26. Como una ventana

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Como una ventana

De por sí Jean Kirschtein siempre había tenido cierto nivel de autocontrol sobre él, incluso, después de la muerte de Marco, había intentado practicar la meditación para controlar sus impulsos de ira y convertirse en el líder que su amigo creía que era, en honor a él y su recuerdo.

Nunca imagino que aquello se acabaría gracias a una pequeña soldado élite de brillantes ojos azules.

En el momento en que cruzó la endeble puerta caoba hacia la oficina improvisada de Hange Zoe él ya tenía en la mira su objetivo, por lo que no le fue difícil acercarse a ella y tomarla por el cuello de su uniforme hasta levantarla por los aires, y balbucear palabras sin sentido hacia una asustada Giselle.

A pesar de haber sido solo unos segundos en los que mantuvo a Giselle Church en el aire, debido a la furiosa interrupción de el capitán Levi, él sintió como si todo hubiese pasado tan lento que el mundo a su alrededor se congelaba.

Los grandes ojos de la soldado élite que había conocido en el distrito Stohess lo miraban fijamente, eran de un profundo color azul en el cual el rostro angustiado de Jean se reflejaba, tenía unas largas pestañas negras que enmarcaban su penetrante mirada y pestañeaba lento y confundida.

Eran los ojos más bonitos que había visto en su vida.

Sin embargo, no era solo eso lo que llamaba profundamente la atención de Jean, sino las gigantes lagrimas que corrían por sus mejillas y el sentimiento de arrepentimiento que lo atravesaban. Giselle tenía de aquellas miradas en donde se podía observar su alma, se veía honestidad a través de ellos, era como una cristalina ventana a sus pensamientos.

Y entonces, ya no pudo hacerlo, porque entendió que aquella hermosa y pequeña soldado que tenía frente a él estaba arrepentida al punto de agonizar en ese sentimiento.

Cuando el tiempo volvió a su natural cause, la patada que Levi le había dado en el estomago para alejarlo de Giselle lo había impactado al fin, haciéndolo retroceder en segundos y chocar con algunos estantes de la oficina.

-Parece que alguien quiere que lo convierta en mierda de titán -murmuro Levi dando un paso decidido hacia Jean.

La mirada del capitán Levi estaba ennegrecida, su boca se torcía en una tensa mueca y sus puños se encontraban cerrados con fuerza apuntando en dirección al rostro de Jean, él se veía completamente cabreado, se veía peligroso.

El novato, aún en el suelo, retrocedió con poco éxito evitando que Levi se abalanzará sobre él y lo matará a golpes.

-Capitán... -dijo Jean susurrando asustado.

A pesar de que Jean Kirschtein le sacaba casi dos cabezas completas a Levi, y posiblemente tuviera alguna posibilidad de escapar, se estaba enfrentando al soldado más fuerte de la humanidad y lo había cabreado lo suficiente por tocar a una de sus subordinadas, la última de su pequeño equipo élite.

Levi llevó con fuerza su puño al pómulo izquierdo de Jean, musitando groserías hacia el novato, mientras este cerraba los ojos con fuerza esperando por la ira del capitán.

Él nunca había sentido tanto dolor en su vida, ni siquiera después de los largos entrenamientos que había tenido en sus días de cadete, la fuerza del pelinegro capitán estaba en otro nivel, y estaba completamente seguro de que eso dejaría más de una marca permanente en su rostro.

- ¡Levi! -gritó Giselle Church jalando de la chaqueta beige del capitán. -Ya basta, estoy bien.

Jean abrió los ojos en sorpresa, ante la manera tan natural de hablar que tenía Giselle Church con su capitán, lo trataba como si fueran iguales, como si estuvieran más que comprometidos con la legión de reconocimiento.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora