37. La cruda realidad

1.6K 194 50
                                    


37

La cruda realidad

El día, y mayor parte de la noche, había sido terriblemente cansadora para Levi y Giselle, principalmente porque habían pasado gran parte del tiempo en el subterráneo del refugio interrogando a la policía militar que osaba ponerse en su contra. Ahora tenían un pequeño descanso gracias a Hange, quién se hacía cargo del ultimo hombre que guardaba el secreto tras la captura de Historia y Eren.

Estaban cercanos a la verdad.

-Entonces, después de encontrar a Eren e Historia -repitió Levi.

-Si, encuentro que es lo correcto -comentó Giselle bajando las escaleras de piedra hacia el comedor. -Encontrar a Eren e Historia y luego casarnos, así podremos disfrutar más el día.

-¿Disfrutarlo? -preguntó el con una sonrisa.

-Por supuesto -respondío la castaña sacudiendo su largo cabello al aire. -¿Qué piensas? Que me casaré y luego iré de nuevo a la base militar, ni soñarlo, nos casamos e iremos de viaje a alguna cabaña escondida, al menos unas horas.

Levi sonrió feliz y satisfecho, no quería presionar mucho a su futura esposa, ni mucho menos con arreglos cutres sobre una boda que no tenía fecha definida, pero, escucharla hacer planes que solo los involucraba a ellos le causaba una felicidad tremenda.

Giselle saltó el último escalón de piedra hacia el comedor antes de sobresaltarse por un ruido estremecedor proveniente de la oscuridad, era Hange quién había pateado con furia las escasas mesas de madera que se distribuían en el lugar.

Ella se acercó con cautela hacia Levi y Giselle, mientras los observaba apenada y con grandes ojeras bajo sus castaños ojos. Por un microsegundo Gi se sintió culpable, principalmente porque ella estaba en una completa burbuja de felicidad y sueños con Levi mientras sus compañeros sufrían alrededor suyo, se sentía egoísta.

-Siento haberlo desordenado todo -dijo posicionando sus gruesos lentes sobre el pequeño y estrecho puente de su nariz. -Había una cucaracha -mintió.

Gi quiso decir algo, o tal vez simplemente abrazarla, pero Hange se veía muy apenada y cerrada a platicar sobre lo que realmente estaba sucediendo en su interior. Suspiró. No sabía como ayudar a su amiga, ni mucho menos como confortar a todos alrededor, estaba cayendo lentamente en un pequeño colapso mental.

-Ya veo -respondió Levi con un tono de voz escéptico. -Tu golpe la habrá hecho pedazos.

La castaña sonrió, había entendido que Levi optó por darle un espacio a Hange, sobre todo cuando el pelinegro giró sobre su propio eje y se devolvió por las mismas escaleras que segundos antes bajaban en una imperturbable felicidad.

-Recuerda contárselo a ellos también -mencionó haciendo énfasis en el "ellos" recordando al equipo élite que se reunía a un lado de la pequeña hoguera.

-Oh, cierto, casi se me olvida -murmuró Hange mientras seguía los cuerpos cansados de Levi y Giselle. -Por cierto, ¡felicidades! No había logrado decirlo.

-¿Cómo supiste? -preguntó Levi con la voz ronca.

-Los oí, pero preferí no interrumpir -dijo sonriendo. -¿Quién lo diría, eh? El infame capitán Levi y la hermosa Giselle Church casados.

Giselle sonrió ante esas palabras, porque sus expectativas de vida hace un tiempo era solo respirar y comer, y ahora, ahora ella estaba pensando en formar una familia, una vida tranquila y feliz aún lado del hombre que logró enamorarla y entregarle lo que nunca tuvo, amor.

Estaba impaciente, no quería mentir, quería encontrar a Eren e Historia lo más pronto posible para poder finalmente ver a su hombre, en su elegante traje militar, con las múltiples medallas que de seguro tendrá colgando en el pecho. Pero la realidad era distinta, ellos aún se encontraban en esa espantosa y fría cabaña de piedra, en medio de una junta, comunicándole a su escuadrón que el plan de Rod Reiss era devorarse al chico titán y robarle sus poderes.

¿Cómo es que eso era siquiera posible? Giselle no lo entendía, todo era demasiado extraño para ella y, en realidad, para todos, así que la mejor opción que se cruzó por su mente fue desconectarse de la realidad unos minutos, al menos para soñar despierta con sus futuros días felices.

-Gi -llamó Jean jalándola de la manga. -¿Es eso verdad? -preguntó en un susurro.

Ella parpadeó un par de veces, para lograr enfocar la situación en la cual se encontraba. En medio de la sala de estar, a un lado de la chimenea, rodeada de su escuadrón y con Jean confuso a un lado.

-¿Qué cosa? -preguntó ella observando por sobre sus pestañas.

-¿Cómo que cosa? -dijo él sorprendido. -Lo de Eren siendo devorado, ¿Gi, estas bien?

Claro, pensó Giselle en su fuero interno, ellos estaban comunicando la noticia y las pistas que lograron sacarle a la policía militar.

-Lo es, Jean -dijo suspirando. -Desafortunadamente, tenemos poco tiempo.

Esa era la cruda realidad, no estaban rescatando a alguien que querían para otro bando o para experimentar con él, Eren no tenía esa opción, la legión de reconocimiento ahora se encontraba en una misión por salvar la valiosa vida de Eren Jaeger, y no sabían cuánto tiempo tenían, o si seguía con vida.

-¡Alisten sus cosas! -ordenó Levi. -Partiremos a las tierras de Rod Reiss.

Ese fue el último día en que la legión de reconocimiento pudo actuar con algo de libertad y mostrando sus rostros a la luz pública, porque a las horas de haberse descubierto la verdad sobre los planes de Rod Reiss, el comandante de la legión, Erwin Smith, había sido encarcelado por alta traición, por el asesinato de un humano en medio del distrito de Trost.

Claramente todo era una vil trampa de la policía militar, era algo obvio para el capitán Levi y su segunda al mando, Giselle Church, principalmente porque el asesinado era Dimo Reeves, quién los había ayudado a atrapar a los policías torturados días atrás.

Ahora se encontraban en medio del bosque, a unos kilómetros del distrito Trost, con gruesas capas sobre sus rostros intentando ocultar lo más posible sus identidades, este era el momento donde debían actuar estratégicamente, no como locos.

-La legión esta desmantelada -comentó Levi a Giselle quién se encontraba a un lado de él revolviendo el fuego.

-¿Crees que lo lograremos, Levi? -preguntó Gi con la mirada fija en el pelinegro.

Él la observó, con toda la paciencia que se había acostumbrado a tener hacia Giselle, porque ahora el debía apoyarla emocionalmente, por siempre, porque así lo había decidido. Ella se veía cansada, con sus grandes ojos azul de cervatillo en una grave expresión de angustia, tenía incluso sus rosados labios en una pequeña mueca que demostraba tristeza.

Se acercó, pasando uno de sus grandes brazos por sobre los delgados hombros de su prometida.

-Estaremos bien ¿vale? -murmuró muy cerca de su oído. -No permitiré que nos pase algo malo, menos si estás tú a mi lado.

-Levi...

-¡Llegamos con las provisiones! -gritó Armin acercándose con precaución. -Están todas las carreteras cerradas -explicó.

-Tomamos esto -dijo Mikasa entregándole un pedazo de papel a Levi. -Están desprestigiando la legión.

-Y tu imagen -comentó Gi entre risas. -Definitivamente no te ves de esta forma -apuntó el pobre intento de dibujo de Levi que la imprenta había decidido trasmitir. -Es una abominación.

Levi empujo levemente el brazo de Giselle con una sonrisa para luego dirigirse hacia el escuadrón, ella sintió un pequeño destello de esperanza, de que entre todo el caos que se estaba formulando alrededor de ellos, podrían encontrar la paz. 

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now