24. Una nueva amenaza - Parte I

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Una nueva amenaza – Parte I

El tumulto de soldados novatos que se apresuraban a observar el gigante rostro trás la muralla, llevaban, con su peso, el cuerpo de una confundida Giselle hacía la horda de personas al pie de la gran estructura de concreto.

La mayoría de los allí presente murmuraban un popurrí de groserías, principalmente porque lo que parecía ser la única protección que tenían contra los gigantes monstruos devora hombres, se había transformado rápidamente en una nueva amenaza.

Hange Zoe, quién había quedado como encargada del cuerpo del titán femenino, observaba con la boca semi abierta al gigante rostro del titán colosal que los analizaba, en una inquietante agonía, con sus penetrantes ojos oscuros.

- ¿Un titán? -murmuró uno de los soldados que se encontraba a un lado de Giselle. - ¿Qué hace dentro de la muralla?

El pacífico momento antes de la tormenta pronto estaba finalizando, y Giselle era testigo de cómo el ánimo del lugar poco a poco cambiaba hacia un ambiente de desesperación y miedo.

Los murmullos resonaban con gran fuerza entre la gran cantidad de personas amontonadas, algunos incluso comenzaban a gritar groserías al aire, el latido frenético de sus corazones hacía un eco ensordecedor en los oídos de la soldado élite quién solo observaba todo desde su poca segura posición.

-Moriremos todos -susurraba una chica de cabello corto. -Moriremos todos aquí mismo.

- ¿Qué? -preguntó Giselle a la chica. - ¿De que estás hablando? Nadie morir...

- ¡moriremos todos! -gritó tomando la mano de Giselle. -Es el fin, el fin, debo irme.

- ¡No! ¡Alto! -rogó Giselle a la chica.

Esta la observó con sus grandes ojos cafés inyectados en lágrimas y terror, su pequeño cuerpo temblaba bajo las grandes capas del uniforme de la legión de reconocimiento haciendo que sus espadas chocaran con las enormes reservar de gas que colgaban de sus delgadas caderas creando un molesto retintín repetitivo.

-Debes calmarte, lo solucio...

El cuerpo de la chica se movió agresivamente hacia atrás, soltando la mano de Giselle Church con una furia desmedida y haciendo, al mismo tiempo, un ademán de tropezar con sus propias botas.

- ¡No! -gritó Giselle sosteniendo nuevamente la mano de la chica entre las suyas. - ¡Ayuda!

La soldado enterró sus cortas uñas en la blanquecina piel de Giselle, lastimándola en el proceso y dejando una ardiente y perpetua marca de miedo sobre ella, la pequeña y débil soldado se había desmayado a los pies de una nerviosa y confundida castaña.

Se dejó caer a un lado del cuerpo inmóvil de la chica, sin embargo, nadie acudía a ayudar a la pobre soldado, ni siquiera a prestarle una mano para levantar el cuerpo del frío suelo, todos prestaban una metódica atención al titán que movía sus ojos deliberadamente.

Un viejo hombre con una larga túnica oscura paso corriendo desesperadamente por un lado de Giselle, pisando en el proceso parte de las espadas que colgaban del cuerpo de la inmóvil chica. Este se acercó a la líder de escuadrón Hange Zoe, quién alucinaba nerviosa con el nuevo descubrimiento, y la detuvo con su gigante mano, cubierta en oro y diamantes, en simples segundos, era el pastor Nick adorador de las murallas.

- ¡Que no le llegue...la luz del sol al titán! -jadeó esas simples palabras antes de caer rendido por el cansancio.

Giselle observó como el rostro de Hange se deformaba, tenía la leve impresión que esa nueva información más que causarle alivio le desesperaba, el pastor Nick tenía información sobre el titán de la muralla que no había compartido con nadie, información que seguramente hubiera salvado a gran parte de la humanidad si se compartiera adecuadamente.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now