Sueños de libertad - Levi Ackerman.

24. Una nueva amenaza - Parte II

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Una nueva amenaza – Parte II

Cuando finalmente el titán femenino había caído esa tarde en Stohess, y todo parecía tomar nuevamente su curso, Levi no pudo frenar sus ocupaciones como capitán para acercarse a su amada Giselle, quién lo observaba frenéticamente asustada por la nueva amenaza de la muralla.

Por el contrario, él simplemente debió sonreírle desde lo lejos intentando entregarle la poca fuerza que le quedaba y continuar, a Levi se le necesitaba con urgencia en el cuartel general de la legión.

El pastor Nick, quién pertenecía a una congregación adoradores de las murallas, poseía información valiosa para mantener al titán entre esas paredes, la cual había compartido frenéticamente con la líder de escuadrón Hange Zoe.

Al parecer el titán se encontraba durmiendo y el sol lo despertaba de su largo sueño.

Cien años durmiendo, pensó Levi curioso, quién diría que detrás de esos grandes muros de concreto se encontraban miles de titanes colosales.

Ese pensamiento lo había dejado helado por unos minutos, mientras caminaba en silencio tras Erwin Smith, ahora era el momento en donde debían cuidarse las espaldas, mucho más que en años anteriores, porque esta vez se les culparía de la destrucción de Stohess en manos de Eren Jaeger.

-Por el momento cubriremos al titán con capas -habló uno de los soldados del escuadrón de Hange. -Tomaremos medidas cuando se ponga el sol.

-Bien -respondío un pacifico comandante.

- ¿Qué deberíamos pensar al respecto? -preguntó uno de los soldados. -Jamás imagine que hubiera un titán en la muralla.

-Nadie lo imaginaba -dijo Erwin con su característico tono de voz calmado. -Solo había gente que sabía y gente que no.

- ¿Qué? -hablaron los soldados al mismo tiempo.

Levi comprendía el aturdimiento de los soldados, el comandante no era una persona que hablara con suma claridad, siempre iba con sus mensajes ocultos por delante y con información secreta y privilegiada que el pelinegro capitán no sabía de donde sacaba.

Erwin no le doblaba mucho en edad a Levi, por lo que no llevaría varios años en la Legión de reconocimiento y en la milicia como para tener ese nivel de contactos provechosos, sin embargo, Levi se lo atribuía al innato liderazgo del comandante.

Nadie podía negarse a Erwin Smith.

- ¿algún otro reporte? -preguntó Erwin a puertas de su oficina.

Los ojos de ambos soldados se encontraron por unos segundos antes de responder, confusos con la actitud displicente de Erwin, pero, como acostumbraban, dejaban sus dudas ahí y se mantenían en silencio ahogando las miles de preguntas que surgían en sus mentes.

-No, comandante Smith -respondieron al unisonó.

-Se pueden retirar.

Levi observaba todo desde una distancia prudente, aún llevaba su traje negro encima y algunas manchas de polvo que los escombros del distrito Stohess le habían dejado como recuerdo, se sentía en gran medida incomodo, deseaba pronto ir a la ducha y limpiar todo ese desmadre de su ropa.

Limpio disimuladamente vestigios de polvo de su pantalón, antes que Erwin Smith abriera la gran puerta de caoba que separaba el oscuro pasillo de su oficina.

Conocía de memoria ese lugar, principalmente porque Hange y él eran parte del círculo de confianza de Erwin Smith, pero, también porque el comandante no era solo quién estaba al mando, era también su mejor amigo.