizados.

-¡No, Giselle! -gritó Hange acercándose hacia su amiga.

Nunca había sentido un dolor tan agudo, era como si mil agujas estuvieran perforando la fina capa de piel que cubría su cuerpo. Se retorció de dolor sobre el frío asfalto del muro mientras maldecía al aire, aunque ese no fuera buen momento para recordar a Levi, se le vino de inmediato a la cabeza el sermón que le daría una vez que se entere de lo sucedido.

Hange, quién intentaba soplar aire frío a la piel quemada de Gi, analizó sus opciones con detenimiento. No tenía suficiente tiempo si es que quería salir con vida de ese lugar, y aún más si quería cuidar de sus queridos amigos, por lo que debía ir a la misma batalla y apoyar a Eren en la lucha.

-Historia -llamó a la rubia haciéndole pequeños gestos.

-Si -dijo esta corriendo hacia el cuerpo de Giselle.

-Quédate aquí con Giselle, y procura cuidarla bien ¿sí?

-Si, por supuesto.

-Bien -murmuro Hange observando con tristeza a su amiga. -Es increíble como sigue emitiendo calor, pero en algún momento tendrá que emerger -dijo frente al titán colosal. -Ya no es posible encarcelarlos, así que hay que estar preparados para matarlos.

Armin, quien se encontraba escuchando atentamente a la líder de escuadrón, se sorprendió ante sus crudas palabras, principalmente, porque después de haber convivido tanto tiempo con Reiner y Bertolt no se imaginaba el matarlos a sangre fría, aunque ellos fueran el titán acorazado y colosal, quienes masacran su ciudad natal.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now