Sueños de libertad - Levi Ackerman.

34. Kenny, la leyenda - Parte II

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Kenny, la leyenda – Parte II

Unos callejones más allá, sobre un pequeño tejado, se encontraba el nuevo equipo élite preparado para las siguientes ordenes de Levi y el encuentro con la carroza en que los verdaderos objetivos se encontraban.

Eren e Historia, quienes yacían inconscientes en manos de uno de los subordinados de Kenny.

Giselle se sentó en cuclillas en el alfeizar del tejado, con las cuchilla cruzadas sobre sus rodillas, un pequeño rasguño en su mejilla y la mirada atenta y preocupada en las calles del distrito Trost.

Necesitaba encontrar a Levi, tenía un pequeño presentimiento de que algo no estaba saliendo del todo correcto y acorde al plan, y no solo porque Armin literalmente había sido toqueado de una manera grotesca en la bodega, sino que, escuchaba a lo lejos pequeños gritos asustadizos de parte de los ciudadanos.

Sabía que no era por Levi, no daba esa clase de miedo, en realidad causaba más admiración por parte de los ciudadanos que temor, entonces algo más debía estar ocurriendo.

Algo muy malo.

Pensó en la pobre Historia Reiss, aquella diminuta mujercita de brillante cabello rubio que había calado en lo profundo de su corazón. No solo porque Historia la consideraba una heroína, sino que también, aquella chica había sufrido miserias igual que ella, había experimentado lo triste de la vida, y lo que más necesitaba era apoyo, al igual que Giselle, por lo que no tardo en encariñarse y transformarse en su amiga más cercana dentro del escuadrón.

-Hey -escuchó tras ella, era Jean, a quién también consideraba parte de sus amigos cercanos. -¿Estas bien?

-Si -musitó Giselle con la mirada fija en Trost. -¿Por qué preguntas? Eres tú quién fue secuestrado -dijo divertida.

-Muy graciosa -respondió Jean rascando su cien y mirando deliberadamente hacia Mikasa Ackerman. -Lo digo porque, no dejas de tiritar, sé que tienes mi...

-No lo digas.

-Esta bien tenerlo -dijo Jean sentándose a un lado de ella. -Yo se que es por el capitán ¿puedes decirme que ocurre?

Jean era esa clase de personas que Giselle simplemente no podía odiar, ni por mucho que él la molestará constantemente con bromas infantiles durante su encierro en la cabaña del bosque, le gustaba esa altanería suya y el demostrar que era el mejor en diversas situaciones, cuando él mismo sentía miedo y dudas la mayor parte del tiempo, admiraba eso de él, quería incluso imitarlo.

No entendía como es que de una situación tan horrible, como el asesinato de Marco Bott, había podido surgir una amistad tan fuerte como la de Jean y ella, pero allí estaban, apoyándose incondicionalmente el uno al otro.

-Tengo un mal presentimiento -dijo Giselle mirándolo por primera vez. -Eso es todo.

-¿Es tu sexto sentido de enamorada? -se burló esta vez él. -¿o estás hablando enserio?

Giselle masculló molesta y golpeó el brazo izquierdo de Jean con diversión, sabía que su amigo intentaba animarla, desconcentrarla un poco de todo lo que estaba ocurriendo, y lo que probablemente le estaba pasando a Levi. Así que lo agradeció en silencio.

Desvió nuevamente su mirada hacia los callejones de Trost en busca de su capitán, en busca de alguna señal para correr hacia él y apoyarlo en la lucha.

Pero algo llamó su atención, al igual que cierta castaña.

-¿¡Escucharon eso!? -gritó Sasha apuntando a una dirección en específico.