30. Al filo

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Al filo

Mientras tanto en Trost, un grupo de soldados de la policía militar se jactaban y apostaban que podrían vencer a la gran población de titanes que seguramente venía viajando nuevamente hacia la muralla, querían demostrar que eran los mejores, mucho mejor que la estúpida legión de reconocimiento.

-Venga ya, ¿no decían que era una emergencia? -dijo uno con una sonrisa burlona.

-Ya...y estamos aquí tan tranquilos -respondió otro militar burlándose de los soldados de reconocimiento que se encontraban cercan.

-¡Oye, Levi! -gritó el primer soldado acercándose hacia el capitán de la legión. -¿Dónde esta nuestra presa?

Levi, quién ya se encontraba cabreado de ser el niñero del pastor Nick, se giró con su habitual expresión de aburrimiento y bufó por lo bajo, si había algo que odiaba con creces eran los pretenciosos, debiluchos e inútiles soldados militares, desde el subterráneo los aborrecía, sobre todo por su ineptitud y corrupción.

-¿Qué pasa? -preguntó apoyando su cuerpo con un brazo. -¿Les molesta la tranquilidad?

Observó fijamente al trío de ineptos quienes abrían sus bocas sorprendidos por el tono hostil de Levi, si bien sabía que solo eran unos inútiles hombres intentando llamar la atención entre las filas de soldados de reconocimiento, no podía evitar ser cruel.

-Lo siento, no podrán conocer a vuestros esperados titanes -dijo Levi con sarcasmo. -Puede que esta vez no haya habido suerte, pero, hay oportunidades de explorar más allá de los muros ¿Por qué no se unen a nosotros y se enfrentan a los titanes cara a cara?

Intentó sonreír, para agregarle un efecto más dramático a sus palabras, sin embargo, aquella simple invitación ya había causado el sentimiento que el quería: vergüenza.

Se observaron incomodos frente a la perturbadora mirada azulada de Levi, quién no usaba su típico uniforme de la legión, sino que un pulcro traje negro que combinaba con una brillante cadena que colgaba de su bolsillo.

Era el collar de Giselle, el que tenía forma de luna llena y le pertenecía a Camille Hook hace un tiempo.

Ellos lo habían decidido de esa forma, cada vez que lucharan separados, o se encontraran en misiones completamente distintas llevarían algo del otro, tal vez de ese modo no se sentirían tan nerviosos por la distancia, quizás eso les ayudaría a actuar con mayor claridad y cuidarse de mejor manera para regresar pronto a los brazos del otro.

Él esperaba que Giselle estuviera bien, queria ver luego sus grandes ojos de cervatillo.

-¡La avanzadilla acaba de llegar! -anunció un soldado anónimo. -¡Avisar al comandante Pixis!

Levi abrió su boca en sorpresa, sin embargo, oculto su nerviosismo ante el nuevo reporte, simplemente se quedó allí sentado en la carreta frente al pastor Nick, impaciente para conocer la realidad de Giselle.

Un pequeño grupo se arremolino entre los dos soldados que habían llegado a caballo hacia Trost, eran Sasha Blouse y Antón Druskin, quienes jadeaban cansados y se ahogaban con la fría cantimplora de agua que el comandante Pixis les había proporcionado.

Si Antón estaba allí solo significaba una cosa, había sido enviado por Giselle, ella solo le confiaría el reporte a su amigo más cercano.

Levi se bajo de la carreta con normalidad y camino, con ambas manos en los bolsillos, hacía el grupo de soldados que esperaban ansiosos por el reporte.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now