38. Aliados y un Ackerman

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Aliados y un Ackerman

Nota: Capítulo extra largo, espero lo disfruten. 

Era difícil vivir en ese mundo cruel, eso Giselle Church lo sabía muy bien, siempre tenía que estar dos pasos por delante de su enemigo y confiar en un selecto grupo de personas, por el contrario, terminaría muerta en una fosa común como la mayoría de sus conocidos en el subterráneo.

Era difícil vivir en ese mundo cruel, y ahora, que formaba parte del escuadrón élite creado por el capitán Levi, lo era mucho más. Había visto muertes, traiciones, amigos convertirse en enemigos, humanos transformándose en titanes, pero nada la había preparado para lo que estaba viviendo en ese momento.

La legión de reconocimiento siendo totalmente desprestigiada en manos de la corona y la policía militar.

No tenían aliados, solo ese pequeño grupo de soldados medianamente preparados para cumplir con misiones del estado y salvar a las personas más importantes que Paradis tenía hasta el momento. Debían buscar alguien en quién confiar desesperadamente, al menos para conseguir información valiosa que les proporcione alguna victoria, y acercarse aún más a Eren e Historia.

Al menos en eso era lo que pensaba Giselle Church, mientras buscaba con leve ansiedad en su pecho a su compañero y amigo Jean Kirschtein, quién había desaparecido con los dos novatos de la policía militar a quienes habían aprisionado hace algunos minutos.

Sus nombres eran Marlo y Hitch, unos adolescentes de facciones seguras y aura depresiva quienes enfrentaron con valor a la legión de reconocimiento. Novatos que habían tenido la mala suerte de encontrarse con ellos en medio del bosque, novatos que habían enviado en busca de los soldados más peligros de la humanidad.

Pobres, pensó Giselle, la legión enviaba a su carne débil en busca de los fugitivos más buscados del momento.

-¡Aléjate de él, cara de caballo! -gritó una chica a unos metros de distancia de la posición de Gi.

-¡No, Hitch!

No hacía falta que Giselle los tuviera en frente para reconocer sus identidades, era tan fácil como escuchar que habían nombrado el peor apodo de su mejor amigo, lo que le causaba algo de gracia y tranquilizaba sus angustiados nervios.

Se acercó con lentitud, pisando con suma delicadeza el abundante césped que rodeaba lo más profundo del bosque, intentando evitar que sus gruesas botas negras militar hicieran el mínimo sonido. Quería sorprender, o al menos intentar entender que es lo que estaba ocurriendo para que Jean se encontrara en el suelo con un gran golpe en su frente.

Debía tomar su posición como segunda al mando del escuadrón, y esa era la oportunidad perfecta para plantarse firme y tomar decisiones, por algo Levi le había dado esa confianza.

-¡Solo me estaba poniendo a prueba! -explicó Marlo hacia su compañera, con notoria angustia.

En ese momento Giselle se revelo a si misma ante los jóvenes policías, quienes se observaban mutuamente casi como si compartieran pensamientos telepáticamente. Marlo puso un pie frente el cuerpo de Hitch, protegiéndola de lo que sea que la castaña tuviera en mente, pero en el momento en que Giselle se desvió de ellos y caminó con profunda preocupación hacia Jean, ignorándolos por completo, logró bajar la guardia.

-¿Qué ha ocurrido? -murmuró Giselle a su avergonzado amigo, quién se cubría el rostro con uno de sus grandes y largos brazos. -¿Por qué estas en el suelo, Jean?

-¿Qué habrías hecho si te hubiera atacado? -preguntó Marlo con un grito. -¿Por qué confiaste en mí?

-Porque me recordaste a un idiota que conozco -dijo Jean con pesar.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now